Sergey Kovalev pasó el susto de su vida pero derrotó a Anthony Yarde
Sergey Kovalev armó la fiesta en Chelyabinsk (Rusia). Todo estaba preparado para que el héroe local luciese y el ruso lo hizo. Krusher dio una exhibición de boxeo ante Anthony Yarde, quien fue demasiado reservón y cuando tuvo al campeón a tiro lo desaprovechó. Kovalev estuvo KO, literalmente, en el octavo asalto, pero logró aguantar y continuar. Sacó sus mejores rounds para acabar noqueando él. En el 11º asalto, con una contra de izquierda de manual, envió a la lona a Yarde y retuvo el WBO del peso semipesado.
Con 36 años, el ruso dejó claro que no es el de hace unos años, pero la calidad y el oficio nunca se pierde, y menos ante un rival que se dejó demasiadas balas en la recámara.
Kovalev tenía el plan muy claro desde el inicio. Hace un año perdió ante Eleider Álvarez (al que ganó la revancha en febrero) por precipitarse. No lo repitió. Tomó el centro del ring, usó su poderoso jab y se mantuvo frío. Era su hoja de ruta, la cual se la recordaban sin cesar en la esquina: “No te dejas contagiar por el público”, le pedían tras el cuarto round. Yarde, que llegaba invicto sin enfrentarse a un rival de primer nivel, estaba demasiado estático.
Con la guardia baja, habitual en su estilo, espera el fallo de Kovalev para contragolpear… no llegaba. El jab fue la única prioridad del ruso, que remataba sus acciones con buenas derechas, con las que hacía daño, en cuanto podía.
Necesitaba cambiar su actitud Yarde. Lo hizo en el séptimo asalto. Sacó más trabajo, presionó y empezó a conectar manos. Esa variación fue una realidad en el octavo asalto, cuando Kovalev tuvo el único fallo del combate. Dejó la izquierda abajo y entró el corchet de derecha de Yarde. Lo acompañó el inglés con cuatro derechas más. Durante 45 segundos Krusher se dedicó a sobrevivir. Su rival le tuvo a tiro, podía haberle finalizado, estaba KO… pero le faltó ambición. Tenía tiempo por delante, pero tampoco lo aprovechó. Volvió a ser reservón tras su mejor momento y permitió que Kovalev regresase a los orígenes del pleito. Jab, templanza y la derecha en cuanto podía.
El décimo asalto acabó con una ráfaga del ruso y el undécimo fue el final. Yarde salió con intención de apretar, lo hizo, pero se le notaba cansado y lo demostró al lanzar un golpe, permitiendo una gran contra con el jab. Impactó el ruso justo en el momento en el que el aspirante caía con todo su peso. Una contra de manual, un KO inmediato y una victoria para soñar. Canelo había llamado a la puerta de Kovalev, ahora puede abrirla si quiere.