LA ESPAÑA DE HOY Y EL BOXEO

IGNACIO ARA

Siempre que se pueda, hay que regresar: si hijo, al seno materno; si el asunto es de abandono de la actividad una vez noble y engrandecedora de la personalidad nacional, al recuerdo de tiempos mejores e imperecederos.

La España moderna, como decimos en Cuba, “está bien despachada”: con la guerra a la Fiesta Brava se desnudó la que “debe cuidarse de la otra España”; la representación máxima de una tradición indisolublemente ligada a la identidad nacional, sacrificada por… tanto legado cultural de relieve, muestra del valor y el estoicismo individual como reflejo del coraje popular, está acosada por partidos y grupos, tan fieros contra los valores tradicionales, que pretenden cambiar hasta la esencia varonil del español histórico para presentar al país como una extensión ‘amanerada’ de las nuevas tendencias decadentes, que controlan, por imposiciones políticas, hasta la forma de comportarse en cuanto a orientación sexual desenfrenada. Contra los toros y por el matrimonio homosexual, porque ‘el animalito sufre mucho…’ por favor.

¿Es esa la España que se merecen los españoles ‘modernos’? o ¿Sí?

Sergio ‘Maravilla’ Martínez, argentino, uno de los mejores pugilistas de la actualidad sin fanfarrias ni exageraciones mediáticas; que ha necesitado ridiculizar a base de velocidad, instinto e intuición a algunos de los considerados ‘atracciones taquilleras’ para que se le reconozca su virtuosismo, declaró hace un par de años que el problema del boxeo era grave en la tierra de Concha Velasco, para el émulo moderno de Willie Pep, acogido de igual forma que el baracoense José Legrá durante los 60’s por el país ibérico, “los boxeadores españoles están huérfanos de apoyo y con una guerra mediática contra el boxeo por la casi total desaparición de este deporte de los medios”, que aparenta originarse en los cubiles del liberalismo pernicioso que cunde a una gran parte de la sociedad española de hoy.

La campaña antiboxeo se gesta en los sectores económicos que no ven filones de oro en un deporte cuya catedral está en América y, específicamente, en Estados Unidos; sin embargo, siempre fue así…

Las décadas de los 20’s, los 30’s y los 40’s fueron particularmente grandes para el boxeo, tanto en América como en Europa; eran los tiempos en que legiones de españoles seguían a Belmonte, al Gallo o a Ordoñez, tanto como al Divino Zamora o a Ignacio Ara, a Isidoro Gaztañaga o a Paulino Uzcudum. El pugilista era considerado otro héroe de galería, por lo tanto, ídolo de multitudes.

Pero, ¿Qué pasó? A la democracia, a la tolerancia, a las libertades civiles que a veces se convierten en vulgar ‘libertinaje’, no se le puede culpar porque el boxeo haya sido objeto del ‘apartheid’ deportivo que buscó, a como diera lugar, divorciarlo de la devoción popular. Nadie puede decir que la era postfranquismo sea la culpable; sin embargo, el Generalísimo apoyó al pugilismo y su relación con el cubano-español José Legrá es un ejemplo magnífico. Por lo que, el tiempo dorado del boxeo en España, alcanzó al oriental, a Carrasco y a Urtaín, quedando como en sueños los Pepe Luis, Sangchilli, Matías Fenoy Hilario Martinez…y los del período 1925-1945.

Tanto interesó el boxeo en España, que hasta el actor Tony Leblanc se arriesgó y promoteó alguna que otra cartelera con Urtaín de estelarista. Más atrás, durante los 50’s, un español, Higinio Ruiz, dio el salto a La Habana y logró insertarse en el importante y competitivo mercado cubano del boxeo profesional como entrenador y hasta tuvo como pupilos a dos de las glorias cubanas de este deporte: Pupy García y Florentino Fernández.

Alrededor de ‘Maravilla’ Martínez se pudo iniciar una resurrección del boxeo español en cuanto a planos estelares; sin embargo, no hubo el mínimo interés por mantener un deporte que, si bien es noble, lo es de ‘hombrecitos de arriba abajo’, por lo que, si a los toros los tienen ‘contra la soga y la guardia abajo’ ¿Qué se puede esperar?.

No hay emprendedores en función de mánagers o promotores; porque la prensa ‘del corazón y el jet-set’ desplazó de titulares la cara ensangentada del ganador para España de un pleito en Nueva York, por la de un amanerado Almodóvar entre ‘sus chicas’, elucubrando cuál otro argumento contra el orden social establecido tendrá su próxima película. Para este tipo de cosas sobra el dinero que necesita el boxeo.

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