Una detrás de la otra ¡hasta cuando con Las Vegas!

El pasado sábado 13 de mayo se produjo en Las Vegas una de las mayores arbitrariedades en el boxeo profesional que conllevó a una gran injusticia con el boxeador venezolano Ismael Barroso a quien se le detuvo una pelea sin motivo alguno en un momento en el que él iba venciendo en todas las tarjetas claramente; ayer, una semana después, otra injusticia en la misma ciudad vuelve a ser noticia, esta vez con el boxeador ucraniano Vasyl Lomachenko quien fuera despojado de un claro triunfo en su pelea contra Devin Haney y fuera privado de convertirse en campeón indiscutido de las 135 libras.

O sea, una detrás de la otra y lo más llamativo aquí es que no se ha visto respuesta por parte de la comisión ni por parte de organismos, no hay reacción alguna y parece que para ellos lo que fue, pues se queda así y punto moléstele al que le moleste y duélale al que le duela.

Dos situaciones que han generado protestas por parte de los equipos de los afectados, dos situaciones con evidencias y pruebas suficientes para protestar, pero con la posibilidad de aplicar aquí el viejo dicho popular: ¡Espérate sentado para que no te canses!

Y sí, muy bien los afectados podrían quedar esperando eternamente una reversión de las situaciones porque ya ha ocurrido más de una vez en Las Vegas, la mal llamada capital del boxeo y digo mal llamada porque sus representantes se han encargado de convertirla más bien en la capital de la corrupción del boxeo.

Lo de ayer en la pelea entre Lomachenko y Haney no tiene explicación como tampoco la tuvo lo del sábado pasado con Barroso y Romero. Cuando una pelea es cerrada y es difícil de puntuar, al final del combate aparecerán opiniones divididas, sobre todo los bandos que favorecen a cada boxeador, pero ayer ¡el mundo entero vio ganar a Vasyl Lomachenko! Un 98 por ciento de opiniones no solo populares sino de especialistas y grandes boxeadores: Jorge Linares, Shakur Stevenson, Timoty Bradley etc. consideraron un robo a favor del más joven, del boxeador de casa, del boxeador que favorecían las casas de apuestas, en fin, del boxeador del negocio y en contra del más viejo, el extranjero, del que acaso en poco tiempo ya esté retirado.

El abucheo final del público presente hacia Haney lo dice todo porque uno o dos pueden no estar de acuerdo, un grupo tampoco tiene que estarlo, pero cuando ¡el mundo entero! no está de acuerdo es por algo.

La semana pasada el villano fue Tony Weeks, esta semana lo fueron los jueces encabezados por un Dave Moretti que parece que estaba anotando otra pelea y que debería muy bien estar pensando ya en un largo descanso o ¿por qué no?, en un retiro. ¿Quedarán impunes estas atroces acciones boxísticas?

De no tomarse medidas drásticas por parte de organismos superiores, de no revertirse estos resultados al menos con sendas revanchas inmediatas y obligatorias, entonces sí podremos ratificar que de verdad el boxeo profesional va en picada por ser víctima como deporte de un monstruoso negocio que roza lo mafioso. Lo de ayer fue un bochorno al despojar a uno de los mejores boxeadores de la historia de una clara victoria. Le hicieron mucho daño a Lomachenko; esos señores lo destruyeron ¡Hasta cuando con Las Vegas!

¡¡Todo esto me deja sin más palabras!! El pasado sábado 13 de mayo se produjo en Las Vegas una de las mayores arbitrariedades en el boxeo profesional que conllevó a una gran injusticia con el boxeador venezolano Ismael Barroso a quien se le detuvo una pelea sin motivo alguno en un momento en el que él iba venciendo en todas las tarjetas claramente; ayer, una semana después, otra injusticia en la misma ciudad vuelve a ser noticia, esta vez con el boxeador ucraniano Vasyl Lomachenko quien fuera despojado de un claro triunfo en su pelea contra Devin Haney y fuera privado de convertirse en campeón indiscutido de las 135 libras.

O sea, una detrás de la otra y lo más llamativo aquí es que no se ha visto respuesta por parte de la comisión ni por parte de organismos, no hay reacción alguna y parece que para ellos lo que fue, pues se queda así y punto moléstele al que le moleste y duélale al que le duela.

Dos situaciones que han generado protestas por parte de los equipos de los afectados, dos situaciones con evidencias y pruebas suficientes para protestar, pero con la posibilidad de aplicar aquí el viejo dicho popular: ¡Espérate sentado para que no te canses!

Y sí, muy bien los afectados podrían quedar esperando eternamente una reversión de las situaciones porque ya ha ocurrido más de una vez en Las Vegas, la mal llamada capital del boxeo y digo mal llamada porque sus representantes se han encargado de convertirla más bien en la capital de la corrupción del boxeo.

Lo de ayer en la pelea entre Lomachenko y Haney no tiene explicación como tampoco la tuvo lo del sábado pasado con Barroso y Romero. Cuando una pelea es cerrada y es difícil de puntuar, al final del combate aparecerán opiniones divididas, sobre todo los bandos que favorecen a cada boxeador, pero ayer ¡el mundo entero vio ganar a Vasyl Lomachenko. Un 98 por ciento de opiniones no solo populares sino de especialistas y grandes boxeadores: Jorge Linares, Shakur Stevenson, Timothy Bradley etc. consideraron un robo a favor del más joven, del boxeador de casa, del boxeador que favorecían las casas de apuestas, en fin, del boxeador del negocio y en contra del más viejo, el extranjero, del que acaso en poco tiempo ya esté retirado.

El abucheo final del público presente hacia Haney lo dice todo porque uno o dos pueden no estar de acuerdo, un grupo tampoco tiene que estarlo, pero cuando ¡el mundo entero! no está de acuerdo es por algo.

La semana pasada el villano fue Tony Weeks, esta semana lo fueron los jueces encabezados por un Dave Moretti que parece que estaba anotando otra pelea y que debería muy bien estar pensando ya en un largo descanso o ¿por qué no?, en un retiro. ¿Quedarán impunes estas atroces acciones boxísticas?

De no tomarse medidas drásticas por parte de organismos superiores, de no revertirse estos resultados al menos con sendas revanchas inmediatas y obligatorias, entonces sí podremos ratificar que de verdad el boxeo profesional va en picada por ser víctima como deporte de un monstruoso negocio que roza lo mafioso. Lo de ayer fue un bochorno al despojar a uno de los mejores boxeadores de la historia de una clara victoria. Le hicieron mucho daño a Lomachenko; esos señores lo destruyeron ¡Hasta cuando con Las Vegas!

¡¡Todo esto me deja sin más palabras!!

(Fotos cortesía: Mikey Williams / Top Rank)

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