La evolución de “Goofy” Montes más allá de una pelea
La pelea de revancha entre Juan José Goofy Montes y Óscar Ibarra dejó muchas enseñanzas para el tapatío, la principal fue mostrar al noqueador implacable boxeando a la distancia a un peleador que lo superaba en pegada, pero era inferior en velocidad; esa pequeña, pero importante modificación en el boxeo de Montes podría ser la clave para una nueva oportunidad mundialista, si la evolución de su fistiana continua.
El pegador que sucumbió ante el “Gusano”
La afición tapatía poco puede negar que extraña al Juan José “Goofy” Montes que llegaba al tinglado pleno de confianza y que adormecía a los rivales con suma facilidad; pero como en gran cantidad de casos en el boxeo profesional, el inicio avasallador de su carrera fue inflado con boxeadores sin nivel de competencia, más allá de calidad que pudiera tener.
Así las cosas, la serie de KO no hicieron más que confirmarla estrella de Montes, quien de natural es carismático (y muy carismático en el caso de las mujeres). Pasó de ser un campeón mundial juvenil a disputar una eliminatoria mundialista que ganó, no de la forma más limpia; con un boxeo parco y predecible, la inminente coronación del tapatío lucía no sólo en su cabeza sino en la de sus seguidores.
Llegó entonces la contienda del 21 de mayo de 2011, sin la mejor forma física el “Goofy” confió demasiado en su pegada y en la debilidad de mandíbula mostrada por Tomás “Gusano” Rojas, entonces campeón CMB supermosca, en otros combates. Sin una estrategia definida, el veracruzano le ganó la alternativa en el cuadrilátero y lo mantuvo lejos de su frágil maxilar; a la altura del 11 asalto, Montes decidió no continuar la pelea.
¿Decepcionó Montes esa noche? Sí, porque su personalidad tan segura de sí misma lució por su ausencia, porque su derecha fulminante chocó de lleno en el aire o en los antebrazos de Rojas, porque en un gesto de honor debió terminar la pelea y porque claramente el trabajo físico antes de una pelea por campeonato mundial, fue deficiente. Aun se habló de una revancha contra el jarocho, pero nunca se realizó en vistas de la inferioridad del boxeo de Juan José.
Con su carrera hacia abajo, una contienda comercial reanimó el panorama boxístico de las pequeñas promotoras de México en 2012. Después de muchos jaloneos, Juan José Montes y Óscar Ibarra iniciarían una nueva carrera por el cinto mundial. La pelea entre ambos parecía poco atractiva por los recientes tropiezos de los peleadores; no obstante, el latente KO estaba a la vuelta de la esquina.
La pelea, celebrada el 25 de febrero de 2012 en el Coliseo Olímpico de la UG, sacó chispas desde el inicio, puesto que mientras Montes atacaba con velocidad y combinaciones, el parsimonioso estilo de Ibarra iba lacerando pián pianito la humanidad de Juan José. Al final, la clave de la noche le llegó al tapatío cuando sus heridas en ambos ojos eran escandalosas: pelear a la distancia, jugar al boxeador defensivo que nunca había sido. Llegó la victoria.
El peleador que bailó al “Ceviche”
Con apenas siete meses de distancia y con muchas dudas después de la pelea con Víctor Zaleta, Juan José Montes afrontó de nuevo al “Ceviche” Ibarra, esta vez en Guanajuato, con la expectativa de que nuevo se despedazarían sobre el ring. Esa noche del 22 de septiembre del mismo 2012 la historia no sería la misma.
Montes se cansó de ser otro, dejó atrás al fighter implacable y se convirtió en el boxeador elusivo que había terminado la pelea anterior; sin embargo, el “Goofy” no dejó espacio a las dudas y anuló completamente a Ibarra, quien se vio por espacios de la pelea desesperado por poder tener un intercambio ante su oponente.
Este boxeador, el nuevo Montes, agradó por la victoria pero no por el estilo; muchos criticaron el haber dejado al noqueador comercial en el baúl. Sin embargo ese estilo tan dispar con la personalidad de Juan José sea, paradójicamente, el estilo que este boxeador necesita para montarse en el campeonato del mundo.
Debemos resaltar, sin embargo, que la condición física sigue siendo un pendiente para Montes y que si ha iniciado una renovación de sí mismo, sería ideal ver un “Goofy” a tope, que no deje detalles al azar.
Este 13 de abril, cuando seguramente los reflectores estén en otras arenas, Juan José Montes tendrá una nueva prueba de su renacimiento, enfrentará a otro pegador implacable como Julio César Miranda, quien después de treparse al título del mundo ha ido cayendo poco a poco. Pero cuidado, el “Pingo” siempre es un oponente peligroso por lo atrabancado de su boxeo y porque cuando ve herido a su rival puede sacar energía extra y terminar una contienda.
Si Montes sigue evolucionando, lo veremos en gran forma y ganando con maestría una pelea que parece irrelevante, pero que puede marcar el inicio de un nuevo ciclo. La clave la tiene el tapatío, ¿podrá cambiar esta onza?