¿QUÉ SE ENTIENDE POR BUEN MANAGER DE BOXEADORES?

| December 17, 2016 | 0 Comentarios/ Comments

Por Andrés Pascual

El poder de Cuco Conde fue enorme en Cuba como promotor de boxeo, por la manipulación aplastante de casi todos los pugilistas del circuito profesional (tal vez Pancho Rosales lo igualó en México durante su época).

Cuco logró que Pupy García fuera el mejor pagado en contiendas en la Isla, porque explotaba la procedencia del aguerrido peleador (Vedado) y la confrontación racial en peleas que lo ameritaran, como contra Ciro Moracén. Cuco era el manager del popular pugilista, pero lo representaba otro.

Antes era común, para evitar la contradicción, que un promotor le pusiera de manager a un boxeador a una persona de su confianza o a un trainer, de esa forma emplantilló Cuco a Kid Rapidez como manager de Ultiminio y de Mantequilla Nápoles, de quienes el promotor era el manager, después que se los pirateó deslealmente a Benito Fernández, utilizando al entrenador como elemento disociador contra los dos peleadores, entonces el pulcro y decente Benito optó por venderle el contrato de ambos al promotor.

Se dice que un manager es protector y consejero del peleador, verdad hasta cierto punto, porque la función de casi padre, amigo, consejero y paño de lágrimas es del entrenador, que está el 100 % del tiempo con el atleta…

Hay managers que han visto a sus boxeadores menos de 10 veces en cinco años de contrato, mientras que un entrenador estará “ahí” siempre y eso vale, porque un trainer inteligente, exigente, comprensivo y juicioso, siempre será la confianza del atleta, claro que no hablo de los entrenadores por control remoto como Emanuel Stewardt o Pedro Luis Díaz, que establecen (o estableció caso Emanuel), un muro de intereses perniciosos entre los que entrenan, porque puedan ser a tiempo completo con uno o más de uno y a medio tiempo con otros y ese comportamiento puede lesionar la confianza de algún boxeador hacia el preparador.

Un buen manager, como se supone que cumpla el compromiso con el boxeador, en Estados Unidos significa elemento de contactos sólidos, de intereses atados a otros intereses de empresas poderosas, en fin, de recursos. Nadie que no esté bien relacionado puede ser un buen manager, tal vez ni manager, porque no podrá lograr el pleito que ingrese dividendos que satisfagan a todo el entorno.

En los anales de Fistiana, un coloso del oficio fue Jake Mintz (foto 1ero de izq-derecha), que dirigió a Ezzard Charles, que, cuando todo el mundo pensó que el boxeador sepia estaba liquidado, tomó el micrófono de NBC y, por la Cabalgata Deportiva Gillette, dio la información que nadie esperaba, ya que los fanáticos especulaban alrededor del momento en que informarían del inmediato e irreversible retiro del pugilista; sin embargo, el hombre dio la fecha de la pelea de su pupilo contra Marciano. Eso es un ejemplo de buen manager.

Otro ejemplo de buen manager en América fue Felix Bochichio, que sacó del retiro a un negro viejo apodado Jersey Joe Walcott, se hizo cargo de mantener a su familia mientras lo ponía en la forma que durante más de 20 años no alcanzó y le buscó peleas de campeonato contra Charles y Rocky Marciano. Además, cuando entendió que ni él ni Walcott debían seguir, se lo informó de frente y el pugilista entendió, entonces dejaron el boxeo en buena forma financiera ambos.

El propio Marciano tuvo a Al Weill de manager, en 1953, el peleador ganó medio millón sobre el ring. Con solo dos virtudes pero casi divinas, buen punch y resistencia al castigo, Weill le puso a Charlie Goodman de entrenador; por su olfato, Goodman detectó enseguida la determinación del campeón y le trabajó un peso estable, lo obligó a entrenar en condición casi religiosa, a respetar el deporte, a agacharse para atacar y le pulió el manejo de las manos para desviar los golpes enemigos, otra cosa no podía hacer, pero el resto es la leyenda del Zapatero de Brockton.

Hoy el símbolo del promotaje es Arum ¿De cuantos boxeadores será manager? ¡Quién sabe! Para mi del 85 % de los que tiene bajo contrato con Top Rank, o quizás de ninguno porque no lo necesita, si tuviera peleadores, como la vieja guardia, debe utilizar sustitutos fantasmas.

Arum multiplica por mil la cara negativa del manejo del boxeo: es millonario, es abogado, es deshonesto, tiene doble personalidad como promotor porque es un mentirosos divisionista (los cubanos son víctimas directas de su política segregacionista) y lo atan relaciones de dependencia favorable a la más monumental y poderosa empresa ligada al boxeo en toda la historia de la disciplina: LA TELEVISIÓN, en pocas palabras, es el peor especimen que jamás haya ostentado tanto poder en los anales de Fistiana, nadie, desde Tex Rickert, logró dominar tanto y tan sucio el firmamento pugilístico del mundo como este tipo.

Deja un Comentario