Fury dedica su “regreso icónico” a todas las personas con enfermedades mentales

Tyson Fury confía en que su “regreso icónico” contra el campeón WBC de los pesos pesados, Deontay Wilder, pueda servir de inspiración a las personas que, como él mismo, hayan sufrido enfermedades mentales.

Fury ha recuperado su forma física digna de un campeón para convertirse en el segundo hombre en 41 combates que ha logrado llevar a la distancia al mayor golpeador del boxeo actual. Y todo esto, además, tras sobreponerse a una espiral depresiva que le llevó al borde del suicidio.

No obstante, el pasado sábado el anterior tricampeón besó la lona en el noveno asalto y prácticamente no alcanzó a escuchar la campana final en el combate que mantuvo en el Staples Centre de Los Angeles.

Un combo salvaje dejó a Fury sin capacidad de reacción en el último asalto, para disfrute de Wilder; el retador volvió a la vida durante la cuenta atrás en el segundo 6, y se levantó al noveno.

“Todavía no sé cómo fue capaz de levantarse”, dijo Wilder. “Creía que le había dejado fuera de combate; le solté un derechazo y un gancho de izquierdas y vi cómo se le quedaban los ojos en blanco. Creía que todo había terminado, sabe Dios cómo logró ponerse en pie”.

Fury no sólo consiguió alzarse de nuevo, sino que además consiguió terminar los dos minutos finales del combate con fiereza, asegurándose así un veredicto por decisión compartida: 115-11 para Wilder, 114-112 para Fury y 113-113.

El púgil de 30 años, que hace tres había conseguido fulminar espectacularmente el reinado de 11 años de la leyenda de los pesos pesados Wladimir Klitschko, controló varios de los asaltos y sintió que hizo lo suficiente para volver a sorprender al mundo.

El invicto Fury, en lugar de quejarse sobre el veredicto, quiso dedicar su actuación a todas las personas que, como él mismo, estén sufriendo alguna enfermedad mental.

“Es un regreso icónico”, declaró Fury a BT Sport. “He estado dos años y medio alejado de los rings, engordé más de 60 kilos, tuve problemas psicológicos”.

“Esta noche le he demostrado al mundo y a todos aquellos que tengan enfermedades mentales que pueden regresar a la vida, que pueden conseguirlo”.

“A todos y todas los que están ahí fuera con los mismos problemas que yo mismo he sufrido, que sepan que lo hice por ustedes”.

“Saben la verdad, todo el mundo sabe que honestamente fui yo quien ganó este combate y si puedo regresar de allá de donde vengo, eso significa que ustedes también pueden lograrlo”.

“Así que levántense, supérenlo y hagámoslo juntos. Busquen ayuda y hagámoslo como un equipo. Lo hice por ustedes, banda”.

Puede que el final de cuento de hadas se le haya escapado en esta ocasión al “Rey Gitano”, pero todavía hay un segundo as en la manga para lograr la redención.

El ganador del primer enfrentamiento estadounidense de los pesos pesados en pago por visión de esta década debía enfrentarse al campeón unificado Anthony Joshua, pero una revancha podría ser más fácil de lograr –por no mencionar, mucho más esperada–.

“Me encantaría que esa fuera mi próxima lucha”, afirmó Wilder.

“¿Por qué no? Démosles a los fans lo que quieren ver. Fue un combate increíble, hagámoslo de nuevo. No me importa dónde se celebre”.

“Somos los dos mejores del mundo y lo hemos demostrado esta noche. Cuando unes a dos guerreros sobre el ring, lo que obtienes es una batalla real. Esto es lo que hemos demostrado esta noche y estoy más que dispuesto a volver a hacerlo”.

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