Robinson y Filadelfia

ROBINSON GAVILAN FIRMAN PELEA 1949

Por Andrés Pascual (BOXEO MUNDIAL, 2007)

El 11 de julio de 1949, en el “Municipal Stadium”, ante 27,805 fanáticos, “Sugar” Ray Robinson retuvo su faja mundial welter ante Kid Gavilán.

Si alguna ciudad contribuyó a moldear la más grande leyenda que el boxeo haya conocido fue Filadelfia, la Ciudad Cuáquera; sin embargo, a través del tiempo, raramente se menciona la significativa participación de la ciudad de los Filis y ex de los  Elefantes Blancos cuando de la historia del más grande pugilista jamás visto se trata.

“Sugar” Ray Robinson decidió convertirse en profesional luego de una impresionante y espectacular estancia en el “amateurismo”; por sus habilidades, por su intuición nastural y por su instinto de gladiador perfecto, se colocó en una posición altamente cotizable para “La Fraternidad Boxística”; por lo que Mike Jacobs, el poder indiscutible del pugilismo en esa época, manejador de la carrera de Joe Louis tras bambalinas y promotor del “Garden”, quería firmarlo, bajo capítulo de exclusividad promocional, para su “Club Deportivo Siglo XX” con sede en Nueva York; pero el joven y extraordinario boxeador decidió esperar, manteniendo su independencia en las negociaciones con las ofertas más altas, para luego sorprender a Jacobs al firmar un contrato exclusivo con el promotor de Filadelfia Herman Taylor, para que promoviera sus encuentros en aquella ciudad.

Esta movida inteligente del peleador con respecto a su respaldo en la promoción, le dio una carta ganadora en todos los acuerdos futuros con Jacobs por peleas lucrativas.

Taylor conocía perfectamente la grandeza de Robinson como pugilista, intuía que su futuro era brillante, por lo que le dio participación con Gus Dorazio, en su quinta pelea como profesional, contra el veterano de 150 enfrentamientos Norment Quarles, quien se había encontrado en su camino 10 campeones mundiales y, el mes anterior, había manejado al filadelfiano y futuro campeón Bob Montgomery a un empate.

Robinson desinfló a Quarles en cuatro asaltos de poder y maestría pugilística. En 1941,Taylor colocó a Robinson por primera vez en el nivel de estelarista en la “Arena Boxing” contra Jimmy Tygh, Nick Castiglione y Mike Evans, a todos los despachó en poco tiempo.

En el verano de 1941, el promotor lo presentó en nivel de atención de clase mundial, cuando logró una pelea contra el campeón “lightweight” Sammy Angott, que se convirtió en no-titular al Robinson excederse en el peso.

Fue en “Shibe Park” y “Sugar”  Ray logró una electrizante y convincente victoria después de 10 duros y convincentes asaltos que incluyeron un “knock-down” en el segundo. En ese momento, gracias a Herman Taylor y Filadelfia, Robinson estaba preparado para ser considerado “el mejor peleador del mundo”.

Robinson retornó a la ciudad en Septiembre de 1941 para una altamente promocionada batalla de invictos contra el futuro campeón mundial welter Marty Servo. Entonces, con 11,000 dólares en la mano, ganó una dura batalla contra su agresivo rival, a quien golpeó muchas veces, sujetándolo para evitar los constantes cabezazos que, con malas intenciones, pretendía propinarle Servo.

Después de 1941, Robinson estaba en elevados niveles de demanda en todo el país; pero siempre retornó a Filadelfia, a darle cumplimiento al contrato suscrito con el promotor local, contra cualquier boxeador con el valor suficiente para tomarlo en cuenta: en 1942 le ganó a Izzi Jannazzo por decisión en la Arena ante 9,917 fanáticos que pagaron su entrada y en el “Convention Hall”, ante 7.868, le ganó por nocaut técnico a Al Nettlow.

Robinson, como Joe Louis, Barney Ross, Jackie Robinson, Joe Dimaggio, Ted Williams y otros atletas profesionales, debió servir en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial; pero en la siguiente aparición en Filadelfia fue aclamado como “el campeón sin corona de la división welter”.

