Hagler vs. Hearns / 31 años de la pelea más trepidante de la historia
Era la defensa número once del “Maravilloso Marvin Hagler (derecha). Su rival, el temible noqueador Superwelter, Thomas Hearns (izquierda). Había conquistado la corona –Hagler-, el 27 de septiembre de 1980 en Wembley, Londres, Reino Unido al noquear al zurdo Alan Minter, en un rápido combate que se terminó en el 3er round. El recordado referee panameño Carlos Berrocal detuvo la desigual refriega debido a las heridas de Minter en el rostro y su mal estado luego de los recios golpes de Hagler.
Una vez detenido el combate para proteger la integridad física de Minter, los “Hooligans” del boxeo demostraron su disgusto y bombardearon el ring con toda clase de objetos contundentes. A Hagler, que estaba arrodillado en el medio del ring, agradeciendo a Dios, su victoria, lo cubrieron con unas toallas y con sus cuerpos para evitar que resultara herido. El referee Carlos Berrocal, aterrorizado, se metió debajo del ring. Años después, en Maracay, Venezuela, me diría que ese es “uno de los más grandes sustos que he pasado en mi vida”.
Después de aquel peligroso escándalo, efectuó 10 defensas de la corona, antes de enfrentarse a Hearns, 9 de ellas por Ko y una sola decisión sobre el panameño Roberto “Mano e Piedra” Durán. Hearns era el Campeón de los Superwelters y exhibía record de 42 ganadas, 37 nocauts, una derrota por kot en 14 rounds ante Sugar Ray Leonard, el 16 de septiembre de 1981 en el mismo estacionamiento del Caesar´s Palace de Las Vegas donde, ese día, se enfrentaría al “Maravilloso” Marvin Hagler. Allí mismo había propinado un escalofriante Nocaut al ídolo panameño Roberto “Mano e Piedra” Durán, el 15 de junio de 1884.
Mucha gente pensaba, incluso importantes comentaristas de boxeo, que Hearns iba a resolver este combate, temprano a su favor por su terrible pegada. Sobre todo con la derecha larga que había dejado una larga lista de víctimas a lo largo de su carrera. Varias de ellas, ilustres como “Mano e Piedra” Durán y el mexicano Pipino Cuevas. Resultados verdaderamente traumatizantes para panameños y mexicanos. Incluso, el 2 de agosto de 1980, cuando Hearns noqueó a Pipino, los medios de comunicación destacaron que había habido varios suicidios en territorio mexicano.
Tal vez, por esta razón, el favorito sentimental en América Latina parecía ser el “Maravilloso” Marvin Hagler. En esta pelea hubo un detalle que casi nadie calculó. Ese fue el poder asimilativo del Pelón de Broxton. Lo que aguantó Hagler en los segundos iniciales del primer round, fue algo increíble. Así como la forma de reaccionar y responder a ese castigo. Muchos piensan que ahí ganó la pelea; porque, además de que demostró que aguantaba los mejores golpes de Hearns, también lo intimidó. Incluso, la confianza de Hagler creció de tal forma que se sentía ya capaz de terminar aquello en cualquier momento.
Los comentarios Pre Pelea apuntaban a que Hagler trataría de pelear adentro e imponer su estilo peleando a la corta y ejecutando sus combinaciones parándose a las dos guardias. Hearns buscaría ponerlo a su distancia para ajusticiarlo con su mortal derecha larga. Pero lo que casi nadie esperaba era que el “Maravilloso” saliera como un Demonio a buscar a Hearns para intercambiar disparos a quemarropa.
Hearns se montó en ring con su clásica actitud amenazante. Inclinó su cuerpo hacia adelante para estirar su espalda, siempre mirando a la esquina de Hagler, y los huesos de la columna le sonaron de tal forma que en la grabación de la pelea se escucha el traquear de sus vértebras. Hagler subió relajado y con una disposición impresionante. Se daba toquecitos en la frente como preparándose para recibir golpes más fuertes. Eso demostraba que venía dispuesto jugársela.
Apenas sonó la campana, Hagler dio una demostración de lo que venía cuando salió al centro del ring y de una vez lanzó un fuerte gancho de izquierda a la cabeza de Hearns. Se llevó a Hearns contra las cuerdas y allí pareció ocurrir el momento clave del combate. Hearns conectó su derecha de frente a Hagler que venía entrando, e incluso la repitió. Hagler pareció vacilar un segundo e inmediatamente se recompuso. Hearns lo ametralló con combinaciones y el “Maravilloso” se agarró por pocos segundos.
