Alma Montiel de la fotografía ordinaria hacia el profesionalismo extraordinario en el CMB

 

 

Por Jaime Estrada vidaboxeo@cox.net

 

En la vida se supone que cada cual se tiene que aferrar con dientes y uñas a cumplir sus metas por muchos obstáculos de desanimo que se encuentren en dicha brecha, y vamos a resaltar la historia de sacrificio y perseverancia de una colega periodista que fue entrevistada en TV-Alianza en el programa “Fama” desde Chicoloapan con los conductores Genaro Hernandez y Alfredo Cocoletzi, los cuales echaron mano de todos los elogios de admiración por Alma Montiel, quien funge como fotógrafa oficial del Consejo Mundial de Boxeo.

Ella explica que desde los 13 años tuvo su primer encuentro con el oficio que aparte de todo le ha dado tanta dicha y muchas alegrías; el tomar fotografías, y si, es algo curioso en su destino, porque la mujer sin darse cuenta cabal, sufría de ataques de incertidumbre, que afloraba un complejo de inferioridad, o sea que, en si era una persona huraña, que tenía miedo de todo y de nada, pero sabía que tenía que ayudar con los gastos del hogar y no le quedaba otra que entrarle al toro por los cuernos para ganarse el pan de cada día. Laboraba para un estudio fotográfico en la inmensa urbe, repartiendo las fotos de personas ordinarias, su carácter agradable no paso desapercibido y le hicieron la sugerencia de que se hiciera de su propia cámara, para que aumentaran sus ingresos monetarios. Por lo tanto,  sin conocimiento alguno en el oficio, pero si con mucho ánimo, compró una camarita Olimpus-reflex automática, y empezó hacer sus pininos socialmente en las escuelas y tomando fotos familiares, y uno de los clientes la invitó a que tomara fotos en una reunión, y como le advirtió que no tenía una cámara apropiada, le dijo que no se preocupara, que el solucionaría el asunto y le llevó una cámara profesional con un lente inmenso que la agarro con la guardia baja porque sin preparación ni idea de cómo se usaba ya sabrán como salieron las imágenes. Más en vez de achicopalarse se puso entre ceja y ceja que aprendería el oficio, y a pesar de no tener ni un curso ni nada por el estilo puso manos a la obra, porque su aprendizaje fue en si la práctica en toda clase de eventos, se aferró de que nada es imposible en esta vida si uno se lo propone si se puede. Pero había un gran problema, su crisis de ansiedad no aminoraba y había días que se la pasaba dormida, deprimida, llorando y con pensamientos negativos que ella alimentaba en su mente, le daba miedo hasta subir al Metro, al elevador y a veces se sentía confundida, acosada, pero al menos ya estaba detectando de qué lado mascaba la iguana y fue otro de sus retos a vencer para tener una vida más tranquila.

Su esposo le decía que se distrajera en algo que le gustara, que se pusiera hacer ejercicio u cualquier otra actividad en vez de aislarse, una vez le sugirió que se inscribiera en clases de boxeo y le contestó que no le interesaba esa actividad, pero con tanta insistencia en el asunto decidió calarse en el gimnasio que estaba a vuelta de cuadra, y conforme iba aprendiendo más le encantaba, tanto le intereso que santo remedio a sus problemas sicológicos pues así pudo decirle adiós para siempre a sus traumas emocionales, porque se empezó a aceptar tal y como era, con sus defectos y virtudes, a sentirse diferente en modo positivo, a aceptar la amistad de ambiente que la rodeaba,  todos los que la conocían notaron el visible cambio para bien en ella, además, que su hobby de sacar fotos se expandió y asistía a toda clase de eventos amateur locales y a sus alrededores y también se beneficiaba al vender las imágenes, todo iba de viento en popa.

Entonces el papá de Johnny Gonzalez le dijo un día si podía ir al gimnasio de Humberto “La Chiquita” Gonzalez donde iba a pelear su hijo, y sin pensarlo dos veces aceptó, y fue una experiencia increíble, estar en ringside, a flor del sudor de los protagonistas profesionales,  con todo el público presente fascinado, y ella se dio a la tarea de tomar fotos de todo ángulo hasta de cabeza y de pies arriba, Alma se sintió muy bien, muy importante y se solidifico su propósito de seguir aprendiendo el arte de la fotografía con mas disciplina, hasta sentirse totalmente orgullosa de sus logros. Y continua con mas hinco en toda clase de torneos por doquier, con mas pericia en la velocidad, el ángulo la luz y adaptándose a los movimientos de los participantes, y ahora su ansiedad era seguir creciendo y tomar fotografías impactantes que se ven por todas partes.

