(Foto: Suministrada)
Terence Crawford volvió a mover el tablero del boxeo mundial con un mensaje directo y calculado. El gran campeón estadounidense dejó entrever que estaría dispuesto a enfrentarse al ganador del combate entre el kazajo Janibek Alimkhanuly y el cubano Erislandy Lara, programado para el 6 de diciembre, pero su aviso sonó más como una advertencia dirigida al monarca kazajo que como un interés real por el veterano Lara. En su declaración, Crawford pareció minimizar la figura del cubano, concentrando su atención en Alimkhanuly, a quien acaso considera el verdadero obstáculo a vencer si decide regresar a las 160 libras
El mensaje no pasó desapercibido en el entorno de Alimkhanuly, actual campeón unificado de peso mediano, quien respondió que aceptaría encantado un desafío de una megafigura como “Bud” Crawford. Sin embargo, el kazajo no la tendrá tan fácil ante el experimentado Erislandy Lara, un peleador técnico, con una escuela pulida y un estilo que puede frustrar a cualquiera con su defensa y contragolpe. Si Lara logra imponer su ritmo, podría cambiar el panorama por completo, ya que sería una victoria histórica para un boxeador que ha resistido el paso del tiempo y sigue vigente a los 42 años.
Todo apunta a que Crawford tiene un objetivo mayor. Su estrategia parece ir encaminada a conquistar su cuarto título indiscutido en una nueva división, una hazaña que lo consolidaría definitivamente entre los dos o tres más grandes de todos los tiempos. Su interés en Alimkhanuly no es solo por orgullo, sino por historia: lograr algo que pocos, o mejor dicho, que nadie ha conseguido.
Por ahora, el mundo del boxeo espera entonces la noche del 6 de diciembre para conocer quién saldrá vencedor entre Alimkhanuly y Lara. Si el kazajo confirma su posible favoritismo, podría abrirse una de las peleas más esperadas del 2026: Terence Crawford vs Janibek Alimkhanuly, un duelo de campeones con tres cinturones en juego y el atractivo de ver si “Bud” puede volver a hacer historia en las 160 libras. Pero de vencer Lara, podría poner a pensar un poco a Crawford, y quizás obligarlo a reconsiderar que en el boxeo, las leyendas cubanas aún pueden dar más de una sorpresa.