Miguel Cotto, un boricua fuera de serie
Hablar de Miguel Cotto, es pensar no sólo en un pugilista de extraordinarias capacidades ya considerado uno de los mejores de todos los tiempos de su país al ganar cuatro campeonatos mundiales en distintas divisiones; sino también, es pensar en un lugar al que los nativos llamaban isla Borinken y que ha dado grandes campeones del mundo, verdaderos ídolos como el gran Wilfredo Gómez, Félix Trinidad, Wilfred Benítez, Carlos Ortiz y Héctor Camacho, entre muchos otros.
Sin embargo un nuevo rostro se alza con fuerza. Un hombre serio, que ha labrado su carrera con disciplina, trabajo y sobre todo con hambre de triunfo, que lo llevado a coronarse campeón del mundo en más de una ocasión y que se ha ganado un lugar privilegiado entre los aficionados.
Después de iniciarse como boxeador en Caguas y destacarse como peleador aficionado, Cotto debutó profesionalmente el 23 de febrero de 2001 en una función celebrada en Austin, Texas, con un triunfo sobre el estadounidense Jason Doucet por nocaut en el primer round.
El isleño destacó rápidamente, pues en los primeros años de carrera siempre se le vio activo y ganando en todas las ocasiones, situación que lo llevó a conquistar su primer título, el internacional WBC en peso superligero contra el mexicano César Bazán el 1 de febrero de 2003 en Las Vegas.
La popularidad de Miguel creció de manera excepcional, y con ella, claro, los rivales que se le iban presentado.
El actual campeón mundial medio WBC es un peleador muy completo, que maneja una gran velocidad, agilidad y fuerte pegada, pero sobre todas estas cosas, ha crecido y madurado en todos los aspectos de su vida (personales y profesionales), y eso lo llevó a “digerir” aquellas dramáticas caídas contra Antonio Margarito, Manny Pacquiao, Floyd Mayweather, Austin Trout, y al fallecimiento de su padre y maestro Miguel Cotto Carrasquillo, quien lo acompañó desde sus inicios en el boxeo.
Renovado, con madurez contundente, más entregado al boxeo y a su familia, Cotto sigue probando el éxito al lado de su entrenador Freddie Roach con quien ha formado una excelente mancuerna dentro y fuera de los encordados.
Recordemos que anteriormente Miguel veía el final de su carrera al cumplir 30 años; sin embargo, y para fortuna de muchos amantes del boxeo, este especialista en ganar por nocaut hoy suma 34 años y aún está en el boxeo brindando actuaciones extraordinarias, con miras a dejar un legado aún mayor, que muy probablemente lo colocan como futuro miembro del Salón de la Fama y claro, como un peleador fuera de serie, orgullosamente puertorriqueño.