Mayweather vs. Maidana / La segunda pelea será muy diferente a la primera
¿Qué es el boxeo? ¿Es un deporte? ¿Es vana violencia? ¿Es un negocio? Cada uno tiene su respuesta para cada una de estas preguntas, pero para mi, el pugilismo es la disciplina deportiva que expresa mejor lo que supone un choque de mentes, de astucias, pero también de cuerpos, de físicos, al igual que de corazones, de corajes. Un gran campeón se configura por poseer unas cualidades físicas superdotadas, gobernadas por una mente privilegiada capaz de ir un paso por delante de la de su rival, pero que también sepa hacerse a un lado cuando sea preciso para que la bestia en forma de valor tome el control.
Solo entonces un peleador puede asomarse a lo legendario, porque habrá veces que su técnica sea suficiente, otras en las que su estrategia marque la diferencia, algunas en las que su carácter se imponga, pero será en el momento en el que esté obligado a hacer uso de todas estas capacidades en consonancia cuando pueda demostrar que merece estar un escalón por encima del resto.
Escribo esto porque cuando se enfrentan dos grandes boxeadores, con una pendencia detrás tan igualada como la que protagonizaron Floyd Mayweather (46(26)-0-0) y Marcos René Maidana (35(31)-4-0) el pasado 03 de mayo, no solo ejemplifican lo que es una pelea de boxeo con mayúsculas, sino que aglutinan las virtudes necesarias para brillar en el noble arte. Por ende, lo lógico es esperar que este sábado, en el MGM de Las Vegas, asistiremos a un espectáculo a esa altura, con los títulos CMC/AMB wélter y CMB superwélter en juego.
Maidana sorprendió al mundo, nadie puede dudarlo. Yo mismo formaba parte de esa caterva de escépticos que le daban muy pocas posibilidades, pero demostró contar con una estrategia definida apoyada en sus mejores virtudes boxísticas, y corazón y fuerza para llevarla a cabo. Presionó hasta la extenuación, hasta que sus músculos liberaron alaridos de dolor y estuvo más cerca que casi ninguno de batir al invencible. Fue sin duda la mejor pelea de la carrera del argentino, y por su desempeño en el ensogado, se hizo merecedor de la revancha que disputará este sábado.
Pero, pese a rendir al máximo de su nivel ¿Por qué no salió vencedor? ¿Por qué, contra un rival más estático que de costumbre no pudo terminar el trabajo? Porque aunque ese día a Mayweather no le funcionaron las piernas, todavía contaba con sus tremebundas condiciones defensivas, y sus incomparables dotes estratégicas. No necesitó presentar su mejor versión para, por poco, llevarse el combate. Y aquí es cuando debemos considerar un aspecto capital a la ahora de plantearnos el devenir de la revancha: ¿Mayweather no lució por su rival, o porque él mismo llevó la pelea hasta ese terreno?
El rey es arrogante, henchido de si mismo, excesivamente lenguaraz, pero cuando está en un ensogado, controla todos los matices de la pelea. Por ello hoy Mayweather conserva su increíble récord invicto (46-0), porque nunca menosprecia a un rival pese a lo que pueda parecer, y afronta cada pugilato con una concentración inquebrantable. Teniendo esto por seguro, doy por hecho que Mayweather sabía cómo pelearía Maidana, ya que fue testigo directo de cómo el argentino humilló a su protegido y desastroso imitador, Adrien Broner.
Si analizamos ese combate, nos damos cuenta de que Broner, confiado en sus capacidades, no hizo ademán alguno de tirar de piernas para eludir las acometidas de Maidana: lo recibía siempre en las cuerdas, terreno ideal para el pegador argentino. No obstante, cuando vi que Mayweather afrontó el combate sin movilidad, me impactó en un principio con un precedente tan nítido en la retina, pero tengo una teoría sobre lo que acaeció entonces, sobre porqué Mayweather peleó de esa manera.
El rey conocía las virtudes de Maidana, y sabía que en las condiciones propicias podía dar un buen espectáculo, así que optó por dejarse llevar al terreno del argentino y darle la oportunidad de brillar. ¿Por arrogancia? No, por negocio. A nadie le interesa, después de lo ocurrido en otras peleas, contemplar al estadounidense corriendo 12 rounds y al otro boxeador desesperado detrás, sin oportunidad de hacer daño. No creo que tuviera en la cabeza una revancha, pero sí sabía que si daban un buen espectáculo habría más ventas, y quizás con el dinero adecuado de por medio, un nuevo combate.
Esta quizás rebuscada elucubración no pretende despreciar el desempeño de Maidana, pero durante aquel combate no pude quitarme en ningún momento de la cabeza que Mayweather, pese a estar a la defensiva, parecía tener el control, sin resquicios; las peligrosas manos del aspirante quedaban en nada, y cuando Floyd se movía un poco, se llevaba el round. Por ello concluyo que el estadounidense buscó hacer ver bien a Maidana en pos del espectáculo, mientras que el argentino no desaprovechó la oportunidad y superó las expectativas de todos.
Y así es cómo se fraguó el combate del sábado, pelea que desde mi prisma, será muy diferente a la primera. Maidana debe hacer lo mismo, entregar su corazón y dejarlo todo en el ring, pero el Mayweather que se encontrará no se lo pondrá tan fácil en esta ocasión. El negocio está hecho; de un buen púgil como lo es el argentino Floyd ha sacado dos combates, uno de buen nivel, y otro en el que está por ver cómo resultará, pero en el que ahora debe despejar las dudas nacidas de la primera batalla.
Porque a lo mejor mi teoría es pura ciencia ficción y fueron las virtudes del argentino las que arrastraron a Floyd a una versión tan pírrica, puede ser, pero lo que está claro es que según lo que veamos el sábado, sabremos si el boxeo parece lo que es, o si muchas veces parece ser algo tras lo que hay más de lo que se suele apreciar en la superficie. Sea como fuere espero que Maidana afronte el combate con la misma mentalidad que el primero, sin miedo a que Mayweather, esta vez así, baile por el ring y demuestre su mejor nivel. Un saludo.