Muchas dudas en los campeones tapatíos: Álvarez/Terrazas
A pesar de lograr una victoria ante un peleador en forma, ante un campeón mundial, muchas dudas dejo Saúl “Canelo Álvarez tras su pelea ante Austin Trout del 20 de abril, puesto que a pesar de castigar como nunca nadie había castigado al estadounidense, las tarjetas parecían ya cargadas antes del mismo combate; de la misma forma, las tarjetas ensuciaron la fragorosa batalla entre Cristian Mijares y Víctor Terrazas, puesto que a pesar de dominar la pelea y apuntarse un derribe, al lagunero no le alcanzó para coronarse nuevamente campeón.
El sucio ascenso de un peleador limpio: Terrazas
Quién puede objetar la calidad de persona de Víctor Terrazas, quien ha labrado poco a poco su destino desde que era un sparring hasta que la oportunidad mundial se le presentó este pasado 20 de abril. Un boxeador que si bien no es una superestrella, es un púgil dedica al gimnasio que de apoco fue escalando en el mundo del boxeo para llegar a pelear con Fernando Montiel o Neomar Cermeño.
No obstante el gran corazón con el que luchó para vencer a Cristian Mijares en su pelea por el vacante cinto CMB supergallo, que rindió frutos a mitad del combate, no fue suficiente para poder ganarle a un boxeador con mayor técnica y mayor sagacidad; el “Vikingo” merece el más nutrido de los aplausos por su demostración del sábado pasado, pero no mereció, aun con todo lo descrito, ceñirse el cinturón de campeón mundial.
Mijares, quien demostró que sus mejores años, en los que la velocidad de sus puños relampagueaba y dominaba a sus rivales, quedaron atrás. Aun así, demostró que su estrategia era mejor que la de Terrazas y sólo con la administración de recursos terminó con un promedio de golpes mejor que su oponente y a punto estuvo de terminar la pelea por KO en el episodio final.
Aun así, su condición de “campeón sin corona”, que él mismo señaló, es innegable. Mijares no llegó con toda justicia a la oportunidad mundialista como Terrazas, quien si abarcó una gran campaña para ganarse la oportunidad de ser el campeón CMB supergallo. Ante todo, lo que cuenta es lo que en el ring se demuestra y si Mijares aparecía en las listas del CMB como legal contendiente por el cinto mundial, justo era que lo combatiera; justo también era, si fue mejor en la pelea, coronarse campeón en dos divisiones distintas.
José Sulaimán, que siempre ha dicho que su principal interés es el boxeador, debería anunciar una revancha inmediata en justicia para ambos contendientes: en justicia para Víctor Terrazas, para limpiar su nombre y su carrera, que nada le ha pedido a nadie, y en justicia para Cristian Mijares, quien se ganó con sus puños el campeonato.
Tampoco sería una sorpresa, que combate tan parejo y espectacular, tenga su revancha con el respaldo de los promotores y de las televisoras: en esta caso sí se justifica ese afán por vender peleas encarnizadas. Sin embargo ahora esperamos que los ciegos no estén marcando las tarjetas al pie del cuadrilátero.
La confirmación del protegido: Álvarez
Todo lo que le costó llegar a la televisión, a las peleas definitorias y a la clasificación mundial a Terrazas, Saúl “Canelo” Álvarez no lo vivió tan duramente; apadrinado nació grande y grande fue creciendo por su pegada descomunal que tumbando contendientes lo subió a los cuernos de la luna, y lo convirtió como uno de los peleadores más comerciales de México.
Mucho se criticó la carrera de Álvarez por la escaza calidad de sus oponente cuando su carrera de prospecto y como campeón mundial juvenil ; mucho se criticó los oponentes añejos o los ex campeones mundiales al borde del retiro que ha enfrentado como campeón mundial. Pero el 20 de abril su oportunidad de oro para confirmarse como un campeón de verdad le llegó con Austin Trout.
¿Ganó justamente la pelea el “Canelo? Bien podemos decir que ganó, si las tarjetas de los jueces tomaron en cuenta el número de golpes de poder por round como elemento más importante (muchos jueces lo hacen y es un recurso legalmente aceptado en el boxeo), pero justamente no podemos decir. A pesar de que Saúl Álvarez castigó con dureza a Trout, a pesar de que lo mandó a la lona de fea forma y a pesar de que utilizó la mejor estrategia que un púgil podía usar frente a “No Doubt”, la manera de ganar, las abultadas tarjetas no hacen justa la victoria de Álvarez.
Reflexionemos un momentos los primeros episodios, en lo que el sentimiento general y el conteo de golpes verifican que Trout utilizó su boxeo destructivo para mantener a raya a Álvarez, quien esperaba tener un hueco y comerse al norteamericano, La pelea media fue claramente de Álvarez, quien después de la caída se lanzó frenético a anestesiar a Austin; sin embargo no logró tirarlo de nuevo y se cansó en el intento. Los rounds finales fueron de domino alternativo y finalizaron con un “Canelo” que ya no tiraba golpes, que salió a “dar bola” o a “boxear” el resultado.
Pero haciendo sumas y restas, las tarjetas pudieron ser 114-113 o incluso 115-113, por lo cerrado de un combate en el que el mexicano no tiro golpes en varios episodios y en los apabulló con muchos de poder en otros. Sin embargo nos parece sospechoso que se hayan marcado tarjetas con 116-111 y mucho más una tarjeta fuera de la realidad con 118-109. Esas dos tarjetas (y más aún la que marcó Stanley Christodoulou, nos confirman los sucios hilos que mueven el boxeo y nos confirman el gran temor de Óscar de la Hoya de que las tarjetas fueran más cerradas o negativas a Álvarez.
¿Pasó la prueba Álvarez? Con justicia debemos decir que sí, se enfrentó a un campeón mundial y pudo meterlo a su boxeo. Saúl Álvarez se graduó. Mas también debemos decir que aunque hubiera fracasado en la estrategia, aunque el contrario hubiera propinado una felpa, seguramente el “Canelo” también hubiera ganado, tan protegido está que hasta parece ridículo que siga necesitando ayuda un noqueador tan duro y tan rápido, el campeón del momento.