Muchos nos equivocamos. El circo nunca llegó. McGregor fue competitivo

Mientras le duró el aire, Conor McGregor fue competitivo. Esto jamás lo imaginó nadie, aunque ahora digan lo que digan los “expertos”. Tirando golpes con los puros brazos sin apoyar sus disparos en su cuerpo y en sus piernas, el irlandés mantuvo a raya a Floyd Mayweather en los primeros asaltos del combate. Vergonzosamente tapándose la cara con los dos guantes, el junior no tiró golpes esperando que su rival se cansara, como estaba previsto por ser esta su primera pelea en el box, para iniciar un ataque que al final abrumó al simpático irlandés forzando al tercer hombre a detener el combate en el décimo asalto. Todos los aplausos se los doy a McGregor, quien como algo menos que un peleador amateur-los amateurs tienen cuando menos una pelea en su record- le dio un duro combate al residente de Las Vegas. Solo cuando McGregor ya no podía ni con su alma, fue cuando Mayweather se aventuró y sacó la agallas adormecidas en los primeros asaltos para irse por su ya indefensa presa. ¿Por qué no tomó la ofensiva en los primeros asaltos y se fue por el nocaut? Esto hubiera sido para la historia. No lo hizo, porque la supuesta “victima” era aún peligrosa, y ya todos sabemos que Floyd nunca expone nada cuando el peligro está latente. Vergüenza le debería de dar a Mayweather que McGregor le haya durado tantos asaltos. El Money no le hubiera durado ni un round a Conor en un combate UCF. Los llamados expertos, periodistas y gente de box siguen mencionando el record de Rocky Marciano como el que rompió Mayweather con su 50 victoria como invicto. Para estos escritores monolingües (en inglés) solo cuenta el box de Estados Unidos. El mexicano Ricardo “Finito” López se retiró invicto en 51 combates. El es el que tiene el record. Recuerdo una vez una discusión que tuve con el gran Bert Sugar- porque si era grande- sobre un show televisivo en donde el mencionó a los mejores welters de todos los tiempos y no incluyó a José Angel “Mantequilla” Nápoles. Le reclamé esto una vez en las Vegas, pero no fue hasta mucho después que aceptó su omisión

¿Quién es ese japonés? ¿Es bueno?, me preguntó un amigo, un fan ocasional, mientras veíamos el combate entre Miguel Coto y Yoshihiro Kamegai. “Es bueno”, le contesté, y le dije también que más valía que Coto subiera al ring en perfectas condiciones físicas, porque los japoneses suben al ring a rifársela. Su condición física es siempre fantástica y su espíritu combativo no tiene paralelo. Sorprendido por la fiereza del nipón, mi amigo aplaudió su furia indómita. Cotto pudo haber ganado todos los asaltos por su superior boxeo, pero esta pudo haber sido una de las peleas más duras en su brillante carrera. El boricua es campeón de nuevo, pero ya está cerca su retiro. El púgil isleño ha dicho que defenderá su título, quizá, una vez más en diciembre y colgará los guantes.

Rey Vargas es la nueva estrella de Nacho Beristain. El invicto peleador mexicano de las 122 libras le dio una repasada al chicano Ronnie Ríos en uno de los combates de respaldo a la pelea Cotto-Kamegai. Vargas es alto, sabe boxear, tira excelentes combinaciones y maneja muy bien la distancia tomando ventaja de su gran estatura y brazos largos. Al californiano Ríos le urgía su entrenador que se metiera en la guardia de Vargas, pero el mexicano siempre mantuvo a distancia a su rival con potentes jabs. Este es un campeón mexicano que debería ser programado más a menudo en funciones en Estados Unidos.

Aposté una regular cantidad al Canelo Alvarez en su combate ante Gennady Golovkin. No soy apostador frecuente, pero lo hice porque me cansé de que este amigo constantemente está criticando al Canelo y no lo le da crédito por nada. Lo mismo hacía con Oscar de la Hoya. Oscar, con todas las tarugadas que hizo fuera del ring, fue un peleadorazo que nunca le rehuyó a nadie. El Canelo lleva el mismo camino.