Porter vs Brook / Una pelea aburrida para el espectador

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(Foto: Suministrada-Gregorio Enlund)

Anoche, en California, dos púgiles invictos, el campeón wélter de la Federación Internacional de Boxeo (F.I.B.) Shawn Porter (24(15)-0-1) -derecha- y el británico Kell Brook (32(22)-0-0), -izquierda- se batían en duelo no solo por el título mundial del primero, sino por asaltar de manera furibunda el podio de los wélter.

Estos dos magníficos boxeadores hacían intuir un gran espectáculo, lástima que finalmente solo uno de ellos luchara por conservar esa premisa; Kell Brook, con una actuación conservadora y ruin, se proclamó por primera vez campeón mundial por decisión mayoritaria: 112-116, 111-117, 114-114.

El boxeo no está en su mejor momento, eso no se nos escapa a nadie. Cada vez parece más complicado que dos boxeadores que reinan sus divisiones se enfrenten en un ensogado, pero si además cuando se consigue que estos púgiles de excelso nivel colisionen se hace la vista gorda con la utilización de argucias pugilísticas para condicionar el combate, mal vamos.

No discuto que Kell Brook, con un jab sublime, merezca ser hoy campeón del mundo, lo que me crispa es que se permita a un peleador de su capacidad técnica basar la victoria en agarrar al rival. Porter, que puso todo el empuje y la energía, veía cómo, cada vez que acometía, acababa inmovilizado por el aspirante. Así una y otra vez, conjugando una pelea, de nuevo, aburrida para el espectador.

Una de las virtudes de este deporte es, que por medio de diversos estilos, se puede alcanzar la miel del éxito, y de hecho, ver cuál de estas ramas pugilísticas se imponen cuando chocan en un ensogado supone un gran entretenimiento para cualquier aficionado, pero tolerar excesos como los abrazos lo único que hace es perjudicar al noble arte.

Concibo la defensa en el boxeo como una guardia inteligente apoyada en un juego de piernas trabajado, y no en una reiteración de presas más propias de otras disciplinas deportivas. Claro que agarrar es un recurso que blandido con inteligencia puede ser vital en una contienda, pero cuando se produce en demasía, el árbitro debe entrar en acción, cosa que no suele ocurrir en los grandes escenarios.

Así, el boxeador que por su estilo busca poner espectáculo, en este caso Porter, se ve anulado por elementos más allá de lo puramente boxístico. Y es injusto porque Brook es rápido, eléctrico, cuenta con una velocidad de manos superlativa, y es sin duda, uno de los mejores de la categoría de la actualidad.

Anoche su jab decoró de sangre el rostro del campeón, que solo basculando y con mucha osadía, era capaz de superar la barrera y conectar alguna mano. Por ello, cuando el combate podía ponerse mejor, con Porter dentro, en su salsa, y Brook con la necesidad de moverse y recuperar posición, un abrazo rompía la oportunidad de ver una gran porfía, pasando a ofrecer un dantesco y sudoroso baile de salón.

En cualquier caso, tanto Brook como Porter son dos boxeadores que ya están en el primer plano. Por lo visto ayer, creo que Porter, al ser el que propuso más en la pelea, será el que tenga la primera oportunidad contra una de las cabezas visibles del boxeo actual.

Brook en cambio deberá esperar, y entender que si quiere ser una gran figura debe aunar astucia pugilística con espectáculo. Con actuaciones como la de ayer corre el riesgo de convertirse en uno de tantos intrascendentes campeones soporíferos.

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