SALVADOR SANCHEZ PUDO HABER SIDO EL MEJOR PUGIL MEXICANO

Tenía con que ser el mejor púgil azteca de todos los tiempos. Salvador Sánchez fue un boxeador completo. Tenía pegada, rapidez, condición física, una gran mandíbula y era un maestro del contragolpe. Nunca sabremos hasta donde pudo haber llegado el púgil de Santiago Tianguistenco, México, quien murió a los 23 años en un accidente automovilístico en 1982.

Tuve la fortuna de verlo pelear en vivo en varias ocasiones. Me enamoré de su boxeo fino y elegante en 1980, cuando peleó en El Paso defendiendo por cuarta vez su corona pluma ante el boricua Juan LaPorte. El fajín se lo había ganado al “Coloradito” Danny López ese mismo año. Fue amor pugilístico a primera vista.

De mi natal El Paso lo seguí al Caesars Palace de la Vegas en donde venció por KOT al español Roberto Castañón. Luego estuve presente en el combate que fue su consagración como pugilista: La pelea ante el “azote de los mexicanos” Wilfredo “Bazooka” Gómez, combate realizado también en el Caesars Palace, entonces el casino de los boxeadores. Llegué muy nervioso a la arena ese día. Mi corazón estaba con Sal,  pero conociendo la peligrosidad del Bazooka le aposté $40 dls. al boricua. Estaba sentado unas butacas atrás de Howard Cosell. No me podía acomodar en la silla. Seguía muy nervioso, porque así me pongo cada vez que veo una gran pelea de box, en vivo o en la TV, en la que participa un púgil mexicano o chicano. Mi tensión, sin embargo, fue más intensa esa noche, porque había visto a Wilfredo hacer trizas a varios mexicanos incluyendo al gran Carlos Zárate. Este combate fue especial por muchas razones. Subió primero al ring Wilfredo ataviado con un calzoncillo con la bandera de Puerto Rico. Al Bazooka lo acompañó al ring el “Gran Combo” de PR. Luego la banda se empieza alejar del ring cuando llega Salvador acompañado del mariachi. El Combo ve llegar al mariachi y se regresa al ring y se inicia un duelo de músicos tan intenso que por poco se agarran a guitarrazos y a cornetazos. ¡El ambiente estaba ardiendo! Luego todo queda listo para  la pelea. Suena la campana y mi tensión aumenta. Intercambian golpes en una esquina en el primer asalto y Wilfredo “!cae a la lona! Ahí me olvidé de mi apuesta y cambié de bando a favor del mexicano. Fue un desafío muy peligroso para Sánchez, quien aguantó los bazookazos de Wilfredo mientras que “cauntereaba” con brutales golpes a la cara del boricua durante los 8 asaltos que duró el combate. Esa noche todo mundo supo quien era Sal Sánchez.

Si Sal no fue mi amigo, él sí sabía quien era yo porque en El Paso lo visitaba todos los días mientras entrenaba para LaPorte. ¿Qué pasó El Paso?, así me decía cada vez que me veía. A 32 años de su muerte lo recuerdo con mucho afecto. A sus 23 años participó en 10 combates de campeonato mundial. ¡Que peleador señores!