LA ÚNICA DERROTA DE “MANTEQUILLA” EN CUBA
La revancha entre Rocky Kalingo y Florentino Fernández, celebrada en La Habana, fue promoteada por el entonces considerado “dúo dinámico del oficio”, Felo Ramírez y Cuco Conde. Para hacer más interesante el programa, que la estelar lo prometía plenamente, trajeron de Pasadena, California, a un peleador “huye sin morder” chino, Ward YEO, para enfrentarlo a Hiram Bacallao; según el cronista Peter Fernández, “la primera vez que alguien de apellido en mandarín boxeaba en Cuba”.
Floro ganó el pleito, pero decepcionó, porque no ofreció un mínimo esencial de defensa. Así continuó hasta su retiro, nunca supo utilizar su mano derecha para otra cosa que aguantar y empujar. Durante el resto del programa pelearon Johnny Sarduy contra el español Pepe Luis Martínez, Piñera contra Luis Regueira y William “el Zapaterito” Roncourt contra Roberto Cordero.
Mantequilla Nápoles (foto con Kid Rapidez en México) cerró su ciclo cubano, con victoria frente al estilista Ángel “Robinson” García, el 3 de junio de 1961, la pelea fue pactada a 10 capítulos y el ahijado, entonces de Benito Fernández, ganó por decisión.
Inauguró su carrera en México el 21 de julio de 1962, ganándole por nocao en dos asaltos, pleito a 10, a Enrique Camarena.
El 22 de agosto de 1959 perdió por decisión en 8 rounds, única vez en Cuba, contra el importado Hilton Smith en la Ciudad Deportiva.
La pelea tiene relativa importancia, porque Manteca perdió su invicto de 7 peleas en el octavo combate que efectuaba y porque, quizás, haya sido la peor del mexicano en toda su historia, tan mala que ambos peleadores fueron abucheados por el Respetable.
Hilton Smith llegó a La Habana en Agosto de 1959 con doble standard, había noqueado a Jorge Núñez y perdido fácil contra Pupy García por decisión. El 22 de ese mes enfrentaría a José A. Nápoles que, en aquella época, algunos cronistas sugerían que era un peleador temperamental; es decir, no tenía una trayectoria pareja en actuaciones, sino en zig zag’s: un día lucía un prospecto fenómeno y otra un bisoño peleador común y corriente. Por supuesto, superó el escollo del estado de ánimo.
La pelea escaseó de todo lo bueno que debe certificar a un pleito como estelar de un programa, desabrida, tan mala que el público, cansado de esperar algo interesante durante los primeros 6 rounds, abucheó a los dos boxeadores todo el 7mo y el 8vo.
La pelea la propusieron como “anillo al dedo” para Mantequilla los cronistas René Molina y Jess Losada, porque el americano era el tipo de peleador que, usualmente, se tiraba sobre el contrario; fácil de dominar según la cátedra, que tuvo en cuenta la forma como manejaba el jab y mucho mejor el uppercut de izquierda el cubano, golpes indicados para detener a quien se expusiera así.
Para Secades, el cubano “se acomplejó por ser Hilton americano y se le olvidó hasta el nombre, por lo que hasta sordo, que no pudo o no quiso escuchar los ayes, los ruegos, las imploraciones de sus partidarios para que tirara un miserable golpe…”.
A lo único que aspira el boxeador que no tire es a que el pleito haya sido arreglado a su favor, no fue el caso, entonces, coincidieron los cronistas, Manteca entabló un round si acaso, en el que le conectó un par de golpes a Smith que, enseguida, abrazó al cubano.
Los tres últimos rounds fueron un desastre por la total escasez de puntería de ambos. Según Losada, el abucheo estuvo plenamente justificado, no hubo un solo momento de calidad, de precisión, de virtuosismo ni de moral que reflejara el interés de ninguno de los dos por lucir como debía quien aspirara a planos de estelaridad en el pugilismo.
En los primeros tres capítulos y en el quinto, el oriental no tiro un solo golpe ni para azorar una mosca que le perturbara. Fue aquella, posiblemente, la peor pelea del mejor de los boxeadores nacidos en Cuba en cualquier época.
En la cartelera, Kike Casanova perdió con el mexicano Javier Garfias por decisión judicial.