Bradley Olmeda / Historia de vida
Fotos cortesía: JOSÉ RAMOS
Bradley E. Olmeda Muñiz es un joven boxeador puertorriqueño (natural de Mayagüez), quien el pasado 25 de enero de 2020 hizo su debut en el boxeo profesional en la categoría Semicompleta, donde obtuvo una victoria por nocaut ante Oscar Adorno.
Comenzó la etapa amateur a los 15 años, realizó 45 combates, de los cuales obtuvo 41 victorias con 4 reveses. Aunque tiene unos padres que han sido ejemplo y apoyo, no todo ha sido “miel sobre hojuelas” en la vida del peleador. De éste y otros temas nos habla Olmeda en la siguiente entrevista.
¿Dónde te criaste?
“Yo soy nacido y criado en el Residencial “La Arboleda” de Mayagüez, Puerto Rico”.
¿Cuántas personas componen tu núcleo familiar?
“Está compuesto por mi pareja, mis padres y hermanos”.
¿Hasta qué grado cursaste estudios?
“Terminé el cuarto año de escuela superior (secundaria) y a los 19 años estaba estudiando una carrera de Artes Culinarias y a la misma vez estuve trabajando como Líder Recreativo, pero fue interrumpida”.
¿Algún familiar tuyo practicó el boxeo?
“Sí, mi papá cuando joven hizo como 6 peleas en el boxeo aficionado, en adición mi padrastro que ha sido una pieza clave en mi vida y practicó el boxeo. Siempre me inculcaron eso y puedo decir hoy que gracias a ellos fue que entré al pugilismo”.
Cuando estabas en la escuela elemental (primaria), ¿llegaste a pelear con los compañeros?
“Te puedo decir que en la escuela intermedia peleaba casi todos los días, pero en la elemental más”.
Recuerdo que cuando viví en el Residencial Público “La Arboleda” jugabas baloncesto, ¿cómo surgió el cambio del baloncesto al boxeo?
“El cambio surge, ya que recuerdo que en la Barbería “Sultana”, donde trabaja el entrenador de boxeo Douglas Ríos, quien también fue mi entrenador y cuyo dueño es Richard Rodríguez (el padre del boxeador “Richie” Rodríguez). Recuerdo que “Richie” comenzó a boxear y un día hacen una cartelera en Hormigueros (Valle Hermoso). Fui con mi padrastro a ver esa cartelera y ahí lo vi pelear como aficionado. Y de ahí me entró esa “fiebre, hablé con mi padrastro y de ahí comencé a practicar boxeo con el entrenador José Malavé.
Voy a entrar en un tema de índole personal si no te es inconveniente. Me gustaría saber, ¿en qué momento tuviste problemas con la justicia y cómo has podido encaminar tu vida nuevamente?
“Wilfredo, te puedo decir que comencé a tener problemas con la justicia alrededor de los 17 años, pero a los 11 ya usaba drogas ilícitas. Como era menor me dieron una probatoria, la cual concluía a los 20 años. Pero la misma fue revocada y me busqué un caso de joven adulto, fui ingresado a prisión durante 6 años de mi vida. No ha sido fácil, he pasado por sufrimientos. Dentro de todo, siempre Dios ha estado en control y he sabido levantarme. He tenido el apoyo de mi familia que nunca me han dejado solo, de mi pareja y amistades” Salí con grillete, ya llevo 14 meses en la “libre comunidad”.
¿Qué delito te llevó a prisión?
“Yo ingresé por unos asaltos a mano armada”.
Háblanos de tu debut en el boxeo rentado.
“Te voy a ser bien honesto. Como dice mi entrenador (José Luis Trabal), “fue una loquera”, en el sentido de que fuimos preparado, bien entrenado. Se hizo todo el trabajo Fue una “loquera” porque fue todo rápido, para que me motivara. Tenía la fiebre para debutar, pero no fue fácil porque hubo muchas piedras de tropiezo”.
“Fue la mejor experiencia, me sentí sύper bien. Muchos compañeros me decían que no era lo mismo el boxeo aficionado que el profesional. Pude experimentar que es totalmente diferente, que no hay careta, el vendaje, los guantes, todo cambia, pero es una experiencia brutal”.
¿Te sorprendió que el pleito concluyera antes del límite?
“En verdad me sorprendió, porque el plan de trabajo era salir a boxear todo el tiempo. Como decía mi antiguo entrenador (José Malavé) “clases de boxeo”. Eso también me inculcó mi entrenador Trabal. El golpe llegó sin desesperarme y pudimos despacharlo en el primer asalto”.
Si alguien puede dar un consejo a los jóvenes eres tu, ¿cuál sería?
“Le diría a la juventud que si pueden estudiar que lo hagan, que le hagan caso a sus familiares. La calle lo que les va a dejar es muerte, el vacilón, la “fumaera”, las bebidas alcohólicas, eso es algo pasajero. Te disfrutas al momento, pero después te sientes solo, vacío. Cuando uno está en prisión, uno sabe quiénes son los amigos, que son pocos. Yo sí puedo decir que querer es poder. Nada es imposible en la vida y nunca es tarde”.