Mauricio Sulaiman: Varios inmortales en la historia del peso mosca del WBC
Ahora que tenemos cercano, el próximo sábado, cuando el mexicano Rey Martínez exponga por primera vez la corona mundial mosca, al enfrentar al británico Jay Harris, en Frisco, Texas, hemos estado haciendo remembranzas que nos llevan a la conclusión de que en la historia de esa división, al considerarse sólo la parte correspondiente a los 57 años de existencia del Consejo Mundial de Boxeo (WBC), han tenido presencia algunos de los mejores de todos los tiempos, peleadores con clase extraordinaria en los diversos aspectos que se toman en cuenta para definirlos.
No sabemos si Julio César Martínez, un pugilista que se estrenará ese fin de semana como campeón del mundo, habrá de llegar a convertirse en uno de los mejores, pero, por lo pronto, con lo que le hemos visto en sus dos oportunidades titulares, cuando menos hizo nacer esperanzas entre muchos de nuestros aficionados.
De hecho, él ganó el título la primera la vez, pero el triunfo no pudo hacerse efectivo frente a Charlie Edwards, el 31 de agosto del año pasado, en Greenwich, Inglaterra.
En la segunda batalla titular que sostuvo no dejó ninguna duda, el 20 de diciembre de 2019, en Phoenix, Arizona, EU.
Se coronó al poner fuera de combate al nicaragüense Cristofer Rosales, quien ya había sido campeón del mundo.
Reiteramos, si el noqueador mexicano mantiene batallas como las antes mencionadas, y logra dar forma a una carrera convincente, las comparaciones con otros monarcas reconocidos por el WBC serán inevitables, y desde luego, surgirán aspectos muy interesantes para todos aquellos que gustan de récords, estadísticas y, sobre todo, de recuerdos memorables que han dejado varios grandes que reinaron en dicho peso, a partir de 1963, año en el que nació el organismo, uno de los más importantes del pugilismo mundial, como es el Consejo Mundial de Boxeo.
Para nuestro gusto, por lo menos hay media docena de inmortales en esta historia, y muchos otros, que supuestamente sin contar con la calidad de seis, se distinguieron por una clase fuera de lo normal desde el principio hasta el final de sus respectivas carreras.
Nos estamos refiriendo a boxeadores como el Mexicano Miguel Canto, el Filipino Manny Pacquiao, el Tailandés Pongsaklek Wonjongkam, el Venezolano Betulio González, el Japonés Hiroyuki Ebihara y el Ruso Yuri Arbachakov, que escribieron capítulos inolvidables para la historia de ese peso que, por mucho tiempo, fue considerado como el más pequeño en el que se peleaba profesionalmente.
De estos seis que destaco, no me atrevería a señalar a alguno como sobresaliente, comparado con los otros.
En esas condiciones mencionamos a algunos, pero no necesariamente en orden jerárquico, sino en aquel que vayan apareciendo en nuestra memoria; pugilistas de calidad técnica poco frecuentes, golpeadores tremendos, “fajadores”, capaces de emocionar. Y que establecieron cada uno de ellos una época, y con mucha razón, se les podría señalar como “propia”, y en algunos casos, no muchos, única.
Y por supuesto, no olvidaremos a otros grandes peleadores, que para muchos, pueden compararse con los ya citados e, incluso, superarlos, pues ya sabemos que existen gustos y criterios distintos cuando se trata de hacer comentarios como el que estamos llevando en esta ocasión a nuestros lectores.
Por ejemplo, ¿quién puede olvidarse de guerreros de antología como los mexicanos Jorge Travieso Arce o Efrén El Alacrán Torres?
Ellos brindaron combates que difícilmente serán olvidados, como lo hicieron también el otro héroe Tailandés Chartchai Chionoi, el Filipino Erbito Salavarria, el Japonés Shoji Oguma o el Surcoreano Chan-Hee Park.
Y nadie perdonaría si dejara fuera de estas remembranzas al Nicaragüense Román González, al Tailandés Sot Chitalada y a algunos más de otras partes del mundo.
¿SABÍAS QUE…?
El primer campeón mundial que dio el boxeo Filipino fue el mosca Francisco Guilledo, también conocido en los cuadriláteros como Panchito Villa.
ANÉCDOTA DE HOY
La última vez que se dejó ver en la Ciudad de México, Efrén Torres, recibió un centenario, de manos del ingeniero Carlos Slim, como reconocimiento a su brillante carrera en el boxeo.
Don José, entonces presidente del Consejo Mundial de Boxeo, fue testigo de este hecho, y comentó: “Era todo un espectáculo cada vez que subía al ring”.