SSSSSSSS… ¡NO HAGAS BULLA, LO VAS A DESPERTAR…!

Miguel Cotto, Shane MosleyEs una moda ridícula y acorde con los tiempos: el tipo anuncia el retiro, durante un tiempo, (depende del mánager), sale del circuito mediático al extremo de que pocos se acuerdan que existió, a veces son 3 meses; otras, 3 años…

Sin embargo, porque se le ha dado crédito al extraño comportamiento, se le estimula y acepta el regreso bajo palabra de que “puedes recuperarte absolutamente, mira que mano de muertos hay en esta división”, que lleva implícito que revalorizará los tiempos buenos. Muy importante para consumar el intento de homicidio, reactivar el interés en el público.

Cuando a un boxeador le ordenan descansar acogiéndose al retiro de mentiras, la concepción general es que, en ese momento, está liquidado, como sucedió, por ejemplo, con Erik Morales.

Cuando lo subieron al ring otra vez, el mismo público y parte de la prensa que le recomendaba el abandono total de la actividad porque “estaba liquidado”, de pronto, como por arte de magia, cambia la opinión y empieza “a ver visiones”, a edificar una maravilla de quien era un trasto cuando decidió irse.

Verdad que la oposición actual es tan mala que, si se trata de grandes peleadores, parece que renovaron votos con el tiempo en el templo sagrado de Fistiana, entonces, por poco tiempo, aparentan la condición que no tienen como peligroso espejismo: ni velocidad ni reflejos ni determinación…

El público de hoy piensa como el boxeador, con los ojos, cree en lo que ve de inmediato sin sacar conclusiones de la realidad previa en relación con el presente-futuro.

A un pugilista que noquearon en su última pelea antes de retirarse, o que apalearon inmisericordemente, hay que matarlo diciendo que fue “un golpe de suerte”, o el rutinario “día malo”, es como el ‘pitcher’’ que recibió un jonrón, sin embargo, “la ‘slider’ se me quedó alta”, cuando no tiene en la bola ni para un colegial de 8 años.

El atleta es así, el mundo deportivo es así y a los fanáticos se les llama así, porque la ceguera supera la dosis de sentido común obligada para ver con justicia el fenómeno fuera de órbitas ajenas, extrañas y peligrosas.

Ahora regresa Mosley (en la foto recibe castigo de parte de Miguel Cotto), ya lo despertaron del sueñito que le recomendaron para su recuperación, vamos a ver si concluye de pie y tirando el primer ‘bout’, a ver qué dirán los que, con cada expresión fuera de forma estimuladora del ego que debió mantenerse apagado, contribuyen a la expedición del certificado de defunción, a más o menos mediano plazo, de estos pobres gladiadores liquidados que creen que el tiempo no pasa y que la vida es ajustable a sus moldes personales por necesidades o por el capricho de mantenerse en las ternas a cualquier precio.

Comments (1)

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  1. RRChinea says:

    No hay boxeadores porque tampoco hay palabra. Ambas virtudes dependen en mucho de que haya vergüenza y tampoco la hay.

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