TIRANDO GUANTE

Photo Credit : Chris Farina – Top Rank

Es un fantasma que merodea en la vida de un boxeador. Mientras que el púgil esté activo, este espíritu maligno nunca lo abandona. En muchos púgiles, este ser es un rival mucho más duro y peligroso que el  rival que está en la otra esquina. Estoy hablando del peso. Algunos boxeadores como Fernando Vargas, se han retirado muy jóvenes por no poder marcar el peso. El chicano de California se tuvo que retirar a los 30 años, porque ya no podía dar las 154 libras o el peso medio y pelear en otro peso no era factible para el ex campeón mundial superwelter. Ese mismo fantasma persiguió por muchos años a José Luis Castillo, Diego Corrales y a Joan Guzmán. Acabó con ellos en la última etapa de sus carreras.

La báscula es ahora el némesis de Julito Chávez. Lo he visto subir a la báscula y marcar 160 libras. Sube exprimido, como mango chupado, con los ojos hundidos y un aire cadavérico. Quien sabe cuantos días tiene que prescindir de líquidos y de alimentos para marcar el peso. Julito sube tan deshidratado como una esponja cuando le escurren el agua, que sólo un día después del pesaje sube hasta 20 libras. Julito ha tenido que cancelar algunas peleas porque  estaba muy pesado. Su combate ante Brian Vera el sábado pudo haber sido cancelado de no ser porque se siguieron cambiando los pesos. Primero, la pelea estaba pactada en las 162 libras. Luego se cambió a las 168, pero cuando Julito tampoco pudo marcar este tonelaje, se cambió el peso a 173 libras o en peso semicompleto. ¿Qué está pasando aquí?  Julito tiene una estatura de 1:80 y a sus 27 años sigue embarneciendo. Esta podría ser una razón por la cual ya no puede marcar el peso. Otra podría ser la falta de disciplina y su desdeño por entrenar duro.

Un boxeador no puede darse el lujo de comer golosinas, hamburguesas, tortillas de harina, pan, hot dogs y tomar cerveza como cualquiera de nosotros, aun cuando no tiene combate en puerta. No hay duda de que todo mundo quiera celebrar a Julito allá en su Culiacán querido con una carne asada, con unas tripitas, con buche o con unas carnitas de puerco. Julito está obligado a decir no si es que ama su carrera, esa que le ha dado mucho dinero, reconocimiento y lujos.

Si ya no puede marcar las 160 libras, entonces que suba a las 168. En este peso, sin embargo, hay que fortalecerse y estar fuerte porque en esta categoría hay peleadores muy recios como  Carl Froch, Lucian Bute, Mikkel Kessler y Arthur Abraham. En peso semi completo, ni se diga. Sólo mencionar a la “bestia” que es Adonis Stevenson es suficiente.

En más de 170 libras ante Vera, Julito no fue efectivo. Los jueces lo favorecieron con una decisión que no era  de él. Toda la gente vio ganar al tejano de Austin, Texas menos los jueces miopes. Sorpresivamente, sólo poco más de 5 mil fans fueron a ver el pleito en el cómodo SubHub Center de Carson, Calif. Chávez parece estar perdiendo fans. La gente que conoce de box sabe que Vera sube al ring a pelear. El tejano ganó a pesar de que Julito fácilmente le llevaba, quizá, 20 libras la noche del combate. Julito recibió $2.5 millones de dólares por subir al ring mal preparado. De este dinero, tuvo que darle un porcentaje a Vera, quien recibiría $275,000 dólares por su esfuerzo. Julito se quejó durante toda la pelea de golpes bajos, pero la verdad es que Vera lo golpeó a los bajos bien y bonito. Chávez tiene que tomar su carrera de una manera más responsable, porque en las 168 libras los golpes finalmente van a hacerlo entender que el box no es un juego