La fama / Arma de doble filo
Por: Rey Colón / The Sport Press
¡Si subes a la cuesta de la fama, cuídate de un resbalón!…fue un tremendo éxito de la orquesta de Willie Rosario con Meñique que se puede aplicar a cualquier persona, pero en especial a los atletas.
La fama es peligrosa y más en esta época de redes sociales, ratings y puro mercadeo en donde se explota la figura de la persona a su máxima expresión con invitaciones a cuanto programa radial, televisivo y medio noticioso existe en el país con tal de capturar ‘prime share’.
Thomas Dulorme lo vivió y ahora con más intensidad Félix Verdejo.
El fenómeno mediático que se teje alrededor de un atleta cautiva no solo a ‘Juan Fanático’, sino también a grandes auspiciadores que gustan de apoyar a estas figuras, pero una vez dan un par de traspiés…¡a volar se ha dicho!.
Ya no se anuncian en sus trusas y los concesionarios de autos les retiran el intercambio.
La fama y la promo también permite que muchas personas se acerquen al boxeador para ofrecerle sus servicios -de diversas formas- y con su don de ‘buena gente’ logran incorporarse al staff de trabajo consiguiendo entrar al mundo fantasioso que es el boxeo profesional viajando el mundo entero.
Dulorme hasta el 2012 era considerado por la prensa especializada en boxeo internacional como uno de los mejores cinco prospectos del mundo hasta que tropezó con una piedra llamada Luis Carlos Abregu, que lo derrotó por nocaut técnico en siete asaltos.
De ahí en adelante, el brillo de la estrella de Dulorme, que a la sazón tenía 22 años, se opacó incluso dentro de los organismos que rigen el boxeo profesional cuando vio descender su privilegiada posición en las clasificaciones y la publicidad que se tejía en su alrededor.
Antes de ese revés se decía que Dulorme no ‘podía fallar’ y sería ‘el próximo campeón boricua’ contando con una legión de fanáticos que así lo atestiguaban en las esquinas de cada barrio y en las redes sociales como hacen actualmente con Verdejo.
“Eso pasa. De momento iba bien. Tuve una derrota y quizás el público no la aceptó como la tenía que aceptar pero yo la acepté, que es lo importante. Y volví llegando a pelear por un título del mundo, y con los mejores del mundo. No he perdido con ‘Juan Cara de Queso’. Son con peleadores elites y sigo peleando con boxeadores elites”, describió.
Indicó que esa época de fama pasó, le sirvió de experiencia y madurez por lo que concentrará en entrenar fuerte para conseguir otra oportunidad titular en las 140.00 libras.
Y lo puede lograr. Solo tiene 25 años y es un dedicado al gimnasio. El brillo de sus ojos ha regresado y está consciente que el 2016 es un año para alcanzar las metas que se trazó desde que era un adolescente. “El boxeo es cuestión de tiempo. Es tu tiempo, creces y puedes bajar como puedes subir. Esto es qué tal luces encima del ring para que los fanáticos vuelvan a cogerte cariño otra vez. Y estoy seguro que eso pasará”, finiquitó.