Kid Pambelé: De heroe nacional a olvidado
No va a ser el último boxeador Antonio Cervantes en ser olvidado al momento de caer en desgracia. Pero si, seguramente, será la primer persona en ser nombrado en Colombia cuando alguien pregunte quien les inculcó la mentalidad ganadora, deportivamente hablando.
La vida Kid Pambelé comenzó el 23 de diciembre del año 1945 en San Basilio del Palenque, un pequeño pueblo colombiano, que para poder tener luz eléctrica, tuvo que esperar verlo campeón del mundo por primera vez (fue ahí que en homenaje a Él, el gobierno llevó la energía eléctrica a esa zona).
Era apenas un muchacho y empezó a vender cigarrillos de contrabando para juntar algunos pesos que le sirvieran para poder comer. Hasta que supo tener la chance de cambiar esa venta clandestina por un par de guantes de boxeo.
Luego de una corta carrera en el campo amateur hizo su debut profesional el 31 de enero del año 1964 ante Juan Martínez ganando por puntos al cabo de seis vueltas. Invicto en las siguientes 19, perdió tal condición ante Cipriano Zuluaga, aunque el fallo para muchos fue polémico (23 de septiembre de 1966). En la revancha llevada a cabo meses más tarde volvería a perder en otro fallo que despertó la polémica nuevamente.
Al tiempo se fue rumbo al vecino país de Venezuela donde conocería al entrenador Melquíadez Sanz y comenzaría a transitar el camino rumbo al título del mundo. Cuentan que ese viaje a Venezuela se debió a que lo encontraron apostando en contra suyo en una pelea.
En el país caribeño enfrenta a una joven promesa de entonces, Cruz Marcano (20 de diciembre de 1968) y cae por nocaut en la cuarta vuelta del match. Luego de ese combate contaría su deseo de retirarse de la actividad y el empresario Ramiro Machado lo convence para que decline en su postura, que lógicamente, Pambelé abandona rápidamente.
El 6 de noviembre de 1970 hace su debut en tierra norteamericana ganando por nocaut técnico en la octava vuelta a Jorge Rodríguez, pelea llevada a cabo en el Civic Auditirium de San José, California. Un mes más tarde en el Olympic Auditorium de Los Ángeles, vence por la vía del nocaut y en el octavo asalto a Rodolfo González (17/12/1970). El 18 de febrero del ´71 se enfrentaría ante Enrique Jana en el mismo escenario en el que derrotara a González ganando técnicamente a los dos minutos diez segundos de la octava vuelta.
Vendrían luego tres triunfos (sendos por puntos) en cadena en tierra venezolana: El 28 de mayo del ´71 ante Lupe Ramírez en Caracas; el 10 de julio del mismo año vence a Gerardo Ferrat (Valencia); 18 de octubre, también del ´71 frente a Julio Viera, lo que le valdría la chance de enfrentar a quien entonces portaba el cinturón Welter Juniors de la Asociación Mundial de Boxeo: Nicolino Locche, el Intocable.
No tendría suerte esta vez Pambelé con el boxeador nacido en Tunuyán en la provincia de Mendoza. En una actuación formidable, Locche lo vence tras quince asaltos de manera unánime en el Luna Park. La actuación de Nicolino ese día hizo que Pambelé no pudiera “encontrarlo”, como de dice en la jerga, a tal punto que al finalizar la decimoquinta vuelta el colombiano no quiso saludar al argentino producto de la impotencia. Era el 11 de diciembre de 1971.
Tres triunfos en cadena luego de la frustrada chance ante Locche le abrían las puertas nuevamente de la posibilidad mundialista: ko 1 a José Escudero, otro nocaut a Frank Medina, esta vez en el octavo (ambas en Barranquilla, Colombia) y triunfo ante Lupe Ramírez nuevamente (puntos en diez, en Maracay, Venezuela) lo llevaban al Gimnasio Nuevo Panamá (19 de mayo de 1973), ocasión de enfrentar a Alfonzo Frazer por el título Welter Jr. AMB. Nocaut en el décimo y ésta vez sí, Colombia tenía a su primer boxeador campeón mundial.
Empezó a partir de ahí a recibir toda clase de homenaje por parte de alcaldes y concejales de Colombia. Salía con las mujeres más famosas de su país, se hacía de amistades del mundo del espectáculo y hasta les había comprado una mansión a cada una de sus dos mujeres oficiales.
Cuenta la leyenda, que fue en esa época que Gabriel García Márquez se encontraba en España y un grupo de persona que lo vio dijo: “Ahí está el hombre más importante de todo Colombia”. El propio escritor miró para todos lados y preguntó: “¿Y donde está Pambelé?”. A ese punto llegaba la fama de Antonio Cervantes.
Luego de ese triunfo ante Frazer vendría un seguidilla de catorce victorias consecutivas, diez de las cuales fueron en defensa de su título mundial: Josue Márquez, Nicolino Locche, Benny Huertas, Alfonzo Frazer, Ray Mercado, Carlos María Giménez, Lión Furuyama, Chang-Kil Lee, Pedro Adigue Jr., Víctor Ortíz, Shinichi Kadota, Ray Chávez Guerrero, Esteban De Jesus, Battlehawk Kasama y Héctor Thompsom.
El 6 de marzo de 1976 resignaría su corona ante Wilfred Benítez en un fallo dividido tras quince vueltas en el Hiram Bithorn Stadium de San Juan de Puerto Rico.
Sin embargo, recuperaría la corona el 25 de junio de 1977 ante Carlos María Giménez a quien venció por nocaut técnico en la sexta vuelta en Maracibo, Venezuela, oportunidad de encontrarse vacante dicho título. Defendió exitosamente la corona hasta el 2 de agosto de 1980 cuando cayó derrotado ante Aarón Pryor por nocaut en la cuarta vuelta de un combate disputado en el Riverfront Coliseum de Cincinnati, Estados Unidos.
Su última pelea la disputó el 9 de diciembre de 1983 ante Danny Sánchez en Miami ocasión en que perdió por puntos de manera unánime en diez vueltas. Luego se perdería en un camino de drogas y como ocurre en estos casos, todos sus “amigos” desaparecieron rápidamente. Cuentan que en medio de un incidente en un restaurante de Cartagena le volcaron un plato de sopa hirviendo encima. También que en el aeropuerto de Bogotá lo golpearon con un palo en la frente provocándole una seria herida. Hasta le llegaron a inventar líos en los que ni siquiera estaba presente. En el año 1998 ingresó al Hall de La Fama Internacional y la Federación Colombiana lo nombró “Boxeador del Siglo” dos años más tarde. Al cabo de su carrera profesional, su récord fue de 91 peleas ganadas (45 ko´s), 12 perdidas y 3 empates. Sólo dos veces fue noqueado.
Salido recientemente de un centro de reahabilitación hoy vive junto a su hijo también boxeador, y aunque se encuentre luchando día a día contra el deterioro al que la mala vida lo llevó, Kid Pambelé quedará en la historia como el hombre que convenció a Colombia que sí se podía ir más allá por un triunfo.