México / ‘Yayo’ Muñoz, ejemplo de superación

El tapatío Mario ‘Yayo’ Muñoz, combina el boxeo con una carrera universitaria

Todos nacemos con un camino trazado, pero cada persona decide qué dirección tomar, si el de la derecha, o el de la izquierda, pero siempre mirando hacia adelante, sin miedo, afrontando retos, asumiendo errores y aprendiendo de ellos, observando hacia adelante sólo para soñar, y hacia atrás para sonreír por los gratos recuerdos.

Algunos nacen en “cuna de oro”, otros en “cuna humilde”, a algunos les cuesta más trabajo encontrar su verdadera vocación, otros saben desde que nacen lo que traen en la sangre para llevar a cabo. Además, hay personas a las que no les cuesta trabajo llegar al objetivo, en cambio otras tienen que batallar un poco más.

El boxeador tapatío, Mario “Yayo” Muñoz, es un ejemplo claro de superación, un chico de 22 años que ha tenido la guardia siempre en alto no sólo en el ring, sino también para amortiguar y recibir los golpes que le ha dado la vida.

Al “Yayo”, como le dice su abuelito desde pequeño, y una prima que no sabía pronunciar su nombre, es una muestra fehaciente de que los sueños se hacen realidad, siempre y cuando uno le imprima la pasión a lo que realiza.

¿Sueños? Bastantes, pero tiene dos objetivos claros en mente: Ser campeón del mundo en boxeo, y ser maestro de educación física, y en un futuro tener su propio gimnasio.

A Mario Muñoz le basta cerrar los ojos para recordar cuando tenía 13 años, y andaba por los pasillos del Code Jalisco. Él entrenaba pentatlón, pero como no le gustaba correr, se iba al boxeo.

“Desde los 13 años de edad practico boxeo. Inicié por mi tío Rafa, yo iba a pentatlón al Code Jalisco, y como no me gustaba correr, me iba al boxeo, y hubo un nacional, y mi tío le dijo a mi mamá, entrené un mes, yo nada más iba de relleno y gané plata. Al siguiente año quedé campeón, como tres años seguidos”.

Días cansados, pero fructíferos

Son las 5:30 de la mañana, el despertador del “Yayo” suena en su hogar ubicado cerca del Hospital Civil Viejo. En ocasiones le cuesta trabajo levantarse, como a varias personas les sucede, sin embargo, el hambre de superación lo motiva a ponerse de pie.

Se baña, se cambia, desayuna, actividades cotidianas de todo ser humano, para después subirse a su motocicleta y llegar a la Escuela Urbana #496 de la Secretaria de Educación Pública (SEP), donde trabaja como intendente.

“Tengo más de un año trabajando aquí, me toca hacer el aseo de cuatro salones, la cochera y el baño. Me he sentido muy a gusto, contento de estar trabajando, los maestros me tratan muy bien, así como la directora, es una buena escuela”, expresó Mario, quien además confesó que cuando de recién obtuvo la plaza de la SEP, lo habían mandado a una secundaria cerca de La Maicera, pero como había más “niñas” de su edad, “le decían cosas”, por eso lo cambiaron a una primaria.

Este no ha sido el primer trabajo del “Yayo”, también fue mesero en un restaurante, y ayudante de mecánico.

“Mi mamá fue delegada sindical de la SEP, por parte de ella estuve yendo diario para ver si había alguna plaza, pasaron cinco años, hasta que me la dieron”, dijo Muñoz Guzmán, quien trabaja de 7:00 de la mañana a la 1:00 de la tarde.

Pero aquí no termina su día. Al salir de su empleo, tiene tres actividades más que realizar: Entrenamiento en el Gimnasio de Rafael Guzmán, correr y asistir al Centro Universitario UTEG, donde estudia la Licenciatura en Cultura Física y Deporte, en donde tiene el 50% de beca.

“Me traslado a mi casa, me cambio para entrenar unas dos horas, regreso a mi casa, me baño, a veces como y me voy a la escuela, en donde me dan chance de llegar a las 16:00 horas, y salgo a las 19:00 horas, estoy en primer semestre”.

A cumplir una promesa

Muñoz Guzmán admira a figuras del boxeo como Juan Manuel Márquez, y a Manny Pacquiao, sin embargo, él lo que quiere es llegar a ser campeón del mundo, por una promesa que le hizo a su primo Rafael “Chocho” Guzmán, quien falleció hace más de un año.

“Me gustaría llegar a ser el mejor peleador del mundo”.

Hace poco más de un mes, Mario peleó por el Campeonato Mundial Juvenil pluma de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), contra Moisés “Chucky” Flores, pero le dio un cabezazo, se le abrió la ceja y decidieron parar la pelea por indicaciones médicas. “Chucky” pensó que había ganado, la gente se prendió en la Expo Guadalajara, y pues se agarró a golpes la asistencia. Ahora está en duda si en enero próximo disputará de nuevo este título, ya que tiene lesionado un nudillo del puño izquierdo.

Actualmente, el “Yayo” es soltero, pero “con algunos planes”, vive con su mamá María Guadalupe, su papá José Mario, y su hermana Xóchitl.

El deporte le ha dado lo mejor de su vida, luego de que a los 16 años tuvo un “bache”, cuando se metió en el mundo de las drogas… cayó… pero se volvió a levantar.

“Yo le digo a las personas, en especial a los niños, que practiquen un deporte para tener una vida sana. No nada más tiene que ser el boxeo, pueden practicar otro deporte que les guste, es bueno para la salud mantenerse en actividad física”.

FRASE:

“Me representa alegría, hay niños que saben que soy boxeador, me piden que les enseñe, es padre que me tomen en cuenta”.

Mario “Yayo” Muñoz, boxeador tapatío

¿Quién es él?
Nombre: Mario Francisco Muñoz Guzmán
Apodo: ‘Yayo’
Edad: 22 años
Fecha de nacimiento: 24 de septiembre de 1990
Lugar de nacimiento: Guadalajara, Jalisco

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