Tirando Guante: ¿Pelea táctica o aburrida?

Photo Credit: Tom Hogan-Hoganphotos/Golden Boy

Resulta muy difícil analizar un combate como el que protagonizaron Canelo Alvarez y Daniel Jacobs en Las Vegas. Los aficionados al box de hueso colorado y los cronistas deportivos que analizan el box de una manera mas profunda que el aficionado común, podrían catalogar este combate como una pelea táctica entre técnicos del pugilismo. Pero a la gran mayoría de fans, los que más cuentan porque son los que pagan, el ver este tipo de combates entre púgiles de gran altura fue por demás aburrido ya que ninguno de los dos protagonistas expusieron el pellejo.

Jacobs había jurado que le arrancaría la cabeza al mexicano y lo único que arrancó fueron suspiros de un público que esperaba mas de el. El era el Lado B de la contienda, a pesar de ser campeón también, y con el poco reconocimiento que tiene Jacobs entre la aficiona pugilística, el neoyorquino debió haber expuesto mas en el combate. Atacar y jugársela. Un nocaut no hubiera sido una desgracia en su contra, pero quién sabe si en los intercambios de golpes el que hubiera sido noqueado era el pelirrojo de Guadalajara. Jacobs dejó mucho que desear y desperdició una gran oportunidad de lucirse y darse a conocer en un combate de esta magnitud.

Photo Credit: Tom Hogan-Hoganphotos/Golden Boy

Táctica o no, Canelo no estuvo mejor. El mexicano y su multimillonario contrato con DAZN, tampoco expuso nada. La gente no lo sigue por ser buen boxeador. Lo sigue por ser peleador que noquea no por ser una vedette del ring. Tiene que atacar y exponer, de perdida como lo hizo en la segunda pelea ante GGG. Forrado de billetes, Canelo actúa ya como una empresa hecha de cristal y ya no se expone para tumbar a su rival o que lo tumben. Eso es lo que quiere la gente, la misma gente que compra boletos y que lo ha hecho millonario.

Vi la pelea en San Antonio, Texas rodeado de los amigos que fuimos a jugar básquet en un torneo de veteranos, y todos abuchearon el mal rendimiento del púgil tapatío. DAZN debe exigirle más a Canelo, que se exponga al castigo con tal de noquear, como la empresa ha expuestos sus millones de dólares en él. No estoy pidiendo un Julio César Chávez o un Juan Manuel Márquez, púgiles valientes y agresivos por excelencia, pero el Canelo debe darnos un poco más de lo que nos dio el sábado. Que desquite sus millones.

Photo Credit: Tom Hogan-Hoganphotos/Golden Boy

Ha llegado el fin para el maestro Mauricio Herrera. Vergil Ortiz, de 21 años (13-0, 13 KOs), un joven talento de Dallas, Texas, le dio la puntilla al respetado púgil de 38 años. Herrera había peleado con lo mejor y nunca había sido noqueado. Ortiz lo hizo ver viejo y acabado noqueándolo en el tercer asalto. Aquí tenemos una seria promesa del box, quien eventualmente crecerá de welter a peso medio. Otra promesa es Joseph Diaz Jr., un chicano de California que se despachó a Freddy Fonseca con suma facilidad.

Un boxeador que estará sentado en un barril de pólvora es Francisco “Bandido” Vargas. El bravo mexicano se enfrentará a Miguel “Alacrán” Berchelt, el mismo que le quitó lo invicto y el campeonato super pluma con un nocaut en el 2017. Vargas es valiente y pega duro, pero tendrá que salir inspirado para poder vencer al nativo de Quintana Roo, México, quien hoy por hoy es uno de los mejores púgiles del mundo. En la misma función, que se realizará en el Centro de Convenciones en Tucson, Arizona, el mexicano Emanuel Navarrete le dará la revancha al africano Isaac Dogboe, a quien sorprendió y venció el año pasado para arrebatarle el fajín super gallo. Dogboe, un hércules en miniatura de Ghana, dijo que menospreció al mexicano en el primer combate y ahora va por lo suyo.