Cuenta que había un fotógrafo ególatra que le hacia la vida de cuadritos en los eventos, pero no se desanimaba para nada porque sabía del celo que podría causar la competencia y ella misma tenía que pagar su boleto de entrada al no recibir credencial de reportera, pero gente del gimnasio si la apoyaban y metían la cámara, aunque le tocaba allá donde hacen nido los pajaritos, pero seguía al pie del cañón con su cámara a cuestas, y sus amistades de calidad en el boxeo se empezaban a multiplicar a pasos agigantados y en cómo fue invitada a la función de Edgar Sosa no pudo sacar fotos de calidad, pero si disfruto la función al máximo, mas todo encaja a su tiempo y cuando el mismo Edgar tuvo acción en Tamaulipas, el papa de Gonzalez se ofreció a brindarle para el pasaje de ida y de venida haber como le hacían, y se fue a Ciudad Victoria prácticamente con la pura bendición, para su suerte fue un viaje de ensueño, porque un día antes de la pelea hubo un evento donde estuvo presente la crema y nata del pugilismo, de la talla de “Mantequilla” Nápoles, “El Santo”, “Ratón” Macías, “La Chiquita” Carlos Zarate y muchos más. Alma se emocionó tanto, que a tal recuerdo todavía siente que la piel se le pone chinita y con toda su hiperactividad se dio vuelo tomando fotos a diestra y siniestra en el pesaje, y don José Sulaiman y su hijo Mauricio la saludaron de mano y un tío de Johnny la presentó nada menos y nada más que como la fotógrafa oficial de Edgar Sosa, ¿que tal? Pero la cereza del pastel fue cuando el mismo presidente del cinturón oro-y- verde al verla de aquí para allá, muy afanada con su lente al alba, le preguntó si tomó fotos de todas las actividades boxísticas de ese fin de semana,  por lo tanto, la citó para el lunes en su oficina para dialogar, y la invitó a la conferencia de prensa de Johnny Gonzalez cuando se enfrentó ante Nishioka y de ahí para el real el CMB le abrió las puertas en el boxeo y Alma muy agradecida se siente bendecida y agrega al respecto:

“Llego la gran oportunidad a mi vida y a pesar que don José siempre era muy directo al hablar y me marcaba mis errores en las fotos, siempre recibí su apoyo incondicional y claro, yo siempre me esmeraba por no cometer el mismo error dos veces”.

Alma empezó a cubrir eventos dentro y fuera de México, siempre con la humildad que la clasifica y el respeto que le tiene a todo el que se le acerca, sintiendo que el boxeo es su otra familia, y otros de los días especiales para ella fueron “Los Martes de Café” bajo la dirección de don Jose, quien le repente en una ocasión le comentó:

“¿Almita, que clase de cámara quiere que le regale?

Hoy en día Alma tiene un mejor equipo fotográfico y no olvida cuando asistió  a su primer Convención del CMB celebrada en Cancún y su zapato a nivel internacional ya ha pisado medio mundo, como Estados Unidos, Tailandia, China, Filipinas, Ucrania, etcétera conociendo personajes de la talla del ex presidente mexicano Enrique Peña Nieto y una de sus fotos tomadas que reflejan mas drama es la que le tomo a Mike Tyson al abrazar a Evander Holyfiel cuando estaban distanciados por el asunto de la oreja mordida, pero don José quien tenía la virtud de pacificador se las ingenio para que se olvidaran los resentimientos y fueran grandes camaradas.

Alma con la mano amiga de Fernando Espino (quien siempre dice presente si se trata de apoyar el deporte) hizo una exposición de su trabajo en imágenes en el Metro Chabacano que duré 3 meses para el beneplácito de muchos amantes de hueso colorado del deporte de las chatas y orejas coliflor, y en Ucrania, sin ella estar al tanto, se le habló con micrófono al estrado para entregarle un reconocimiento como, la Mejor Fotógrafa del Año, y con las lagrimas a punto de traicionarla se contuvo y agradeció el gesto agregando:

“Lo que captas en el lente de la cámara va mesclado con tu inspiración; un rostro desfigurado, sangrante, cortado, pero también las sonrisas del éxito levantando el brazo en alto por causa de la victoria, o en su defecto el rostro de la derrota, eso para mí es invaluable y lo más satisfactorio de todo es que disfruto al máximo mi lo que hago y me va bien”.

Alma tiene cariño para mucha gente, pero sus ojos son su hijo, el cual siempre la acompañaba a todas las funciones de boxeo, y aunque está alejado de las guantadas a pesar de practicarlo, porque lo que a él le llama la atención es la música, y canta y toca guitarra al son que le toquen.

Sin lugar a dudas Alma Montiel es una verdadera mujer de pies a cabeza, que a base de persistir y picar piedra, pudo lograr cumplir sus más anhelados sueños, lo mejor de lo nuestro.  Dios la bendiga.

 

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