Alma Ibarra, ¿hizo lo correcto en retirarse de la pelea ante la campeona mundial Jessica McCaskill?
Ganar una oportunidad para pelear por un título mundial no es cosa fácil. Cuando un peleador logra alcanzar tan preciado objetivo hace lo que sea para salir con la correa alrededor de su cintura y así abrir las puertas para una mejor calidad de vida, ese es el propósito de tanto sacrificio.
Pero, ¿cómo se vería que en plena pelea titular el retador quiera abandonar el pleito y de vez tirar por la borda todo aquello por lo que trabajó sabiendo que quizá esa oportunidad no la volverá a tener otra vez? Seguramente sería objeto de las más peores burlas y epítetos que se nos pueda imaginar.
Pues, hace unos días la peleadora mexicana Alma Ibarra hizo exactamente eso. En pleno combate con Jessica McCaskill (una de las mejores libra x libra del planeta) decidió retirarse del combate cuando estaba en el descanso para el cuarto round. Mientras su esquina insistía en ponerle el protector bucal y trataban de convencerla para que siguiera, la púgil exclamó que solo quería llegar viva a su casa y estar con su hijo. Ella reconoció que sus golpes no hacían efecto en la campeona y que sus probabilidades de victoria eran bajas al tiempo que sentía que las probabilidades de acabar de mala manera eran altas.
En mi opinión, es de respeto que ella tomara esa decisión y reconociera sus límites cosa que muchos no harían empujados por el orgullo. Orgullo que ha producido muchas víctimas fatales, víctimas que fueron lamentadas por la comunidad boxística como sucedió con otra joven mexicana hace unos meses atrás. Muchos preguntaran, ¿para qué subió entonces, por qué no eligió otra profesión? Recordemos que el boxeo es un negocio de alto riesgo, a la vez que es cruel, no muy agradecido y es un medio atractivo por lo lucrativo.
De mi parte celebro que salió con vida y en salud. Quizá no logró su sueño de ser campeona, pero al menos puede contar que salió para seguir viviendo junto a su familia que es lo que en verdad importa.