¡Víva México y sus entrenadores!
Don Rafael García con el extraordinario boxeador estadounidense Floyd Mayweather, Junior
México, D.F. — ¡Qué jab! ¡Qué combinaciones! ¡Qué bending! ¡Qué rolling! ¡Qué juego de piernas! ¡Qué contragolpes! ¡Qué trabajo en las cuerdas! ¡Qué manera de caminar sobre las puntas! Ese Floyd Mayweather Jr. se las gasta bien en todos esos aspectos, que fueron superlativos para agarrar de costal al “Canelo” el pasado sábado en Las Vegas.
Pero, ¿quien le ayuda a Floyd a pulirlos? Sí, porque es innegable que se requiere de un buen mentor que se los trabaje en el gimnasio… Bueno, pues tal artesano es don Rafael García, de Puebla, México. Sí, es un mexicano quien le ha metido mano a Mayweather y allí están los resultados de una escuela que sin duda, don Rafael asimiló en su evidente paso en los gimnasios de los “Rings del Altiplano”.
Y se menciona “evidente” porque la técnica -y nunca mejor dicho- la picardía de la que hace rebosante gala el moreno de Gran Rapids, Michigan, es muy similar a la que solamente florece por el D.F. y alrededores. Sí, por acá por los Baños Jordán o en los Lupita, y entre entrenadores tales como don Enrique Morales, don Rodolfo “Indio” Aguilar y los dones Sergio y Miguel “Ratón” González, tan sólo por nombrar algunos lugares y personajes… Perdón que no se haga referencia a don Nacho Beristáin y su Romanza, pero aquí más bien se está hablando de forjadores de peleadores.
Y no hay duda del trabajo efectivo de don Rafael García, el cual para empezar se lleva a cabo con la debida discreción y sin aspaviento alguno, ¿qué no estuvo entrenando Floyd Mayweather por buen rato a puerta cerrada? Bueno, pues es parte del plan no velar armas nomás porque sí.
Y no es raro ni nuevo el que la sapiencia altiplanense haga historia en las llamadas “peleas grandes”.
Allá cuando Oscar de La Hoya y Shane “Sugar” Mosley se fajaron por vez primera en el Staples Center de Los Ángeles, durante el segundo tercio de la pelea la afición quedó boquiabierta al contemplar al “Sugar” con guardia zurda y bañando de metralla al “Golden Boy”… Y era el Virtuoso de Pomona en esos momentos, una fiel réplica del “Macho” Camacho en sus mejores noches. Sí, caminaba, fintaba y disparaba, tal cual lo ejecutaba el recordado “show man” de Bayamón, Puerto Rico.
Pero, ¿de dónde se sacó Mosley ese as de la manga? Bien, partiendo de un axioma, conseja o como se le quiera llamar, acerca de que “un buen pelador en equipo con un buen entrenador, si no congenian… no logran algo bueno. Sin embargo, de un peleador regular y un entrenador regular, si éstos se llevan bien, mucho de bueno se puede esperar”.
Y no hay duda que de la armonía en el carácter se originó el que en una noche sabatina, Shane Mosley dejara azorado –bien surtido- y con ganas de salir corriendo a Oscar de La Hoya.
¿Qué con quién congenió el “Sugar”? Pues, con don Rodolfo Mata Ríos.
¿Qué de dónde era don Rodolfo? Pues, del pueblo de Tacubaya, nada más.
¿Qué cómo fue que congeniaron?
Bien, después de que Rudy “Tío” Mata entrenara al “Macho” durante los mejores años de éste, el veterano mentor se asentó en Los Ángeles y coincidía cada tarde con Shane Mosley en el gimnasio L.A. Boxing, adyacente al Grand Olympic Auditorium. Se debe resaltar que el “Tío” Mata en ningún momento fue entrenador –o aguador- formal del “Sugar”, pero se la llevaban “bien de aquellas”; al grado que hasta jugaban luchas y al ras de la lona.
-Y, ¿ora qué?
-Pos, aquí este cabrón que dice que también es luchador.
Pero entre chanza y chanza, también se le miraba a Shane prestar suma atención al “panchudo” entrenador. Así que dada la maña de Mata y la consabida inteligencia de Mosley, no se cuestiona que hubo cierta asimilación de la enseñanza “Made in Mexico City”, de la cual fue Oscar quien terminó por dar fe… y de paso el cinturón welter del CMB.
Y, ¿qué tal Terry Norris, querido lector? ¿Verdad que le fascinaban sus combinaciones de cinco golpes en tres segundos? Sí, nadie como él para lanzar el jab, recto, gancho abajo y al rostro, para rematar con un balanceado upper-cut.
