Yesica Marcos retuvo sus cinturones ante Acuña en fallo polémico
Yesica Marcos defendió sus títulos supergallo AMB y OMB tras empatar por decisión dividida con Marcela Acuña en fallo controversial, en el Anfiteatro Juan Pablo Segundo de San Martín, Mendoza, el pasado viernes.
Justeza, precisión, potencia, todo esto por parte de Marcela Acuña (37(17)-6(1)-1), quien demostró estar por encima de las expectativas, ante una Yesica Marcos (21(7)-0-2) atada y que solamente pudo prevalecer en un par de rounds gracias a su plan de ir al frente y hacer valer su juventud. Pero Acuña, tiempista y de cabeza fría como ninguna otra campeona mundial de argentina, fue clara vencedora.
“La Tigresa” Acuña salió decidida al primer round. Supo que esta pelea definía su futuro como boxeadora. Salió desde el inicio a plantar una derecha al rostro de Marcos, quien no logró tener un blanco fijo en su rival por sus movimientos de cintura y de piernas. La mendocina no encontraba la distancia y por la velocidad de su oponente, se veía en apuros por cada contraataque, principalmente el directo y el cross de izquierda.
Lenta, atada, carente de piernas, demasiado vertical, se la veía a Marcos en el segundo asalto. Los mismos golpes rectos y voleados que Acuña le conectó en los anteriores tres minutos, hicieron mella sobre su humanidad. Mientras la actual bicampeona del mundo intentaba castigar en la zona hepática, la pionera del boxeo femenino bloqueaba con el codo derecho y contraatacaba con cross de izquierda. Marcos, trató con guapeza de hacerle daño con cualquier fórmula, pero sus envíos quedaron en el aire, bloqueados o sin hacerle mayor efecto a su ídolo.
En el tercer capítulo Marcos intensificó su trabajo pero Acuña fue vencedora de todas maneras. La mendocina conectó un buen gancho de izquierda y también demostró lo suyo al atacar con el cross zurdo. Acuña, con la misma receta, economizó los movimientos y contragolpeó en el momento justo. Cada golpe fue pensado, cada golpe tuvo su porqué y sumado a su mayor potencia, logró llevarse la ventaja nuevamente la boxeadora formoseña.
Marcos siguió sin encontrar el ritmo en el cuarto round. Atacó pero sin efectividad, imprecisa y por momentos quedando fuera de distancia. Mientras tanto, Acuña boxeó en retroceso, le metió el uno-dos, el jab, el cross de izquierda, cada maniobra tuvo razón de ser. Logró congelar el combate al contraataque sin mayores inconvenientes. La experiencia de Acuña pesó mucho sobre Marcos.
Durante la quinta etapa, el trabajo de la mendocina fue en alza. Pudo concretar un gancho al plexo y golpes claros a la cabeza de su oponente. Acuña de todas maneras siguió sacando ventaja con su poderoso contraataque que dejó paralizada a Marcos. Los movimientos de cintura de Acuña siguieron haciendo pasar de largo los envíos de la mendocina que aún no había encontrado la forma de que su estilo prevalezca arriba del ring.
Para el sexto, Marcos se dio cuenta que la única forma de ganar la pelea sería llevarla a la corta distancia e imponer sus rápidas combinaciones. Así fue que en varias ocasiones llegó limpio sobre Acuña, que continuó con el mismo plan del contraataque pero esta vez de forma esporádica y ante el avance constante de su rival, se trasladó con sus pies hacia los laterales o hacia atrás. Podría decirse que Acuña se tomó un pequeño respiro en busca del segundo aire para continuar con el mismo ritmo que en rounds anteriores. Se destacó en esta oportunidad el ataque constante de Marcos.
La séptima vuelta siguió con la misma trama. “El bombon asesino” al ataque, imponiendo su temperamento, llegó claro con el uno-dos ante una Acuña que dejó de usar las piernas. Fue así que la encontró con dos cross de izquierda imperfectos que, sumado a que “La Tigresa” estuvo mal parada, la hicieron sentarse sobre la lona. El árbitro del encuentro, Hernán Guajardo, entendió que no hubo golpe claro y no le aplicó la cuenta de ocho. A partir de allí, Acuña buscó mantenerse a distancia de la campeona y cuando el trayecto se achicó, metió el clinch o trató de atacar pero sin la precisión ni potencia de antes.
Cuando la balanza parecía inclinarse hacia Marcos, apareció nuevamente el corazón de Acuña en el octavo capítulo. La mendocina conectó cruzados de izquierda pero su retadora hizo valer nuevamente la potencia y la justeza de su contraataque. La cabeza de la pionera del boxeo femenino se puso en frío y volvió al buen trabajo de rounds anteriores. Impuso nuevamente su ritmo, su distancia, su plan de pelea.
A pesar del ataque constante y asediador de Marcos en el noveno capítulo, Acuña supo resolver con facilidad. Con bloqueos, movimientos de piernas, de cintura, con el jab para mantenerla a distancia, terminó dándole una clase de boxeo a Marcos, que con impaciencia y ferocidad iba a buscarla. Parecía buscar una mano que la voltee, aun sabiendo que no posee un puño de nocaut. Los cruzados de izquierda de la sanmartiniana no hacían tanto efecto como los de Acuña, quien0 salió mejor parada en la mayoría de los encontronazos.
La última vuelta sin lugar a dudas fue la de mayor dramatismo y donde Acuña se sintió más ganadora que nunca. Ambas, con el cansancio propio del espectáculo que brindaron, pero sin mermar el ritmo. Marcos, con temperamento y queriendo ser legítima ganadora, buscó a su oponente que, con movimientos laterales y directos de izquierda, la mantenían a distancia. Todo hasta que un cross de izquierda limpio de Acuña la paralizó a Marcos y fue entonces que la formoseña entendió que debía aprovechar esa circunstancia. La mendocina se vio nuevamente en problemas cuando un swing de derecha y luego otro de izquierda le llegaron al mentón pero afortunadamente, también se le escapó el bucal, lo que dio tiempo a Marcos de a salir del castigo. Sin embargo, cuando las dos estaban dispuestas a realizar el último ataque, sonó la campana final.
En Marcela Acuña, la alegría de saberse clara vencedora habiendo hecho una de sus mejores peleas en sus últimos tiempos. Convencida en su cabeza y en su corazón de que había hecho las cosas bien y ésta vez, de forma clara. Por otro lado, el desconcierto, el nerviosismo por parte de Yesica Marcos, que más allá de que no se imaginaba el veredicto, agradeció a su público que la fue a apoyar pero sin su sonrisa que la caracteriza. Fue más difícil de lo que pensó, porque enfrente tuvo a una boxeadora con mucha más experiencia, con mente fría y calculadora, que estaba dispuesta a revalidarse como campeona del mundo.
No obstante, el fallo de los jueces declaró el empate en decisión dividida con las siguientes tarjetas: Hugo De León (Uruguay) 96-94 para Marcos; Jorge Tripodi (Chile) 95-95 iguales y Aníbal Andrade (Uruguay) 97-93 para Acuña.
La gran mayoría de la prensa especializada, tenía entre 8 y 4 puntos para Marcela “La Tigresa” Acuña, quien más allá del empate, demostró que todavía puede darse el gusto de afrontar desafíos y rendir. Para Yesica “El bombón asesino” Marcos, se ha dibujado un empate con sabor a derrota, pero no debe bajar los brazos. Pelear con la pionera del boxeo femenino ya suma una gran experiencia en su campaña y en ella misma estará buscar el crecimiento para retener sus cinturones de forma legal posteriormente.