HOPKINS ¿HASTA DÓNDE LLEGARÁ ESTE HOMBRE?

Por Andrés pascual

Hace 9 años y 16 peleas que Bernard Hopkins no noquea, anoche ganó por decisión mayoritaria, porque un juez, Gustavo Padilla, vio el pleito, dominado de arriba a abajo por el ganador, con ojos bizcos hacia atrás; entonces votó 114-113 EN CONTRA… cuando se producen estas votaciones sospechosas, casi enfermas, que no pueden cuestionarse porque no se explica si el tipo odia a Hopkins, siente simpatía extrema por el perdedor o, simplemente, es retrasado mental, deberían llevar a quienes lo seleccionaron ante un Gran Jurado y meterle 100 años a cada uno, al pecador darle un tiro por la cabeza, porque ni es posible ni aceptable que continúe esta situación en el boxeo.

A los 49 años, el Verdugo sigue moviéndose en Fistiana con la propiedad de quien reconoce lo que vale y significa, con total entendimiento de que hace la más extraordinaria historia jamás vista en este deporte, porque, a su edad, ese jueguito de unificar fajas no es concebible para un hombre cuerdo.

Pero, si sucede, debe ser porque Hopkins es especial, un tipo de peleador único, del que nadie ha podido conocer nunca si le habla en alta voz a su esposa o no y ahí radica parte de su éxito, en la disciplina personal que asumió para el boxeo, para la propia vida y su entorno familiar.

Dicen que Beibut Shumenov, superado ante 6,823 espectadores por el fenómeno negro que hizo 20 DEFENSAS TITULARES en peso mediano, tenía cinco años en 1988, cuando el extraordinario atleta se hizo profesional.

Anoche el DC ARMORY formó parte de la leyenda del ingotable peleador, allí le ganó apabulladoramente a su contrario, al que tiró en el onceno.

¿Hasta dónde y hasta cuándo? Hasta que se ponga viejo y decida irse por sus propios pies, porque, al modo mío de verlo, a este individuo no lo va a retirar nadie, sino que se irá cuando él lo decida.

El ganador retuvo su faja y ganó otra, es el récorman de los abuelos en los anales del boxeo, la máxima representación de que los viejos pueden hacer cosas grandes en la vida… siempre que sean como él.