LA CAPACIDAD BOXÍSTICA SUPERLATIVA DE GUILLERMO RIGONDEAUX

Por Andrés Pascual

Independientemente de que pueda o no gustarle a cierto tipo de fanático el estilo del cubano Rigondeaux, nadie puede dudar de su capacidad técnica superlativa, de la tranquilidad como gana sus peleas, con lo que hasta hace poco no estuve de acuerdo. Hay quienes piensan que no se arriesga y yo pregunto ¿POR QUÉ SI PUEDES RIDICULIZAR A UN CONTRARIO Y GOLPEARLO Y SOMETERLO CON VELOCIDAD, VAS A ARRIESGARTE AL CASTIGO ENEMIGO?

El axioma expresa: “si corre mucho, atrápalo”, pero el problema es que la mayoría de los boxeadores de hoy no caminan el ring con técnica suficiente ni se mueven con la velocidad obligatoria para detener al doble campeón supergallo; además, en el intento se puede recibir el golpe mortal o los impactos que lastimen y decidan en contra del que ose.

Las victorias del antillano son como la carrera de 100 metros lisos de la actualidad, donde un corredor, Bolt, somete muerto de risa a 7 bólidos sin la mínima posibilidad de superarlo. La diferencia con el de Cuba estriba en que nadie pierde contra el jamaicano, pero tampoco reflejan la derrota en “huye mucho”.

Si el campeón supergallo huye, trate de cortarle el paso, de arrinconarlo y demolerlo, o cállese la boca y acepte la inferioridad atlética con la decencia y la caballerosidad que semejante situación exije, costumbre desaparecida del pugilismo y yo diría que de la sociedad de hoy, donde los perdedores son malos boxeando y peores porque no respetan la clase profesional contraria, entonces ofenden.

Dos programas de fin de año en Japón con 5 peleas titulares, en Osaka, el cubano Guillermo Rigondeaux (15-0, 10 KO’s) ganó contra el local Hisashi Amagasa (28-5-1, 19 KO’s) POR NOCAO TÉCNICO CUANDO EL NIPÓN NO PUDO SALIR A PELEAR EL 11no, PORQUE NO VEÍA POR SU OJO DERECHO DE TANTO CASTIGO RECIBIDO.

Rigondeaux iba delante en las tarjetas, quizás 117-111, cuando recibió un buen derechazo que lo hizo recular en el 6to, entonces cayó dos veces en el 7mo, por una derecha limpia a la cara y por un one-two, el zurdo se paró lastimado, al modo mío de verlo, lo salvó la campana, pero eso no lo amilanó y salió igual de táctico al 8vo, en el 9no el japonés le dio otra buena derecha pero sin consecuencias, al 11no no le permitieron salir al samurai por lo inflamado del pómulo derecho y de los parpados, que le impedía la visión desde cualquier ángulo.

Esos knockdown que recibió el cubano son efectos del deporte, ni una ni 5 caídas disminuyen a un boxeador si gana, sobre todo, después de sobreponerse a la brutal estatura y alcance del perdedor, que ha noqueado a 19 y es fuerte.

En contra del nipón, que utilizó mal el jab, no supo cómo emplearlo para mantener a distancia al cubano y se limitaba a cubrirse la cara defensivamente aun sin intercambios, los golpes de derecha por arriba de la zurda del criollo no fueron lo suficientes para convencer, sin embargo, recibió castigo y siguió de pie, en una pelea que sorprendió porque, como sucede cuando los boxeadores no boxean aquí, son considerados “don nadie” y les cuestionan el palmarés si un oponente no los noquea rápido, señales del “mejor fanático” del peor tiempo.

Guillermo Rigondeaux disertó y se fajó contra un rival que lo enredó desde un claro estilo indefinido, que se mantuvo en plano de fajador-riposta y eso confunde a veces, porque no solo era 7 pulgadas más alto, sino también resistente al castigo y que pega con poder.

Hoy deben estar frotándose las manos varios apoderados que vieron “errores” que sus pupilos quizás puedan explotar para derrotar al cubano, son los espejismo de siempre, por ejemplo, del mediocre Robert García, pero eso es positivo, a ver si se lanzan, pa’que vean lo que es bueno.

La pelea fue por las fajas OMB Y AMB en poder del antillano.