Hagler siguió al ataque. Presionaba y recibía. El Upper de “Hit Man” provocó una herida en la frente de Marvin que dejaba caer un hilillo de sangre en la frente. Volvieron al centro del ring donde intercambian metralla a instancias de Hagler que doblaba su cintura para evitar los puños de “Hit man” y lanzaba su derecha larga. Par de duras derechas de Marvin mandaron a las sogas a Hearns, que ya andaba un poco aturdido. En las cuerdas Hagler se recostó de Hearns y empezó a ejecutar un impresionante trabajo de destrucción.
Derechas e izquierdas, arriba y abajo, por parte de Hagler. Hearns estaba acorralado y no podía salirse. Estaba metido en un problemón de pronóstico reservado. La campana sonó en medio del escándalo del Caesar´s Palace. Hearns caminó dificultosamente hacia su esquina, mientras Hagler se fue orgulloso al rincón. En el caminó volteó de reojo para ver a Hearns. Parecía querer decirle “¿Qué me dices ahora?, ¿No que me ibas a noquear?”
Para el segundo round, Hearns salió inicialmente a bailar y evitar la pelea adentro. Debía tranquilizar el ritmo de pelea para imponer su boxeo a la distancia y también tomar aire y recuperar fuerzas porque el 1er round fue muy duro y no le fue bien. Pero Hagler estaba decidido a hacer sufrir a Hearns lo más posible. Atacaba desde lejos con sus ganchos de izquierda o derecha según la guardia que estuviera usando en el momento. Volvió a acorralarlo en las cuerdas y le hizo vivir otro Via Crucis. Hearns buscaba alejarlo con su Jab pero no podía, Hagler tenía muy buen movimiento de cintura y, además, sus energías estaban mermadas. El fuerte castigo recibido lo había disminuido.
En el tercero siguió Hearns, tratando de mantener alejado a Hagler. Este no había vuelto a acorralarlo en las cuerdas y sus ataques habían mermado un poco. El ritmo del combate había sido endemoniado. Pero un hecho, casi inesperado, revolvió la furia de Hagler. El referee Richard Steele le miró el sangramiento de la frente a Marvin y detuvo el combate. Llamaron al médico, lo examinó, pero le dijeron que la herida se estaba poniendo fea y que en algún momento le podían parar la pelea.
Esta situación hizo que la esquina de Marvin prendiera las alarmas y le indicaron que terminara de una vez con aquello. El “Maravilloso” volvió a arrojar “Espuma por la boca” y se le fue encima a Hearns. Este trataba, a duras penas de seguir su plan de pelear desde afuera. Hagler lanzó su gancho de derecha, parado a lo zurdo, y alcanzó a Thomas detrás de la oreja izquierda. Por el impulso Hearns salió caminando hacia su derecha, pero un par de traspiés que dio le indicaron a Hagler que el golpe había hecho daño.
Hagler captó que el “bailecito” que hizo Hearns no era su caminar normal y descubrió que ahí estaba su oportunidad de terminar con aquella situación. Salió corriendo detrás de él y lo alcanzó ya en las cuerdas donde le lanzo, con todo su impulso una derecha asesina. El golpe impactó en la mandíbula de Hearns y de inmediato le desconectó la mente del cuerpo. Cayó a la lona como un muñeco. Todavía, de puro guapo se levantó de milagro, pero Richard Steele dio por terminada la pelea.
https://youtu.be/3dtBUFtFQg8
Aunque momentaneamente se puso de pie, Hearns hubo de ser sacado cargado del ring por sus segundos. Hagler había demostrado su condición de Gran Campeón. De un peleador que asimilaba increiblemente el castigo y que podía desplegar una artillería verdaderamente incontenible. Continuó como campeón y defendió su corona dos veces más. Noqueó a John “La Bestia” Mugabi en 11 rounds y perdió una discutida decisión en Las Vegas ante “Sugar” Ray Leonard. Decepcionado por esto, se retiró del boxeo.
Luego de 31 años, la afición aún recuerda este espectacular combate. A sus dos protagonistas. Gloria a ambos. Los dos se ven muy bien en distintas gráficas tomadas en actos sociales. El “Maravilloso” Marvin Hagler continúa siendo una referencia entre los pesos Medianos. Se le considera entre lo mejor de los últimos años.