SOCARRÁS NO DIO EL PESO; LA PICARDÍA COMPROMETE
Entre las varias justificaciones que dan los que hacen del boxeo su sustento, una de ellas, para no darle buenas peleas a los cubanos, incluso ni malas, es la irresponsabilidad del entorno de los boxeadores.
El último grito en la moda kubiche de embarcar lo dio el peso de Hairon Socarrás, al que le cambiaron el contrario y ni así: dejaron embarcados a la delegación mexicana que venía con Hanzel Martínez y, según el padre del azteca en YOUTUBE, les dijeron que “mil dólares por subir, si no que virarán por donde llegaron…”. Boxing Scene, prestigioso sitio, comenta sobre el asunto, así como Fightnews.
¿Es decente, deportivo, caballeroso…que a la 2da opción se le trate así, sabiendo todo el mundo que ningún cubano puede fallar en cuanto a cumplir consigo mismo y con el respetable el ABC de la cartilla sobre seriedad en el oficio? Parece que quienes velan por los intereses de Socarrás, no se han dado cuenta de dónde está el valor de cambio, la moral profesional de los cubanos en los lugares que deciden todo en la carrera de un peleador, por lo que se resisten a reconocer que están haciendo una marca registrada, especie de vicio contra lo organizativo, que clasifica para el rutinario “cría fama y acuéstate a dormir”, están haciendo un hollejo las reglas de comportamiento obligadas en el boxeo profesional, la cartilla que rije esta disciplina, en que no son medallas ni el abrazo de un tirano-dictador el premio, ni aparentan tener el mínimo respeto para tantos que dependen del desempeño del pugilista, por lo visto, no quieren aceptar que este negocio es colectivo de intereses económicos, no individual político.
Socarrás, que es un prospectazo, pesó 123.1, mientras que Martínez hizo 121.1, según confió la gente del visitante, los apoderados de cubano le dijeron que “había estado tomando jugos y comiendo no sé qué frutas”.
Ahora, hay que entender que detrás de este joven hay un turco, selección de apoyo que le resta personalidad al boxeo cubano, precisamente, porque nunca se vio que un individuo de por allá dictara cátedra en el pugilismo antillano; parece que ni aquí se pueden sacudir el polvo de Fidel, que le regaló durante más de 12 años el boxeo cubano a los soviéticos para que lo desbarataran, lo que repite el tal Oner con boxeadores profesionales.
Yo supuse que algo negativo podía pasar, porque, desde la oficina de trabajo de Arena en Miami, un amanuense de nombre José, que ni conozco ni quiero ni sé cuál es su función verdadera, entregó credenciales a libre albedrío, a quien le dio la gana y trató, con tanta insolencia como estupidez, el reclamo para que explicara la forma o bajo qué condiciones e intereses invitó a la conferencia de prensa.
Aparentemente, alguien le sugirió los nombres para las invitaciónes, tal vez gente que, nadie sabe la razón, irrespeta a los veteranos de la crónica y quizás no soporte a algunos, haciendo un paquete personal lo que es una obligación de estricto cumplimiento.
Como quiera que sea, este elemento, José, se comportó de forma poco caballerosa e indecente conmigo mismo cuando lo llamé, dejando sin explicación la pregunta necesaria.
Con gente así no digo yo si se va a caer la pelea que Hairon no podía dejar de efectuar, porque era la primera prueba que ratificara si está sazonado para un disparo titular. Hasta el cielo puede caerse con este elemento
Por lo que se vio, la recomendación a su padre sería “deja esa oficina o vas a terminar en el abismo…”, pero está el contrato maldito. Es una lástima que pueda perderse el talento de esta estrella en embrión por un error de cálculo “humano”.
Al fanático, ni de juego asista a ninguna cartelera de Arena, no vale la pena, sobre todo, teniendo en cuenta que fue esta promotora la que liquidó la carrera de Odlanier Solís, cuando se lo puso en las manos a un menos que trainer amateur Pedro L Díaz, después, pretendió desmoralizar al hombre por lo que fue de la entera responsabilidad de los apoderados