Y, ¿quién instruía al moreno sandieguino? Pues, don Rudy Elías, del estado de Sonora, sí señor. Sí, norteño el Sr. Elías, pero acercado tanto con el “Tío” Mata cada que tenía oportunidad –inclusive, ambos viajaron a Italia- como con el gran don Hilario Jiménez, cada que éste inmortal profesor acudía al Fórum a trabajar.
Eran esos tiempos en los que don Rudy Elías llegaba a hacer tumbadero de favoritos; tanto rompía pronósticos con sus pupilos, que al establo “Siete Mares”, casi como el “Siete Muertos” lo hacía nombrar… Era también esos días en los que don Hilario Jiménez en el gimnasio Caché en Vernon, más que pláticas dictaba clínicas para Clemente Medina y otros más; de entre los “evagelios” del enorme entrenador capitalino, se tuvo la oportunidad de presenciar aquél tan eficaz, que enseña cómo hacer que un zurdo termine dándose de pecho en el hombro del de guardia natural.
De tal manera que, amable lector, ¿no considera usted que el poblano don Rafael García, de esta escuela en Floyd Mayweather no haga una universidad? Y no nada más con academias del altiplano relativamente recientes, sino que está visto que don Rafael bajo el brazo guarda el legado de don Manuel “Chilero” Carrillo, Eleuterio “Coneja” López y muchos otros que fundaron un colegio de leyenda en el Distrito Federal.
Gracias, maestro, profesor y hasta gurú se osaría llamarle a usted, don Rafael García, porque con su labor con Floyd Mayweather Jr., nos da para que los mexicanos demos el “Grito” la noche de este 15 de Septiembre. Claro, y qué no falten los vítores:
“¡Víva México y sus entrenadores!”
Canelo, en el altiplano está tu remedio
A más de dos mil 500 metros por encima del nivel del mar, Canelo, es donde puedes encontrar el remedio para los pies planos, por acá sobran entrenadores que te podrán enseñar a caminar sobre las puntas, para que no quedes tan frontal como ante Mayweather, porque está visto que con el “Chepo” Reynoso… ¿No habrá sido que en el sobrenombre lleve la infamia de la madición?
La esquina de Mathysse, una bola de pen… as
No hay mucho que desglosar: simplemente, se dio que al ché Lucas se le inflamó el pómulo derecho y no había plancha de aluminio para bajarle la hinchazón y como tal se la “trabajaron a dedazo limpio”… Pos, ni que fueran las elecciones.
¿Sabrán estos mentores que con ello le empeoraron el hematoma a su peleador?
Héctor Suárez Gomíz y Julio César Chávez, voceros del pueblo
Y allí que sale Jimmy Lennon a leer el veredicto de los jueces y ante eso de “decisión mayoritaria” y que la jueza C.J. Ross había contado 114-114, y a la brava que Héctor Suárez Gomíz a grito abierto hace la denuncia por televisión:
“¡Esto es un robo!”
Llámele como quiera, Sr. Gomíz, que cualquier adjetivo peyorativo le queda corto al demencial conteo de esta señora, lo cual por desgracia es una constante en el CMB.
No hace mucho que en la Nueva Arena Ciudad de México, al ser decretado el despojo que le hicieron a Cristian Mijares ante Víctor Terrazas, Su Majestad Julio César Chávez I, se desgañitó en TV Azteca:
“¡Corruptos! ¡Corruptos! ¡¿Qué jueces nos ha mandado don José?!”
Y de seguir la mata dando, está cada vez más cercano el día que por temor a ser atracados, escasearán los púgiles que quieran militar en el organismo del don José Sulaimán.
Está bien que es negocio y que ya estaba firmado el desquite entre el “Money” y el “Canelo”; que una pelea un tanto cerrada hubiera dado para un “empate programado”, sin que alguno de los dos perdiera el invicto y vengan otros millones en la revancha… Pero, estará tan ida doña C.J. Ross al no darse cuenta de que tal era imposible de lograrse el pasado sábado. Al menos los otros dos paleros… que diga, los otros dos jueces, le echaron “talento” a sus respectivos conteos: Dave Moretti vio ganar a Mayweather 116-112, y Craig Metcalfe 117-111, ambos tanteadores también muy alejados de la realidad, ya que Álvarez ni siquiera ganó un round.
Allí se dejó entrever que, Ms. Ross, adoleció de la improvisación para “tapar” lo que quizás eran las órdenes de arriba. De todos modos, ¿a qué aficionado le interesa mirar la revancha?