Vuelve Texas a la cumbre del boxeo con tres campeones mundiales
Nunca ha sido un México con sus múltiples campeones mundiales y su constante producción de retadores a títulos universales, aunque Texas ha competido bien con California, estado con un largo historial en la producción de grandes campeones y boxeadores de renombre. El Golden State ha visto nacer y crecer a grandes campeones como Danny “Little Red” Lopez, el valiente Bobby Chacón, Richie Sandoval, Alberto Dávila, Raúl “Tiburón” Rojas, Arturo Frías, Manuel Ortiz, Mando Ramos, Art Aragón (dos de los tres Golden Boys), Jesus “Veneno” Pimentel, el incomparable Oscar de la Hoya (el tercer Golden Boy), Robert García y el invicto Mikey García.
Jermell y Jermall Charlo
Errol Spence Jr.
El estado de la Estrella Solitaria había pasado por una sequía de campeones en los últimos años, pero está de nuevo en la cumbre del pugilismo presumiendo a tres excelentes campeones del mundo en los gemelos Jermell y Jermall Charlo y al talentoso Errol Spence Jr.
Texas ha tenido excelentes campeones como Jack Johnson, el controvertido pero gran campeón mundial completo, Curtis Cokes, titular welter; Oscar “Shotgun” Alvarado, superwelter; los hermanos Orlando y Gaby Canizalez, gallos; Stevie Cruz, pluma; Donald Curry, welter; Terry Norris, superwelter; Raul Márquez, superwelter; Paulie Ayala, gallo; Juan “Baby Bull” Díaz y el tremendo noqueador pesado George Foreman. Podríamos incluir también a Austin Trout, quien aunque vive en Las Cruces, Nuevo Mexico, nacio en El Paso, Texas.
La Historia de la familia Ayala merece ser recordada
Texas, además, también fue sede de uno de los mejores establos de box en la historia de Estados Unidos, aunque nunca produjo los campeones que el trabajo de Tony Ayala Sr. merecía en el famoso Zarzamora Gym de San Antonio, Texas. El entrenador Ayala forjó, quizá, el mejor trio de hermanos boxeadores en la historia de este fantástico deporte. Sin embargo, a pesar de que tenían al mundo boxístico a sus pies, los hermanos se dejaron llevar por las drogas y nunca alcanzaron el éxito que les dictaba su enorme talento.
Tony “Torito” Ayala Jr., el hermano mayor, fue un verdadero desperdicio de talento. Fue candidato a disputar un título mundial y a la grandeza a los 18 años, cuando ya había formado un record de 22-0 y 19 KOs. Chaparrito, gordito, pero dueño de un tremendo instinto asesino, que acompañado de un demoledor ponch, Tony Jr. tenía todo el mundo boxístico por delante. Desafortunadamente, con la fama llegaron las drogas y otros actos criminales que lo llevaron a pasarse 16 años en la cárcel antes de acariciar el apogeo de su carrera. Por ahí se dice que cuando tenía 14 años, el Torito le puso una tunda al mexicano Pipino Cuevas en una sesión de guantes. Ayala Jr. nunca se separó de las drogas y de los demonios internos que lo atormentaron toda su vida. Salió de prisión, pero volvió a delinquir y a pisar la cárcel de nuevo. El prometedor púgil tejano, una rara combinación de poderío y boxeo, terminó muriendo de una sobredosis de heroína a los 52 años en el mismo gimnasio en que su padre forjo su inigualable talento.
Mike Ayala, su hermano menor y un magnifico boxeador también, aunque sin el poder de puños de Tony, disputó varias veces un título mundial sin éxito. No llegó más lejos porque también cayó víctima de las drogas, inclusive, subió drogado a pelear varias veces. Sammy Ayala, el hermano menor, tampoco aprovecho su talento.
Pero hay que dejar lo negativo del box tejano atrás y concentrarse ahora en lo positivo.
Los hermanos Charlo, de apenas 25 años, son campeones mundiales. Jermall es titular medio y va que vuela a subir al ring con el triple G Gennady Golovkin o con el mexicano Canelo Alvarez. Su hermano Jermell es dueño del título de las 154 libras. El también tiene en su futuro peleas con los mejores boxeadores del momento.
Luego tenemos al orgullo de Dallas, Texas, Errol Spence Jr., campeón mundial welter. Su talento es indiscutible. Spence tiene todas las herramientas para convertirse en el mejor libra-por-libra del mundo. Su boxeo es completo, ya que lo mismo boxea que noquea a sus rivales con punzantes golpes y ganchos al hígado y al plexus solar, que machaca las mandíbulas de sus rivales con ganchos de izquierda y cruzados de derecha.
Ya no están Rocky Juárez ni el Torito Diaz, pero quedan en su lugar los hermanos Charlo y Spence Jr.
Presiento que por ahí vienen otros campeones tejanos. Es tiempo de que Texas brille de nuev0.