Tirando Guante- Que descansen en paz estos dos valientes guerreros del ring
La muerte de dos púgiles esta semana arriba del ring, nos recuerda que en el box, con toda su colorido espectáculo, siempre ronda la muerte.
Hacemos planes con la familia o con los amigos para ver el box por televisión, en nuestra ciudad o fuera de ella. Platicamos sobre quién es nuestro púgil favorito, quien lo no es, sobre la pelea o peleas que vamos a ver, y todo lo demás relacionado a este espectacular pero brutal deporte. Al entrar a la arena, sentimos ese “escalofrío eléctrico” que solo se siente en el box y que solo lo sienten los verdaderos aficionados a este cruento deporte. El ambiente que reina en torno a una pelea de box no tiene igual en ningún otro deporte. Los que estamos allí queremos ver una combate “a muerte”, pero no de muerte. Nunca pensamos en desenlaces fatales. Pensamos en un nocaut a favor de nuestro púgil favorito, pero esperamos también que el rival vencido se recupere y descanse para prepararse para el siguiente combate.
Nunca pensamos en ello, o lo hacemos raramente, pero en cada pelea de box ronda la muerte. Nada garantiza que un púgil que suba al ring a liarse a golpes con un rival, baje del mismo vivo. Los púgiles suben al entarimado a tratar de infligir el mayor daño posible a sus rivales. Si ellos no lo hacen, sus contrincantes sí lo harán. Es noquear o ser noqueado. Es un duelo de supremacía y sobrevivencia. Si yo no le doy una tunda a mi rival, el me la dará a mí. Esta es la base de un combate y por ende suceden grandes y sangrientos combates.
La gran mayoría de los púgiles noqueados, aun los que han caído noqueados dramáticamente al tapiz como Manny Pacquiao ante Juan Manuel Márquiez, se han levantado para continuar sus carreras. El ruso Maxim Dadashev y el argentino Hugo Santillan no corrieron con la misma suerte. Perdieron la vida en el ring tras salvajes encuentros. El ruso recibió mucho castigo de Subriel Matías en un combate que se extendió hasta los últimos episodios. El manager de Dadashev, el ex campeón Buddy McGirt, quiso en repetidas ocasiones detener el pleito, pero el valiente ruso nunca lo dejó. Dadashev fue valiente hasta la muerte. Casi todos los púgiles son así. No quieren perder. Son valientes y profesionales aunque les cueste la vida.
El Argentino Hugo Santillán fue el otro púgil que perdió la vida esa misma semana fatal. El che se fajó bien y bonito con Eduardo Abreu, y cuando se anunciaba la decisión del combate, Santillán se desplomó y murió mas tarde. No podemos echarle la culpa a nadie de sus muertes, porque nadie tiene la culpa. Los boxeadores conocen de sobra los riesgos de su profesión. Suben al ring por su propia voluntad, como lo hacen los jugadores de futbol americano, muchos de los cuales quedan lisados por vida al retirarse después de tantos golpes en la cabeza.
El box es un deporte apasionante, pero salvaje que emociona a las masas. Es un duelo de titanes y gladiadores cuyas armas son dos puños enfundados en guantes de cuero. Un nocaut se celebra a rabiar y nunca se piensa que ese nocaut podría ser el último que sufre un boxeador. Nos negamos a pensar en los desenlaces fatales. Pero el pugilismo seguido nos recuerda lo bestial y cruelmente peligroso que es.
Que descansen en paz estos dos valientes guerreros del ring.
Una pena que sucedan estas cosas , quizás en el futuro la tecnología ayude a que no sesucedan más
Es una pena que tanto buitre le chupe la sangre a los peleadores sin importarles un carajo nada de nada………