POR AÑOS NADIE PIENSA EN MESES
Por Andrés Pascual
Lea debajo lo que reprodujo el Nuevo Herald sobre la pelea Cotto-Álvarez:
http://www.elnuevoherald.com/deportes/boxeo/article32282058.html
Meses no significa años ni a la fuerza, lo peor es que pasan sin editar cualquier barbaridad de agencia, porque, o no conocen o les importa un pito ¡Allá el fanático! Que no los lee, si no tenían que vender mangos.
Lo que escribió el vegabajeño Carlos Narvaez (foto a la derecha entrevista a Juan González), sobre el último “alarido” del boxeo es para “alquilar balcones durante carnavales”, el boricua títuló un material sobre la pelea entre su paisano y el azteca “NO LLEGARÁN CON PAÑOS TIBIOS”, yo le preguntaría ¿Conoce usted alguna pelea en que llegaran con paños tibios o fríos? ¿Por qué arriesga, por qué pone en peligro su credibilidad como cronista al pensar así y escribirlo?
Cuando un comentarista es capaz de no poner en duda cómo pudieran comportarse dos boxeadores que disputirán un encuentro de importancia e interés, será porque conoció, porque supo y puso otros.
¿Qué boxeador profesional llega a una pelea grande mal preparado? Se supone que ninguno, sin embargo, algunos amanuenses, a falta de elementos interesantes a considerar, se puede apear “está mejor preparado que nunca o esta muy bien preparado”, detallitos al fin y al cabo; pero uno hoy, otro mañana…hacen un muro que ni el de las “lamentaciones”.
El 1ero de Septiembre de 1956, Santiago “El Guaguerito” Martínez, peso pluma cubano, perdió por decisión en 10 rounds contra el americano Pete Kawala en el Palacio de Convenciones y Deportes de Paseo y Malecón en La Habana.
En los camerinos, se le ocurrió decirle al cronista Nelson Varela que había peleado sintiéndose mal, enfermo y Varela comentó.
El resultado fue la apertura de una investigación que involucró a la Comisión de Boxeo y Lucha y a la DGD en la persona del propio Director, entonces Coronel Roberto Fernández Miranda, con otro mal para el pugilista: la retención de la bolsa del criollo más su suspensión por un período indeterminado, que no fue de por vida, porque no encontraron algo que sugiriera corrupción en la confesión de Martínez, que trató de justificar la derrota contra un contrario superior con semejante estupidez.
Este tipo de proposiciones, como la de Narvaez en El Vocero, en otros tiempos, le aseguraba una catástrofe personal, una crisis de credibilidad, porque pudiera entenderse como que conoce casos en que hubo paños tibios o fríos en algún que otro pleito; en buen español, que sabe de PALAS que le han pasado por los ojos y ha mirado para otro lado por lo grave del asunto.