Pacquiao superó a Algieri sin contemplaciones
Estoy cansado. El boxeo es un deporte que me apasiona, de lo contrario no estaría en este momento redactando mi opinión sobre la velada de anoche ni hubiera permanecido hasta las 7 am en vela para no perderme la cita, pero he de reconocer que me siento hastiado, descreído de un deporte en el que parece que la afición debe conformarse, no exigir aquello que es lo coherente.
Claro que Chris Algieri (20(8)-0-0) no es mal boxeador, es un profesional con talento y competente, uno más de esa caterva de púgiles notables pero no excelsos que existe en el panorama pugilístico, pero cuando uno contempla espectáculos como el protagonizado por este norteamericano y Manny Pacquiao (56(38)-5-2) anoche en Macao, se siente de alguna manera engañado. El filipino ganó y ganó muy fácil, sin necesidad de forzar la máquina. ¿
Qué sentido tiene que a estas alturas, un siete veces campeón mundial, se ponga en escena con boxeadores muy por debajo de su nivel? Ninguna. Si no va a ser un reto, como ocurrió anoche, a estas alturas me parece absurdo, y lo mismo aplico al mejor libra por libra, al rey del boxeo actual, Floyd Mayweather.
No es ya lo que quiera o ansíe la afición, es una cuestión de estratos. Es que tanto Floyd como Manny, cuando se levantan cada mañana y miran a lontananza, solo pueden vislumbrar al otro, rehuyendo su mirada, pero allí plantado, tapando la luz de ese sol que solo debería iluminar a uno de los dos. No hay nadie más, solo existen el uno para el otro y no comprendo que no deseen más que nada demostrar quién es el mejor. No lo puedo entender.
Entrando en lo que fue el combate, coser y cantar para la leyenda filipina. Algieri un púgil de mayor envergadura y jab solvente, no pudo en ningún momento detener al campeón, que sin pisar el acelerador, conectó y conectó sin sufrir prácticamente castigo.
El estadounidense besó la lona no menos de seis veces, alguna con resbalón incluido, pero siempre transmitiendo la sensación se ser un juguete en manos de Pacquiao, que aunque ya no esté en plenitud, y sin ser capaz de llevar sus peleas al umbral de velocidad en el que otrora era imparable, sigue contando con chispazos inigualables para nadie en el mundo.
No existe ningún boxeador con la capacidad de lanzar series como las tira Manny, incluso sin poder ya dar lo mejor de sí mismo. Con esta perspectiva Algieri se echó la mochila al hombro y se puso a correr, a sobrevivir, huyendo de la bestia, sin transmitir convicción ni peligrosidad, pero con el objetivo de escapar con vida de la jungla.
Sin ser una gran puesta en escena, básicamente porque el rival no se lo exigió, Pacquiao estuvo notable. En el terreno defensivo sí, bastante desastroso, como siempre últimamente, pero fuerte en lo físico, con gasolina y muy entero en todo momento.
Es meridiano que a día de hoy, o sus rivales cuentan con la pegada necesaria para hacerle dudar de su confianza, o sus perspectivas de victoria son más que reducidas. Márquez pudo ganarle porque posee un contragolpe devastador, pero ni Bradley, ni Rios, ni Algieri cuentan con esas armas.
Contra este tipo de rivales él está cómodo, no tiene que temer por sufrir daño y puede hacer lo que le gusta, atacar sin preocupaciones. Contra otro tipo de rival, obligado a caminar hacia atrás, sería otra historia.
Para concluir con la pelea en sí, Algieri finalizó con dignidad, pero sin oportunidad de sorprender. Es un boxeador que porfíando con un rival diferente, sumando rounds puede ganar, como ha hecho, muchas peleas pero derrotar así al filipino blandiendo esta táctica es muy complicado.
Es cierto, por otro lado, que Manny no pudo noquear, y van cinco años. Su pérdida de pegada es evidente, y más que por poder, diría que por cadencia; antes las series iban de seis en seis, ahora de tres en tres. Así, por decisión unánime, el filipino conservó su cetro de la Organización Mundial de Boxeo (O.M.B.) del peso wélter. Sin alardes, pero con apabullante solvencia.
Me disculpo si alguien entrevé en mis líneas cierta desidia, como he explicado en el comienzo, creo que todo lo que no sea un Pacquiao vs Mayweather carece de ningún sentido. No quiero más campeones de segunda, no hay nadie que pueda, hoy, mirarles a los ojos.
Son los mejores, dominan el mundo, y si fue un pecado no hacerlo hace tres años, un pecado mayor será que ahora, sin más opciones, se retiren sin haberse confrontado en un ring. Ahora o nunca, es la última oportunidad. Ya no por nosotros, que no les importamos. Que lo hagan por ellos, por honor, por ego, por legado, por lo que quieran, pero por ellos. Un cordial saludo.
(Foto cortesía: CHRIS FARINA-TOP RANK)