Julio César Chávez Junior / Una actuación deplorable

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Foto cortesía: CHRIS FARINA / TOP RANK

Es triste asistir a un espectáculo en el que un deportista, con más entrega que talento, demuestra merecer la victoria, y comprobar cómo los jueces le arrebatan la gloria porque su rival tiene un nombre famoso.

No es la primera vez que ocurre en el boxeo, y sin duda lamentablemente seguirá ocurriendo, empero, lo acontecido anoche me indigna en sobremanera, porque el vencedor para los jueces, Julio César Chávez, Junior no solo ha recibido el regalo de una victoria que no merecía, sino que ha sido premiado por su falta de profesionalidad, absolutamente esperpéntico.

Seré conciso ya que no creo que un espectáculo tan bochornoso como el de anoche merezca demasiadas líneas. Tras adaptar el combate al peso que Julio César Chávez, Junior necesitaba para sentirse cómodo y no sufrir en el pesaje, asistimos a una actuación deplorable del ‘Hijo de la Leyenda’: carente de actitud, lento, sin aire y quejicoso.

En la otra esquina Vera, con más brío y entrega que técnica, le superó, si no abismalmente, sí claramente, y debió ganar. Ninguno de los dos se defendió, y mientras que el Junior sacaba dos, o tres manos por ‘round’, Vera llevaba el peso de la pelea realizando ataques mucho más persistentes.

Sí, es cierto, las manos que llegaban de Chávez eran más claras y hacían más daño, pero fueron muy pocas como para darle ganador. No tenía fuerzas; desde el ‘round’ 6 en adelante estuvo agotado, lo que produjo que un rival peor boxeador que él, ganara con diafanidad.

Besando los ‘rounds’ finales, creí atisbar un momento en el que si Chávez hubiera puesto algo más de actitud podría haber noqueado a un Vera que daba muchisímas facilidades para recibir golpes. Sin embargo, ese impulso final que habría hecho ganar al Junior con facilidad no llegó, y llegamos al final de la pelea sin ver más que una tímida reacción.

Fue una pelea tirando a mala, sin alardes técnicos, ni más golpes llamativos que los escasos zambombazos de poder del Junior. Con este desalentador panorama llegó la decisión de los jueces, y seré sincero, se olía robo en el ambiente: a un lado el mediático ‘Hijo de la Leyenda’, hombre capaz de generar dinero para ‘Top Rank’, al otro, un voluntarioso boxeador con poco que ofrecer en los ensogados. Al final, el atraco se perpetró.

Las tarjetas fueron las siguientes: Gwen Adair: 98-92, Carla Caiz: 96-94, Marty Denkin: 97-93. Nunca, en ningún universo, se puede dar ganador al Junior en este combate. Concediendo mucho, y si el árbitro le hubiese quitado un punto a Vera por los golpes bajos, quizás el empate habría sido plausible, pero para mi una victoria 96-94 para Vera hubiese sido lo más realista.

Pero claro, Chávez no podía perder en su retorno, hay mucho dinero en juego: revancha con ‘Maravilla’, Andre Ward, Gennady Golovkin… Una derrota le habría alejado de esos combates, y aunque ahora parezca que el robo le perjudica, en unos meses la máquina mediática se encargará de azuzar los árboles de la prensa para que den el fruto deseado, es decir, vender un Chávez centrado, bien preparado y con voluntad de redención.

Pero yo no voy a caer. Para mi el Junior es un púgil carente de profesionalidad al que no le importa la afición, ni la bandera ligada a su nombre ni el legado inherente a su apellido. Tiene talento, quizás no para ser uno de los mejores ‘libra por libra’, pero sí para ser un púgil aguerrido, peligroso y de nivel notable, sin embargo prefiere coquetear con las drogas y llegar a las peleas pasado de peso, él sabrá.

Lo único que lamento es que un tipo que sí ha sido profesional, que ha sufrido mucho para llegar preparado al combate y que hizo su trabajo perfectamente, se llevó a casa una derrota absolutamente inmerecida. Mucho debe cambiar en el boxeo, a veces demasiado. Un saludo.

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