Recordamos a Gilberto Mendoza
Prensa AMB. 30 de marzo.- Hoy Gilberto Mendoza, presidente emérito de la Asociación Mundial de Boxeo, estaría cumpliendo 73 años de vida. Sin embargo, a pesar que ya no esté con nosotros físicamente, es un día para recordar con alegría el legado de una persona que se dio íntegro en cada paso que dio.
Gilberto supo aprovechar cada oportunidad que se le presentó en todos los aspectos de la vida. Sin embargo, todas esas posibilidades las capitalizó por el bienestar de su comunidad o entorno al cual le dedicaba su tiempo.
En el caso específico del boxeo le tendió la mano a los pugilistas, sobre todo a aquellos que no gozaban de apoyo mediático, pero que sus condiciones técnicas eran iguales o superiores que aquel que acaparaba las cámaras. Porque para Gilberto los principios valían más que cualquier gran cartilla de boxeo.
Él siempre creyó en el desarrollo regional del pugilismo, porque para Gilberto Mendoza el boxeo es —en presente, porque su legado está vigente— un asunto mundial que supera el pague por ver o una gran venta de taquilla. Para él el boxeo es un vehículo de desarrollo social del cual, además de buenos deportistas, pueden desarrollarse grandes personas.
Sucede que Gilberto jamás pudo concebir en su totalidad el boxeo, únicamente, como un negocio. Como en todas las acciones que emprendía, había que dejar algo a la comunidad y por eso creó el KO a las drogas del cual surgieron múltiples campeones mundiales como el nicaragüense Rosendo Álvarez, Marcos René Maidana o, más actual, Gennady Golovkin. Además, participaron grandes estrellas como Evander Holyfield, Félix “Tito” Trinidad y Óscar De La Hoya. Pero la meta principal siempre fue: alejar a la juventud de las drogas a través de charlas y eventos deportivos, formar buenas personas y darle oportunidad a los boxeadores de disputar cetros regionales o mundiales.
Por eso hoy celebramos la vida de un hombre que dejó el alma en el centro del cuadrilátero, que jamás se amilanó, ni siquiera ante su enemigo más fiero, que en los momentos más amargos — hasta los suyos — era el primero en dar una palabra de aliento a un tercero. Por eso la mejor forma de honrar su memoria y celebrar su vida es intentando ser cada día mejores y tenderle la mano a quien lo necesite. Seguro Gilberto, desde donde esté, ya está realizando cartillas de boxeo a favor de alguna buena causa.