El día que realmente comenzó la rivalidad Puerto Rico vs México

Wilfredo-Gomez-Zarate_3614675593405614292_n
Hace 37 años un dia como hoy se enfrentaron dos noqueadores extraordinarios. El campeón mundial supergallo CMB, el puertorriqueño Wilfredo “Bazooka” Gómez (44-3-1, 42 KO’s) y el campeón mundial gallo CMB, el méxicano Carlos “El Cañas” Zárate (66-4, 63 KO’s).

Era un adolescente para ese tiempo, todo lo que se publicaba en prensa, radio y televisión era que el combate no llegaría a los 15 asaltos. No era para menos, pues ambos campeones estaban invictos. Gomez poseía en ese momento marca de 22 victorias, todas por nocaut y un empate, mientras que Zárate tenía 52 victorias con 51 por nocaut.

Zárate se observaba muy alto para la división, llevaba ventaja física sobre Gómez. Por cierto, en el pesaje que se hizo durante la mañana, ambos no brindaron el peso reglamentario de las 122 libras, el méxicano logró realizarlo en el cuarto intento y el puertorriqueño en el segundo.

En horas de la tarde, estaba frente al televisor esperando ese promocionado combate. Las camaras presentaban el coliseo Roberto Clemente abarrotado de fanáticos. La verdad pensaba que Gómez la tendría bien difícil, pues meses antes Zárate en el mismo estadio había destruido al contendiente puertorriqueño Andres “Pupi” Hernández en 13 asaltos. Combate que escuche por radio y donde los comentaristas describían a Zárate como un destructor. Aunque muchos describían la pegada de Gómez como su mejor aliado.

Esos primeros asaltos tenía los nervios de punta, observaba a Gómez muy cuidadoso, con buena técnica. Por otro lado los lances de Zárate iban con fuerza pero abanicando, verdaderamente asustaban. En el cuarto asalto de momento la izquierda de Gómez aterrizó en el rostro de Zárate y este al suelo. Salté de la silla y grité “esto se acabó”.

Gómez prosiguió su ataque furioso, estaba descontrolado, el referí Harry Gibbs estaba perdido, no sabía en cierto momento ni que hacer para separarlos. Sonó la campana pero la algarabía del público era tan estruendosa que apenas se escuchó. El boricua continuó conectando y llevó a Zárate al suelo una vez más. Hasta que al fin Gibbs se percató que había sonado la campana. De momento yo también estaba perdido, pues no sabía si detenían el combate o iba a continuar.

En el quinto asalto ya se notaba que Zárate estaba acabado. Gómez parecía un salvaje lanzando ganchos de todos lados y en el último minuto del asalto Zárate va a la lona, ya en la esquina su entrenador se estaba preparando para lanzar la toalla pero en eso Gómez le conecta en el suelo a un destruido Zárate. Gibbs al ver la toalla volando detiene el combate. Más tarde me enteré que al referí lo llamaban “la momia”, y ese apodo le quedaba perfecto, entendí el porqué de su lentitud.

Todo era euforia en mi casa y en todo Puerto Rico ni se diga. Desde ese dia comenzó con más ganas esa gran rivalidad que hoy dia levanta pasiones.

Deja un Comentario