El choque de una raza: Salido vs García
Las peleas entre mexicanos tienen una emotividad y un sabor especial, pero cuando estas confrontaciones se realizan entre un mexicano y un méxico-americano, la rivalidad suele ir hasta las últimas consecuencias dentro del ring, regalando inolvidables batallas que casi siempre tienen segundas y terceras partes. Esa es la promesa para el Madison Square Garden, cuando el campeón OMB pluma, Orlando “Siri” Salido, choque con el invicto Miguel Ángel “Mikey” García.
Una guerra histórica
El 13 de marzo de 1993 marcó en enfrentamiento entre los dos más afamados presentadores del mundo del boxeo: Michael Buffer y Jimmy Lennon Jr. Cada cual le hizo los honores a uno de los campeones que unificarían los cintos CMB y FIB; se trataba del nacido en ciudad Netzahualcóyotl, Humberto “Chiquita” González, y de Michael “Manitas de Piedra” Carbajal, de Phoenix.
Como todo choque de titanes, los primeros cuatro episodios fueron de alarido entre los bombazos que Carbajal lanzaba a la distancia y las arremetidas en corto de la “Chiquita”. El primero en caer a la lona fue Michael en el segundo episodio, misma historia que se repitió en el quinto, donde “Manitas de Piedra” apenas logró llegar al final del asalto. Pero desde ese momento Carbajal aprovechó su cruzado de derecha para contragolpear a su oponente, cada vez que éste intentaba entrar en el corto espacio.
El “Manitas de Piedra” logró su cometido en el octavo, mandó al mexicano a la lona de forma definitiva y adjudicarse los dos cinturones y el placer de ser catalogado el mejor del mundo. Pero González no iba a dejar las cosas así: pidió la revancha, que se concretó para el 19 de febrero de 1994.
A la excelente preparación de Ignacio Beristaín, se agregó el apoyo del magnífico entrenador Jesús “Cholaín” Rivero. El resultado fue un Humberto González peleando a la distancia, metiendo una combinación y saliendo; sin el intercambio donde podía imponerse, Michael Carbajal perdió sus títulos por la vía de los jueces, que marcaron una DD a favor del mexicano. La polémica se centró en el corte de la ceja izquierda de la “Chiquita”. Para algunos meritaba parar la pelea y otorgar el KOT a Carbajal, pero el réferi Lou Filippo decidió terminar la pelea.
En la tercera reyerta, la estrategia de ambos fue la misma de la pelea anterior, con el desafortunado factor de que ambos llegaban mermados en sus condiciones físicas y boxísticas y ante la silbatina del público, que no aprobó la demostración de los dos, González se llevó de nuevo la victoria, esta vez por decisión mayoritaria.
Otra serie que marcó el fin de una era y el inicio de otra fue la confrontación entre Julio César Chávez y Óscar de la Hoya. Mientras que el primero había entrado en su decadencia después de perder su invicto ante Frankie Randall, las incontables batallas con el fisco de México y la pugna con su esposa, que en palabras del propio JC fue su más dura pelea.
En cambio, De la Hoya venía de ganar la medalla de oro en el peso ligero dentro de los juegos olímpicos de Barcelona 92, de ganar el campeonato OMB superpluma ante Jimmi Bredahl, el OMB ligero ante Jorge “Maromero” Páez, y de convertirse en la joya para el gran enemigo de Don King (promotor de Chávez): Bob Arum.
La cita fue en el Caesars Palace, de Las Vegas, el 7 de junio de 1996; para la polémica quedará el hecho de que Julio César subió cortado a la pelea: se había lesionado a días del enfrentamiento con De la Hoya y una pequeña sutura no fue suficiente. Desde el primer round, la herida se abrió y comenzó a ensancharse, manando abundante sangre e impresionando a los oficiales y al público en general.
A pesar de que Óscar mostró una defensa hecha a la medida de Chávez, ideada por el mencionado “Cholaín” Rivero, la contienda se definió por esa cortada del ojo izquierdo, con la visibilidad nublada por la sangre, más lento y más pequeño que el “Golden Boy”, Chávez no pudo entrar en la pelea y el réferi Joe Cortez decidió detenerla en el round cuatro.
Para mucha gente que aun creía en la imbatibilidad de Julio César, la pelea tuvo un mal sabor de boca y a gritos se pidió la revancha. Con la marca en la agenda para el 18 de septiembre 1998, De la Hoya redobló su trabajo, encerrado en las montañas de Big Bear; mientras JC hacia su entrenamiento en un casino de Lake Tahoe, donde las conferencias de prensa y las escapadas a las maquinas fueron la constante del gran campeón mexicano (se habla incluso de que Chávez llegó a ganar 10 mil dólares en uno de los aparatos de la suerte)
Con tan dispares entrenamientos fue obvio que el día de la verdad en el tinglado del Thomas & Mack Center, también en Las Vegas, Óscar demolió sin lugar a dudas a Julio César, quien sin el problema de la ceja pudo meter buenos golpes al nacido en Los Ángeles, pero no los suficientes para detener el vendaval que en esos días era De la Hoya. Chávez se retiro en el octavo episodio, después de que el fuerte golpeo de su enemigo le causó una severa lesión en el paladar.