En 1945 Jose Basora, un valiente peleador boricua ranqueado en el tope de las 147 1/2, sorprendió a los 14,653 asistentes y al peleador mismo al enredarse a palo limpio con Robinson en diez asaltos, que le debieron parecer una eternidad a “La Maravilla del siglo XX”, un impresionante rally digno de la velocidad y la puntería del futuro campeón en el último asalto, logró salvar unas piadosa tablas ante los ojos de los magistrados y de una parte pequeña del público; porque la mayoría lo vio perder, incluso él mismo lo consideró así

Años después, en 1949, en otro encuentro con Basora, le propinó un nocaut fulminante al puertorriqueño, que había perdido más el 25 por ciento de la clase que exhibió en su primer enfrentamiento en 1945 y Robinson estaba en el pináculo de sus condiciones como lo mejor “libra por libra” de todos tiempos, título y grandeza indiscutibles que le distinguen en “Fistiana” en la división welter; porque, una vez en peso mediano, no era el boxeador que fue en 147 1/2, a pesar de continuar haciendo historia y superior a los contrarios que enfrentó en ese peso hasta 1958.

Para 1948, Robinson ya era el campeón mundial welter y su retorno a Filadelfia fue para entrevistarse a diez asaltos con Bobby Lee en la Arena, una fácil victoria sin ningún tipo de sustos; pero llegó 1949, momento de darle la oportunidad al segundo peleador en grandeza en la división, el sensacional camagüeyano Kid Gavilán, quien había ganado el derecho por una fiera disputa contra Robinson, no titular, en 15 asaltos de difícil pronóstico por lo apretado del “bout”.

De nuevo el 11 de julio de 1949, Robinson se llevó otra decisión tan apretada contra Gavilán que dejó sin aliento a los 27,805 fanáticos que asistieron al “Municipal Stadium” para ver, de pie , diez encarnizados asaltos en los que el coraje, la voluntad, la resistencia y la técnica pugilística colocaron la pelea en el nivel de las “Grandes Batallas del Ring”.

En 1950, el oriundo de Camden, George “Sugar” Coestner, ranqueado número 1 en el escalafón, reclamó públicamente que el podría probar en el ring que era “el real Sugar”; entonces, enfrente de una clientela de 11,747 fanáticos, de los cuales muchos aun consideran “la más grande pelea boxeada por Robinson”, a los 2:49 del primer asalto, noqueó a Costner luego de golpearlo brutalmente durante el corto tiempo que duró el enfrentamiento.

En junio de 1950, “Ox” DeGrosa, Comisionado Atlético del Estado, declaró vacante la versión del Estado de Filadelfia del campeonato mundial peso mediano en poder de nJake LaMotta; por tal razón, concertó la pelea para llenar la vacante entre Robinson y el fuerte retador francés Robert Villemain. En el Municipal Stadium, ante 22,004 testigos, ganó fácilmente.

En octubre de ese año retorno al “Convention Hall” para retener su faja estatal como campeón mundial mediano contra su viejo conocido, el hawaiano Bobo Olson. Derrotado por nocaut, otra vez, a mediados de los cincuentas, por el “Azucar” en 12 asaltos.

Robinson ganó el campeonato absoluto e indiscutible de peso mediano en 1951; entonces se retiró en 1952 y regresó al boxeo en 1955, para recuperar la diadema y no boxeó otra vez en Filadelfia, excepto para una exhibición, hasta que, como excampeón, se midió a Joey Giardello en 1963, en el “Convention Hall” , como en los viejos tiempos, con Herman Taylor detrás, exactamente igual que 23 años antes, cuando promocionó al extraordinario peleador como “lo mas brillante que ganará un titulo un día”.

No todo resultó feliz en la recordación: Giardello ganó la pelea y, después, le quitó la faja a Dick Tiger. La ultima pelea de Robinson en Filadelfia fue en 1965, contra Young Joe Walcott (Harvey McCulluogh) y el excampeón hizo un extraordinario y extenuante esfuerzo por ganar, no solo para poner su récord en la Ciudad Cuáquera en 18-1-1, con 11 recetas de cloroformo aplicadas; sino para que la asistencia de 18.000 que gritaban de pie “RAY, RAY” saliera de la Arena con el mejor recuerdo del más grande boxeador que jamás se haya visto, al que la ciudad contribuyó a perfilar a lo largo de 20 batallas.

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