Abel Sánchez si rebuzna para llamar la atención, Mikey García no debe pelear con Errol Spence

Ya lo había dicho varias veces en esta columna. Abel Sánchez, el entrenador de Gennady Golovkin, le ha dado por hablar de más y solo tarugadas para llamar la atención. Quiere que alguien lo “pele”. Nunca ha sido un Freddie Roach ni mucho menos Roberto Garcia. No es nadie. Nadie sabía quién era Sánchez antes que el GGG le cayera en las manos, y nadie lo recordará cuando se le acabe el tiempo a su boxeador, y esto está cerca. Chepe Reynoso, entrenador de Saul “Canelo” Alvarez, lo ha dicho mejor que yo usando un antiguo y conocido refrán mexicano: “Abel Sanchez habla y habla como rebuznan los burros de los ranchos para que los oigan y los tomen  en cuenta, porque de lo contrario si no rebuznan nadie les pone atención”.

Insisto, Canelo no necesita nada de lo que tiene el GGG, ni tampoco Chepe ni Oscar de la Hoya necesitan nada de lo que tienen Sánchez y Golovkin. Canelo no quiere ser como el GGG, no quiere sus títulos, y solo va a pelear con el kazajo por segunda vez porque el deporte es un negocio y este combate le dejará otra gran carretada de billetes. El Canelo es el lado A del negocio y debe ganar más que el lado B, que es el kazajo y su gente.

Los cinturones mundiales le importan muy poco al mexicano, porque con o sin títulos es el púgil taquillero y el que demanda el mejor billete. El que dice que pelea como mexicano está en la misma situación que su entrenador. El GGG habla por hablar sin decir nada. El Canelo va a pelear como a el le convenga en septiembre y no como el “rebuznante” y su peleador quieren que el mexicano pelee.

El tiempo se le está cayendo encima al kazajo. Que aproveche lo que ganará en este combate, porque nunca volverá a ganar este tipo de bolsas ante alguien más. En lo que se refiere a Sánchez, que le pida a Dios que le caiga otro GGG más adelante, porque pronto su figura como entrenador será irrelevante.

Mikey García podrá ser mejor boxeador que Errol Spence Jr., pero no le gana en fortaleza, ni en pegada en peso welter y tampoco le gana en las 147 libras. El californiano, quien tiene un serio compromiso en peso ligero ante Robert Easter Jr., debe concentrarse en este combate y dejar las habladas para otra ocasión. Mikey debe seguir combatiendo en las 135 libras para luego pasar a las 140, pero de aquí no debe subir. El invicto noqueador Mexico-americano dice que quiere pelear con los mejores, y que Spence, por calidad indiscutible, le ofrece el reto más difícil de su carrera y esto es lo que García quiere.

Terrence Crawford subió de ligero y welter junior hasta welter, pero una cosa es pelear con un Jeff Horn limitado en talento, que bautizarse en peso welter ante Spence, uno de los mejores libra-por-libra en el boxeo actual. El tejano es un rival peligroso para todos los welters del mundo. Para boxeadores más pequeños como Mikey Garcia, sería letal.

Su fulminante pegada es lo único que tiene el argentino Lucas Matthysse de su lado en su combate del sábado ante Manny Pacquiao. El filipino lo supera en todo lo demás. Después de este combate programado para el sábado, nos daremos cuenta que es lo que le queda a cada uno de los dos veteranos del ring. El ocho veces campeón subirá al ring en Kuala Lampur por primera vez sin su entrenador Freddie Rocha en su esquina y sin la promoción de Bob Arum. Ha sido obvio que el otrora torbellino asiático no ha sido el mismo últimamente, porque tiene más de 100 rounds que no noquea a nadie. Una derecha de Matthysse podría mandarlo al retiro. Del otro lado, una convincente victoria sobre el argentino solo le daría un poco de vida y de confianza falsa a Paquiao para creer que sigue vigente como peleador de primera línea. Le ronda un pavoroso nocaut como el que le propinó Juan Manuel Márquez a la vuelta de la esquina. Este es el destino de los boxeadores con muchas millas en el velocímetro que insisten en subir al ring cuando ya han dejado todo el sudor, sangre, agallas y su físico en el encordado.

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