La hora del “Siri” y “Mikey”
Aunque en las últimas grandes peleas Orlando “Siri” Salido ha salido como la victima indiscutible, algo que no podemos olvidar es que no ha sido noqueado, y más importante que eso: ha salido a partirse el corazón para ganarse al público. Por el contrario, en las últimas contiendas de Miguel Ángel “Mikey” García, la gente tiene la sensación inequívoca de que va a noquear a su oponente, pero el ritmo extraño del hermano de Robert García saca de quicio a los aficionados, como jugando con el oponente y rematando al final.
Salido llega a la contienda en el cúspide de su carrera, cuando las mejores bolsas y las grandes peleas lo reconocen como un gran campeón a pesar de sus 11 derrotas, la mayoría de ellas en su etapa juvenil donde llegó a pelear mes con mes. Llega con la confianza de la experiencia y de ser un peleador con gran fiereza que vende cara (muy cara) la derrota y que cuando siente la victoria cerca no la deja ir.
García llega con 25 años, con la ilusión de ver capitalizados años de duro entrenamiento, y con la expectativa a cuestas de quien lo cataloga como uno de los mejores peleadores de la época; cosa que aun no ha podido demostrar. Llega con la confianza de que su excelente técnica y enorme pegada pueden vencer cualquier reto.
Ambos tienen fama de entregarse a tope en el gimnasio, con el profesionalismo y el amor al boxeo que hoy día falta en muchos púgiles. Ambos son peleadores serios que no se meten en polémicas de calentar la pelea en conferencias de prensa o entrevistas. Ambos respetan a su rival y a pesar de ser implacables en el ring, son personas en extremo tranquilas en su vida cotidiana.
Para Orlando, su tercera defensa significa aumentar su valor monetario para una siguiente pelea, significa seguir grabando su nombre en la historia del boxeo como un autentico hombre cenicienta, que empezó ganándose la vida como albañil y que ahora disfruta de las casas que otros construyen, con una pequeña ilusión de meterse al negocio de las bienes raíces, cuando su carrera termine.
Para Miguel Ángel, su primera oportunidad mundialista significa entrar el mundo de las luminarias de la dulce ciencia, de meterse al selecto grupo de los campeones del mundo y seguir los exitosos pasos de su hermano, quien después de haberse ganado el respeto en la lona ahora lo hace desde el banquillo.
Ambos peleadores son perfectos detectores de los puntos débiles de sus contrincantes. Aunque el “Siri” explota desde el inicio esa ventaja, “Mikey” la reserva para un momento especial para él, como si no pelease ante un público. Ambos, sin embargo, tienen grandes problemas con la velocidad: para Salido es mortal enfrentar a un peleador ágil, García inicia muy lenta y fríamente sus peleas, lo que en un momento será un gran su gran problema.
La clave para la victoria de Orlando será salir a cortar los espacios de su oponente, sin entregarse de lleno al ataque pero sin dar oportunidad de que García se caliente y comience a jugar. Deberá meterse en corto con gran trabajo de cintura y apostar en el ataque a los planos bajos, para poder sortear el final de la pelea. Cuando sienta que García comienza a pelear verdaderamente, debe preferir la distancia: golpear y salir. Su oportunidad está en llenar los ojos de los jueces, no en el KO.
La clave para ganar la tiene García en su derecha, soltarla con más generosidad desde el inicio y acortar los avances de Salido, sin confiarse demasiado en esa quijada que parece de acero, porque una gran sorpresa puede venir envuelta en un volado. García debe apostar al contragolpe con velocidad y sin escatimar su boxeo. Puede terminar la pelea con el conteo del réferi a su oponente si saca ese corazón que ha quedado a deber en muchas ocasiones.
El “Siri” puede perder esta pelea si piensa en un KO fácil ante la parsimonia de Miguel Ángel, es bien conocido que Salido se prende mucho cuando intenta finiquitar la pelea y ya lo han mandado a la lona cuando ha descuidado su defensa en estas embestidas. Si piensa que podrá ganar los intercambios de golpes como lo hizo con Juan Manuel López, seguramente la pelea no pasará del sexto episodio, pero si hace una pelea en extremo precavida, dejará que el león despierte y perderá en las tarjetas.
Para “Mikey”, la derrota puede estar fincada en lo que deje de hacer: puede ser más veloz que Orlando, con más pegada y más agresivo, ¿pero hasta cuándo?, esa es la pregunta. Si deja pasar los rounds sin meterse de lleno a buscar la victoria, cuando quiera ir por el campeón del mundo seguramente el tiempo lo derrotará, puesto que enfrente no tendrá un boxeador como Jonathan Víctor Barros.
muy buena nota… si gana Salido o Garcia todos estaremos contentos…