¿Subió Kovalev al ring a pelear o a sobrevivir?
Foto cortesía: ETHAN MILLER / GETTY IMAGES
Pocos tienen la pasión que tengo yo por el boxeo. Lo defiendo a capa y espada cuando mis amigos y conocidos dicen que este rudo deporte está arreglado, que este promotor es favorecido, que los jueces están comprados, que el boxeo de antes era mejor, etc., etc.
Si bien es cierto que algunos boxeadores elites escogen a los rivales de menos peligro, con poca experiencia, en decadencia o los que están hechos a su medida, estos son los privilegios que tienen los púgiles de primera línea.
El Canelo Alvarez no escogió a Artur Beterbiev o a Dmitry Bivol como sus rivales para obtener un cuarto título mundial. Ni loco que estuviera. Se fue por el más fácil. Escogió el camino más fácil para llegar a otra cima.
No puedo decir con certeza que el combate entre Canelo y Kovalev estuvo arreglado, pero ¿cuándo han visto a un peleador más pesado pelear con demasiada cautela ante un boxeador más chico? El ruso, con más estatura y alcance, subió al ring a marcar a Canelo con un jab semipotente, pero no autoritario.
No vamos a decir que el jab de Kovalev es como el que tenía Larry Holmes, quien noqueó al boricua Ossie Ocasio con uno de sus famosos jabs. Pero Kovalev pudo haberlo tirado con más con la autoridad de un recto y luego soltar su derecha con intenciones de noquear. Nunca lo hizo, a pesar de que con esa mano ha noqueado a muchos semicompletos.
Con los brazos mucho más largos, el ruso hubiera tirado su jab fuerte y luego bombazos de derecha y salirse de la zona de fuego sin que lo alcanzaran los brazos más cortos del mexicano. Claro, ya sea que veamos las peleas en vivo o por televisión, los reporteros vemos estas batallas desde la barrera, como en los toros, nunca tenemos que pelear con la bestia de los cuernos picudos o con boxeador.
Si Kovalev se hubiera caído intercambiando candela con Canelo en medio del ring, otra cosa hubiera sido. Pero en lugar, el supuestamente temible “Krusher” se dedicó a boxearlo como si él fuera el rival más chico. El mexicano es un toro, pero los toros también se caen si sus rivales lanzan golpes y nos le tienen miedo.
El toro que fue Mike Tyson cayó fulminado por Evander Holyfield y Buster Douglas porque estos no le tuvieron miedo. Kovalev no solo le tenía miedo a su más pequeño rival, pero le tenía pavor. Se le miraba en los ojos. El ruso dijo después del combate que se cansó, que le faltó condición y que por eso perdió. Kovalev, siendo el púgil más grande, insisto, y un verdadero semi completo, nunca se la jugó.
Hubiera sido más digno que se la hubiera jugado y haber caído, que jugar al jab con el toro de Guadalajara. No se sabe que va a hacer Canelo con el título de las 175 libras. Si opta por pelear con Beterbiev y Bivol habrá recuperado el respeto- no que le importe mucho- que hace unas peleas le perdí por haberse convertido en una vedette del entarimado. Sergey Kovalev dejٕó mucho que desear en este combate. Ya ganó una millonada. Su futuro está asegurado. Es mejor dejar el pugilismo.
Con una poquita más promoción, Miguel “Alacrán” Berchelt podría ser el boxeador mexicano más atractivo y más popular de México, porque ya es el mejor púgil azteca. Claro, esto sería algo muy difícil de lograr porque el nativo de Cancún, Quintana Roo no tiene el ángel/carisma del Canelo Alvarez.
Berchelt sube al ring a soltar los puños, los cuales lanza en cantidades industriales. El campeón de las 130 libras dicta recitales de golpes a sus rivales. Su última víctima fue el valiente boricua Jason Sosa. Holanda tiene sus molinos de viento, México tiene su molino de golpes en Berchelt.