Porter no pudo esquivar los pronósticos de caos y Crawford detuvo su cinturón welter OMB

Por Jaime Estrada

Fotos Jorge Najera

Terence Crawford es un hombre de pocas palabras, y había dicho que  Shawn Porter si era talentoso y que se podía sacar el comodín de la manga del brazo, porque sabía hacer bien las cosa ante cualquiera que le pusieran enfrente, pero que simplemente no estaba a su nivel competitivo, y los momios respaldaban su teoría en la oferta de 8-a-1. Haciendo alarde a su mote de “Showtime” llegó el retador entre luces de colores y con Rapsody perreando su brecha al ring, Crawford estrictamente en son de negocio, llegó sin tanto alarde. Y al inicio de las hostilidades, Porter se puso al alba, disparando a mansalva, tratando de imponer su ley, y claro, con su estilo callejero, con todo al frente procurando sacar de quicio a Terence, que sin andarse por las ramas sacó la garra al descubrir una grieta para entrar en la defensa ajena y desmantelar los esfuerzos de Shawn por tomar el timón de la ventaja. En momentos ni uno de los dos se animaba a salirle al toro por los cuernos, y Porter seguía poniendo su firma de peligro, mas Crawford no se achicopalaba para nada y sus golpes de contundencia se quedaron de planta pegando con tubo, pero en varias ocasiones al sentir que Porter se le pegaba como sanguijuela se lo despegaba o al menos trataba de ponerlo a distancia, sin permitir que ese ocaso se infiltrara en su piel y pudiera cometer un error irreparable. Y para la mitad de la pelea, las guantadas de Crawford avisaban de tormento sin miramiento, pero también se preguntaba; ¿que mas debería de hacer para doblegar la voluntad de Shawn? que se metía a la línea donde el fuego calcinaba. Crawford empezó a poner más autoridad con su pegada de roca, pero Porter seguía sin intimidarse, aunque en sus dislocadas entradas estaba pidiendo a gritos una pared que lo pararía en seco, y tal como se pronosticaba, Shawn llego solito a la palanca del cloroformo, pues fue como una trampa para Shawn que sin remedio cayó de sentaderas, y si se levanto para seguir dando de la guerra que anuncio y que llevaba grabada en su ropas, pero los dardos certeros de Crowford al fin quebraron su espíritu y volvió a besar el polvo y le pego a la lona con el guante repetidamente en senal de impotencia y el referí al ver tal berrinche , no creyó prudente dejar que le siguieran dando hasta por los sobacos, y puso un sanseacabó en el decimo asalto. El campeón dio unas zapateada a la lona y se aventó una bailada con mamá de celebración en la misma tarima brava. Errol Spence estaba en la audiencia y ya veremos de cuales cueros saltan más guantadas si es que se enfrentan.

Poster Joe Serrat