LEMIEUX, MÁS CÁSCARA QUE BONIATO

Por Andrés Pasciual

El canadiense David Lemieux no supo ni pudo imponerse a la diferencia de estatura y alcance del vencedor en la estelar “de unificación”del Garden, a fin de cuentas, otro robo de ilusiones del promotaje de hoy, que demora hasta 30 minutos la pelea entre soldados con banderas, himnos y más de medio circo en el ring, si poco lo clownesco, agréguele la comparsa de gente que acompaña a los boxeadores, que tardan media hora desde el camerino al ring ¿Acaso no se dan cuenta que este espectaculo desagradable, creación de Don King para engrandecer un deporte que es deplorable en la actualidad, debe concluir? La ausencia de esta mediocridad en sus programas, es otro aspecto que me inclina por Haymon.

Lemieux noo pega, porque, llegando una vez al rostro de Golovkin (34-0, 31 KO’s), ni cosquillas, pudiera ser que pegue menos que Willie Monroe jr, que es mucho decir, además, de boxeo…

Guennadi Golovkin fue determinado en lo que tenía que hacer, cuando entendió que este peleador no era la mitad de lo que exageraron como oposición ni decente ante el destructor euro-oriental, por eso sigiuó con la guardia medio abierta, de frente casi y dejando el jab abajo, pero, para explotar esos errores hay que ser boxeador, para tumbarlo habia que ser, por lo menos, medio pegador.

Ninguno de las atributos los tiene el de Quebec, yo sigo pensando que Canelo o Coto eran opciones mejores y más peligrosas que este títere que le pusieron a bombo y platillo.

Y la esquina y el propio Lemieux (34-3, 31 KO’s) se quejaron de que el pleito fue detenido prematuramente, tal vez…aunque, por la tranca que le dieron, si quería más, el hombre es un masoquista del ring, comprobado en todo lo que recibió hasta el momento en que decretaron el nocao técnico.

Los que se presenten así, sin poder, sin saber, el ex soviético los castiga, los castiga duro. Solo cronistas de cuneta, que no ponen una y le tiran a la bola cuando pasó sin arriesgar por la ceguera en que los sume el desconocimiento y el oportunismo, hacen apologías cansonas que, porque no las dan a conocer antes, valen menos que un centavo.