Ward vs. Kovalev / No resultó lo que se esperaba
En una pelea en la cual prevalecieron los agarrones, empujones y acciones sucias, el invicto peleador norteamericano André Ward obtuvo una cerrada y unánime votación de los jueces para conquistar las coronas OMB y AMB del peso Semicompleto, hasta el sábado, en poder del ruso Sergey Kovalev. La pelea que, por las credenciales de los rivales había despertado gran expectativa, no resultó lo que se esperaba, desde el punto de vista del espectáculo, debido, sobre todo, al estilo enredado y “apestoso” del nuevo Campeón.
Comienzo espectacular
El comienzo de la pelea fue impresionante, de parte de Kovalev quien salió a todo tren, a forzar la pelea. Un Jab de izquierda del ruso dio, con mucha fuerza, en pleno rostro de Ward, quien inmediatamente acusó el castigo y se fue tambaleando hacia atrás en evidente señal de que el golpe le hizo daño. En el segundo round, Kovalev abrió camino con su Jab de izquierda y lanzó su derecha en recto con velocidad y potencia dando la impresión de que era cuestión de tiempo para que Ward terminara en la lona.
Pocos segundos después, se cumplió el temor y la impresión de muchos de los que veíamos la pelea. Un violentísimo derechazo de Kovalev, puso en la lona a André Ward. Se paró sonreído (para muchos, mala señal), y recibió el conteo de parte del árbitro Robert Byrd. Kovalev lo persiguió amenazante por todo el ring mientras que Ward, huía y se agarraba al cuerpo del ruso evitando darle la distancia para aplicar su castigo.
El tercero y el cuarto round, tuvieron una acción parecida, aunque un poco menos violenta que los dos primeros. Ahora no se veía tan inminente la debacle del retador californiano. Sin embargo, el ruso Sergey dominaba con la presión que imprimía a las acciones y el peligro de nocaut continuaba en el ambiente. Algunos golpes leves de Ward llegaban a medias a la humanidad de Kovalev, pero sin provocar, siquiera, cosquillas en el ruso.
Ward salió más recuperado para el 5to asalto y trató de anticiparse a los ataques de Sergey intentando un Jab al rostro y alguna derecha sorpresiva. Todas estas acciones, sin embargo, ocurrían en medio del enredo que el retador provocaba con amagues, agarrones, empujones, codazos, cabezazos y demás tácticas ilegales. Kovalev, tratando de defenderse comenzó a aplicar también tácticas parecidas.
Ward logra ensuciar la pelea.
De aquí en adelante, la pelea experimentó un cambio decadente en cuanto al espectáculo. Ward logró ajustar distancia y tiempo, mientras que Kovalev, disminuía en agresividad y fortaleza. Esto trajo como consecuencia que Ward dejó de correr un peligro inminente de nocaut y que los puños de Kovalev comenzaron a llegar menos en cantidad y fuerza a la humanidad del, todavía, retador. Algunos de los siguientes asaltos, se pusieron más difíciles de evaluar y puntuar por parte de los jueces.
Esto no significaba que el dominio de Kovalev se hubiese desintegrado definitivamente, ni que Ward habría pasado a dominar la pelea. Sólo que el combate había caído en una especie de inacción enredada y monótona, con escenas confusas y de pobreza boxística. Es justo señalar que el causante de este deterioro del combate fue precisamente, el retador André Ward, quien impotente de enfrentar al ruso, de tu a tu, recurría a estas tácticas erosionantes de la acción boxística.
Los rounds siguieron pasando sin que se vislumbraran acciones claras ni golpes que inclinaran la balanza hacia un lado o hacia otro. Sin embargo, la iniciativa y el ataque (o amago de ataque) estaban de parte del Campeón Kovalev. Ward, aunque parecía recuperado de los golpes recibidos en los primeros rounds, estaba atento a cualquier iniciativa de ataque de Kovalev para saltarle y amarrarlo. Ward había recuperado confianza, pero su prioridad siempre fue, impedir que Kovalev lo conectara y lo volviera a enviar a la lona. Hubo uno o dos asaltos más, en los cuales Kovalev pareció recobrar el aplomo y conecto a Ward con autoridad, causándole problemas.
Cansados ambos, llegaron a los rounds finales, en los cuales se conservó la tónica de ofensiva de Kovalev y el intento de contragolpe de Ward. Los rounds eran de muy poca acción y muchos clinchs por consiguiente, los jueces debían evaluarlos basados en quien llevaba la ofensiva o por la conexión de uno que otro Jab. La campana sorprendió a Kovalev buscando siempre un golpe que definiera la pelea a su favor y a Ward, tratando de impedirlo.
Decisión sorpresiva
Al concluir el combate, ambos peleadores se fueron a sus esquinas. Se pudo apreciar que había confianza en la de Kovalev y caras largas en la de Ward. Esa misma impresión parecía prevalecer en el público presente en el recinto. El anunciador dijo que la decisión era unánime y que los tres jueces habían arrojado la misma puntuación 114-113, a favor del “Nuevo Campeón”, André Ward. Este no pudo ocultar cierta sorpresa e inmediatamente, recompuso el rostro y declaró, con la mayor tranquilidad y confianza que pudo, que se sentía ganador.
Kovalev, comprensiblemente disgustado, dijo que la decisión había sido localista y que le quitaron la pelea porque él no era de ese lugar. Algunos comentarios indican que la revancha estaba firmada previamente para marzo, en caso de que ganara Ward. Una encuesta al borde del ring, entre los especialistas y analistas de la prensa, arrojó que 27 de 30, vieron ganar a Kovalev.