Espíritu deportivo y “despojo”

Amanda Serrano se tomó la derrota con la filosofía de una campeona auténtica en un deporte donde se pierde y se gana. Un espíritu deportivo que en este negocio del boxeo, las grandes figuras parecen desconocer. La memorable pelea que nos regalaron con Taylor merece ese reconocimiento si. Aplausos para Amanda. El boxeo femenino sale fortalecido de una contienda real y con pago justo a dos atletas de su calibre.

Ante esa emotiva presentación parece que hablar de robo en el resultado es un insulto a la grandeza del triunfo social. Y todos los que hablamos de ROBO o DESPOJO, como es mi caso, somos llamados de exagerados. Y realmente se puede saludar el espíritu deportivo de Amanda, pero NO se debe dejar de apuntar al otro espíritu, al del negocio, al de las posibles ineptitudes o preferencias de los jueces.

Y allí empieza el robo, allí empieza a reinar el espíritu de los organizadores de la fiesta. A Taylor vs Serrano todos la vimos cerrada, pero los jueces NO la vieron cerrada y es desde ese punto en que se materializa la percepción hacia el robo o como yo le llamo: el despojo. La memoria numérica de esta pelea dirá que según dos de tres jueces hubo 3 y 4 puntos de diferencia entre la vencedora y la derrotada. Eso en una pelea de diez asaltos de dos minutos.

Si a esa alucinada diferencia de dos jueces le sumamos la cantidad de golpes lanzados por Serrano la contradicción y el disparate rompen los ojos. De acuerdo con lo que muchos vimos esa diferencia es irreal en términos de desempeño. Taylor fue vapuleada y casi noqueada en el quinto asalto. A partir de ese momento funcionó en modo sobrevivencia.

Ocurre que basta ver sus números de carrera para entender que, aún herida y maltrecha, su boxeo de piernas y velocidad le permite puntuar bajo las premisas del boxeo amateur. Pero nunca pudo ganar todo desde el séptimo. Es imposible e inexplicable que CUATRO ASALTOS CERRADOS SE VAYAN TODOS HACIA UN SOLO LADO. Allí se le ve la costura al despojo, la visión periférica de los jueces que inclinaron la balanza y el detalle imposible de justificar o decorar con la eterna disculpa por el beneficio de ser campeón. Fue despojo y el despojo no tiene espíritu.

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