Wilfredo Gómez / Indudablemente un gran guerrero

(Foto: Suministrada)

En un viejo documental, Bobby Muñoz Zayas médico de Tito Trinidad y Wilfredo Gómez, compartió un extracto de una conversación que tuvo con el “Bazooka” y que en pocas palabras definió quien era el como boxeador y en parte como persona:

“Si en algún momento yo veo que en una pelea a ti te pueden hacer daño y que peligra tu vida, ¿tu me permites a mi que yo pare la pelea? Me contestó, tu nunca me pares a mi una pelea porque yo voy a estar peleando y tirando golpes mientras esté vivo. Si muero, muero en el ring, pero no me pares nunca una pelea. Ese era Wilfredo Gómez”.

La veracidad de estas palabras se vieron cuando en la pelea de Rocky Lockridge, Angelo Dundee quien estaba en la esquina del “Bazooka”, pidió parar la pelea debido a las malas condiciones en que se encontraba el boricua. Pero este protestó y dijo que mataría al que detuviera el pleito.

Se le permitió seguir y Gómez ganó el combate, pero el precio fue muy alto dado que recibió mucho castigo que le dañaron las cuerdas vocales causa del porque se le dificulta hablar bien.
En su derrota ante Salvador Sánchez vemos como reacciona molesto cuando el réferi Carlos Padilla paró la pelea en el octavo round llegando Wilfredo incluso al llanto del coraje, por tal acción, fue un guerrero indudablemente, pero tal actitud le pasó una gran e irreversible factura.

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