La peor idea, en el peor momento

Este sábado habrá boxeo desde Nicaragua. Será una cartelera que perfectamente puede ser catalogada de semiprofesional, el evento tiene el patrocinio del gobierno y será transmitido por ESPN. En cualquier otro momento este episodio tendría un solo valor, más que nada para la estadística histórica: será la primera vez que ESPN transmitirá boxeo en vivo desde Nicaragua. Sin embargo, las circunstancias dramáticas que vive el mundo y del cual este deporte no es ajeno en absoluto, hacen que este evento en vivo cobre otra dimensión. Una triste e inexplicable dimensión.

¿Es correcto asistir, desde toda una Latinoamérica confinada, a un evento que ocurre en el único país de las Américas, donde el estado impulsa a contramano una normalidad artificial entre sus habitantes? ¿Es aceptable asistir a un evento en vivo, donde los protocolos son dudosos si tomamos en cuenta que ya en la concurrida conferencia previa no se vio un solo tapabocas, no se vio un mínimo de distanciamiento social entre los boxeadores y la nutrida asistencia, ni ninguna medida asociada a la realidad de una pandemia que contagia y mata gente en todos los países?

El presente video critica este evento y fundamenta su crítica a lo que se entiende es, desde el lugar que se mire, una decisión torpe, apresurada e inconsciente. Como lo alertamos al inicio mismo del video, si el fin era ayudar a boxeadores que parte de su sustento lo logran del boxeo, precisamente, ¿por qué no utilizaron parte de la inversión del patrocinador en ofrecerles a cada uno un subsidio del estado sin necesidad de colocarlos en tan alto riesgo? A ellos, a sus esquinas, a los oficiales del ring, a la prensa y sobre todo al público que asista de manera gratuita.

En el video analizamos la repercusión de esa velada, el papel de ESPN que se suma a una experiencia de impredecibles consecuencias y que necesariamente va a contramano de la prédica actual de todos los medios que tienen a sus empleados trabajando desde sus casas.
IMPORTANTE: Es bueno dejar en claro que el presente trabajo está enfocado al daño humano y deportivo que podría provocar esta iniciativa y asume la política gubernamental, que alienta un evento tan desatinado, como parte fundamental del problema. Curiosamente, quien debe solucionar es quien complica.

Paradójicamente, soy un profesional que en su momento debí admitir que, si bien no debe ser equiparada a ‘la Madre Teresa de Calcuta’, la política al final del día no es ‘el diablo personificado’ que uno imagina para el boxeo. En 2017 mientras perseguía la búsqueda de argumentos mediante testimonios, que me permitieran probar mi teoría de que la política nunca debía mezclarse con el deporte, me topé de frente con una realidad que me demostró lo contrario y debí admitir mi equívoco.

Fueron muchas entrevistas esclarecedoras, una de ellas, precisamente, a Rosendo Álvarez, ex campeón mundial y hoy exitoso promotor. En toda América Latina, malos o buenos dirigentes políticos, contribuyeron en mucho al desarrollo de este deporte, con apoyo, en dinero, en logística, con subsidios y con obras, grandes obras. Basta ver el escenario espectacular donde será realizada esa cartelera este sábado: el Complejo Deportivo Alexis Argüello.

La política a veces se mete en los deportes y hace cosas que uno debe agradecer para siempre. Pero, la política también a veces se mete en el deporte y mete las patas hasta lo más profundo de su inconsciencia. Esta es una de esas oportunidades. Ojalá no haya que lamentar el invento en un país que se jacta de tener controlado lo incontrolable y patrocina un verdadero desatino. Para colmo, de alguna manera lograron convencer a ESPN para que les de exposición continental.

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