Tirando guante- El Torito toma otro paso hacia un nuevo título mundial
Si Juan “Baby Bull” Díaz hubiera sido dotado con ese tesoro que es el ponch, quizá, todavía fuera campeón mundial. El boxeador de Houston, Texas, quien ha regresado al ring después de un breve descanso, ganó ante Juan Santiago su tercer combate al hilo batiendo a su rival por una decisión unánime de calle el sábado. El Torito acaba de firmar un contrato de 6 combates con el promotor Bob Arum diciendo que firmó con Top Rank porque el veterano promotor quiere perfilarlo para que dispute otro campeonato mundial en lugar de sólo usar su nombre.
Díaz, 38-4, 19 KOs, fue campeón indiscutible de todos los títulos ligeros antes de toparse ante el gran Juan Manuel Márquez. El boxeador tejano de apenas 30 años, tiene condición física, boxeo, defensa y aguante, pero carece de esa pegada que define las peleas. En su primer combate ante Márquez, el Torito acorraló al campeón mexicano contra las cuerdas en varias ocasiones tupiéndolo a dos manos a la mandíbula y a los bajos. Si tuviera ese poder aniquilante que tienen los grandes noqueadores, no cabe duda, que hubiera puesto fuera de combate al mexicano. Márquez cambió su plan de pelea en la segunda mitad del combate, y peleando en el centro del ring, logrٕó conectar al Torito para propinarle el único KO de su brillante trayectoria.
En la primera etapa de su carrera, el púgil tejano ganó sus batallas a base de un boxeo encimoso y abrumador. El Torito substituye su falta de ponch lanzando toneladas de golpes. El Baby Bull libró una de sus primeras batallas en El Paso cuando tenía 17 años y desde entonces le vi madera de campeón. “Necesitaba los rounds”, dijo el Torito después de su victoria ante Santiago. “Lo pude dominar finalmente tirando muchos golpes. Necesitaba el trabajo”.
Díaz, según información de Top Rank, regresará al ring a principios del año entrante con otro combate de fogueo antes de subir de nivel con un contrincante ranqueado. El Torito busca recuperar el titulo de las 135 libras.
En el combate estrella en esa misma función en donde peleó Díaz en Denver, el hijo favorito de Colorado, Mike Alvarado, no pudo con la reciedumbre del ruso Ruslan Provodnkov. Con sólo 5 pies, 6 pulgadas de estatura el púgil ruso es un pedazo de riel, un bloque de concreto, una bola de boliche que va hacía adelante tirando golpes y quitándose los obuses del rival mayormente con la cara sin inmutarse.
A Ruslan hay que boxearlo y evitar los choques, porque el púgil de Siberia es como una aplanadora o una máquina de tren que va para adelante machacando todo lo que tiene en frente. Alvarado lo boxeó algunos rounds con efectividad, pero seguido caía en los cambios de golpes que siempre favorecieron al ruso. Después de caer dos veces en el octavo asalto y estar a punto en caer en varios otros episodios, el chicano de Denver llegó al décimo asalto. Se fue tambaleando a su esquina con el ojo derecho cerrado. Sentado en su banquillo, su esquina le decía “ya estas vaciado, ya no traes nada, voy a parar la pelea” y esto se lo comunicaron al réferi Tony Weeks, y el valiente Mike Alvarado, con su cuerpo y espíritu roto, ya no salió para el onceavo asalto. El púgil, que se hace llamar el “Rocky de Siberia”, le arrebató el título mundial de las 140 libras al Mexico-americano.
Los últimos 3 combates de Alvarado, 34-2, han sido unas guerras mundiales. Mike debe descansar unos meses y volver al ring ante un rival menos duro. Provodnikov, 23-2, batallador implacable, también terminó con la cara muy averiada, pero contento de ser campeón. El ruso debe aprovechar su nueva fama y sacarle jugo a su corona, porque con su estilo de choque no durará mucho en la cima, ya que recibe demasiado castigo