Manny Pacquiao sigue estando en forma para las grandes citas

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(Foto cortesía: NICKY LOH / GETTY IMAGES)

Anoche, en Macao, el peleador filipino Manny Pacquiao(55(38)-5-2) retornó a los ensogados tras más de un año de inactividad para imponerse por apabullante decisión unánime(119-109, 120-108, 118-110) al guerrero estadounidense de raíces mexicanas, Brandon Ríos(31-1-1).

Por supuesto voy a escribir sobre los entresijos de este combate, también lo haré sobre sus consecuencias, pero el primer hecho en el que debe reparar el lector es irrebatible: Pacquiao es único. Es un boxeador especial, con unas condiciones para este deporte increíbles, y que más allá de no protagonizar la más intensa de las peleas contra un timorato Ríos, con esta victoria le ha propinado una retadora bofetada a ese hombre que no se atreve a dar el paso de vérselas con él en un ensogado, Floyd Mayweather.

No pretendo engañar al aficionado. La pelea estelar de la noche no brilló en exceso, básicamente porque Pacquiao no se lanzó a desvencijar a su rival de manera descarnada, y porque Rios cambió su irracional versión suicida de boxeo por una guardia alta y poca intensidad.

Desde el segundo uno, el estadounidense se vio superado por la velocidad del filipino, que se apoyó sobretodo en su demoledora izquierda, para ir castigando a su oponente y contragolpear a la primera oportunidad. Otro rival habría besado la lona con total seguridad con el castigo recibido, pero si algo tiene Ríos es resistencia al sufrimiento, virtud que se debe encomiar.

Por otra parte, “Bam Bam” se mostró poco osado en el terreno ofensivo, consciente del inherente peligro que conlleva hacer frente a un rival como Pacquiao; normalmente Ríos no muestra demasiado cariño por su bienestar físico en los ensogados, pero anoche en Macao exhibió mayor amor por sí mismo, no buscando a lo loco a un rival que podía causarle un daño irreversible.

Esta inesperada circunspección tiene el contrapeso de que salvo con alguna mano larga, Ríos no pudo dañar a Manny en toda la pendencia. El filipino se empleó con una gran agilidad y excelente velocidad de piernas, anulando las futiles acometidas de su contrincante. Con estos ingredientes no debe ser extraño para el lector el resultado final, totalmente justo.

En lo personal, dejaré patente que me gustó la actuación de Pacquiao. Como siempre, afilado en ataque, pero también atento en defensa, con mucha movilidad, sobretodo, para eludir las esquinas, terreno en el que Ríos se mueve con destreza.

No perdió la concentración en ningún momento, y tengo la impresión, de que abrazó la pelea como un ejercicio para recuperar sensaciones. Es cierto que tuvo algún problema con un par de manos largas de Ríos, pero no hubo mayores complicaciones. Vimos a un buen Manny Pacquiao que sin lugar a dudas está para protagonizar algunas de las mejores peleas de 2013. Y sí, en especial, contra Floyd Mayweather.

La mayor crítica que puedo hacer a Pacquiao está dirigida a sus declaraciones después del combate. Era la oportunidad para llamar a Mayweather, para decir: “te quiero, cuándo, cómo y dónde quieras”. Lo sé, entiendo que no entra en el carácter pacífico del filipino realizar un llamamiento de ese tipo, pero era una ocasión única para lanzar un reto que el mejor libra por libra, siendo tan soberbio como es, no habría podido rechazar.

En lugar de eso, Manny dejó la decisión en mano de Bob Arum, demostrando el deplorable estado del boxeo actual. Evidentemente no todo acaba en el mejor libra por libra, una revancha con el campeón wélter Timothy Bradley es también factible, la posibilidad del renacido Miguel Cotto tampoco se debe desdeñar, la quinta con Márquez seguro que seguirá sonando, o incluso el emergente Ruslan Provodnikov entra en las quinielas.

La conclusión final del regreso de Pacquiao es que sigue estando en forma para las grandes citas. Es imposible calibrar si todavía podemos ver su mejor versión ya que Ríos no le exigió prácticamente nada, pero que puede seguir dando un nivel notable es más que evidente.

Ahora, y aunque es él el que debe decidir, yo movería tierra y aire para firmar el combate con Mayweather. Manny ya es una leyenda, pero si gana a Floyd, puede convertirse en el mejor de la historia. Sí, en el mejor de la historia y un campeón como él, si existe la posibilidad, no puede dejarla pasar, por su legado y por los aficionados que lo admiramos. Un saludo.

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