“Cuando maté a un hombre me perdonaron, pero cuando dije que amaba a uno me dejaron solo” – Emile Griffith

Foto: Suministrada

El cubano Benny “Kid” Paret sostuvo una trilogía de peleas con el virgenense (Islas Vírgenes estadounidense) Emile Griffith ganando el segundo la primera por nocaut y Benny la segunda por decisión dividida, ambos encuentros celebrados en peso welter. Tras esto el cubano sube dos divisiones a peso mediano donde recibe un aparatoso nocaut de Gene Fullmer lo que lo hace volver a welter y retomar su rivalidad con Griffith.

Lo que no sabía Paret es que está pelea sería la última de su carrera ya que sus palabras marcarían su destino final en esta vida. La trilogía se cerraría en el Madison Square Garden y 11 días antes del combate en medio del pesaje Benny llamó a Emile ” maricón”, ya que se rumoraba que este era homosexual. Esta palabra originó un ‘fuego interno’ en el virgenense  quien juró que el oriundo de Cuba pagaría caro tal afrenta solo que nunca imaginó a que punto.

En el sexto asalto iba adelante en las tarjetas cuando recibe un gancho de izquierda que lo manda a la lona en los últimos segundos del asalto. En el round 12 Griffith conecta tres derechas consecutivas que hacen retroceder a su adversario quien recibe un volado a la sien que le estremece el agua en su cerebro obligándole a apoyarse en las cuerdas, tras 24 golpes sin respuesta la vida de Paret se apagó en el ring, no se sabe porque el réferi Ruby Goldstein no detuvo esa masacre viendo que Benny estaba noqueado de pie.

En 2002 (40 años tras los sucesos) Emile ya viejo confesó su homosexualidad y tres años después conoció a Benny Paret, Junior quien no conoció a su padre, ya que tenía 2 años cuando este murió, ambos se abrazaron y Benny, Junior dijo no sentir rencor en su corazón hacia el hombre que apagó la vida de su padre. Esto significó liberarse de una gran carga a Griffith quien antes de morir a sus 75 años pronunció una frase para el recuerdo:

“Cuando maté a un hombre me perdonaron, pero cuando dije que amaba a uno me dejaron solo” – Emile Griffith

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